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Empleo, tranvía, seguridad ciudadana, soterramiento del tren, limpieza, tráfico... Los políticos locales han hecho los deberes y tienen una opinión, e incluso proyectos y cifras sobre el papel, en torno a estas materias. Pero entre tanta tarea se les ha quedado una doble asignatura pendiente: ... su estilo y su comunicación. «Tienen poco control de los códigos de la imagen, atienden más al contenido del mensaje», escudriña Inma Espizua, al frente de la asesoría Abasedestilo en Vitoria. La experta pasa revista a los candidatos a la Alcaldía y les recuerda que «somos más corazón que cerebro» y que la información llega a los votantes «primero por la vista».
Blazer en tonos oscuros, blusa o camiseta blanca, vaquero y zapato de salón o botines. La candidata del PP apenas se sale de este guión estilístico y, aunque resulta «coherente» con el mensaje del partido, «peca de vestir de uniforme y llevarlo prácticamente igual a todas partes», reflexiona Espizua. En sus intervenciones, agrega, «se ve que tiene experiencia y domina la comunicación». Pero Leticia Comerón, que luce «un corte de pelo definido» y opta por el maquillaje «discreto», a veces se coloca «a la defensiva» en el diálogo.
Los accesorios son el punto débil de la aspirante de EH Bildu. «Hace un uso excesivo y eso puede provocar que el mensaje se desvirtúe porque el votante se detiene en ellos en lugar de en lo que está diciendo», resume la experta de Abasedestilo. Su imagen, aunque ha «cambiado» en los últimos años, resulta aún «poco definida». Más allá de su ropa, Miren Larrion transmite «firmeza» cuando habla y, al mismo tiempo, «serenidad» y una especial habilidad para «llevar el debate hacia donde ella quiere, no entra en las provocaciones».
Si hay un candidato que ha evolucionado en estos cuatro años es, a ojos de Espizua, Gorka Urtaran. Eso sí, su estilo se presenta aún «muy, muy clásico y actualizarlo un poco no le vendría mal». Por ejemplo, apunta, a través de la montura de las gafas o el corte de pelo. El actual alcalde opta por «trajes de corte clásico con patrones anchos» y, a la hora de comunicarse, se le ve «suelto, más seguro y decidido» que antes de coger la makila. A pesar de ello, «le falta empatía a la hora de transmitir el mensaje», valora.
El vestuario de la socialista, una de las que se estrenan en la lucha por la Alcaldía, se caracteriza por ser «poco definido», un 'mal' extendido entre los candidatos. «Se nota que se pone lo que le gusta pero su imagen está poco adaptada al mensaje e ideas del partido que defiende», retrata la experta en imagen y comunicación. En los debates, como el organizado hace unos días por EL CORREO, Maider Etxebarria sugiere «poca seguridad, miedo a decir algo poco pertinente», al desviar la mirada hacia los papeles. «Se intuye falta de experiencia», opina Espizua.
«Casual e informal, poco estudiado». Así define Espizua el estilo del candidato de Elkarrekin Podemos frente a la imagen «más medida» que ofrece el líder de su partido, Pablo Iglesias, quien huye habitualmente de la corbata. Fernando López Castillo, sin embargo, muestra «poca intención» al vestirse y escasea también «la firmeza» en su discurso. «Anda entre la calma y el 'aquí no pasa nada'», expone la responsable de Abasedestilo.
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