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¿Alguna vez te has visto metiendo tripa o sacando pecho, estirando el cuello y arqueando la espalda antes de hacer una foto? Posturas casi imposibles con las que intentamos parecer de lo más normales, pero la realidad es que acaban siendo de ... todo menos naturales. Un esfuerzo casi inhumano para que después acabemos de nuevo con los hombros, cuello, espalda y abdomen relajados y siendo testigos de como 'todo vuelve a su sitio'. Y no pasa nada, porque ni somos perfectas ni falta que hace.
Este es justamente el tema que la modelo y periodista estadounidense Danae Mercer, de 33 años, trata en cada una de sus publicaciones de Instagram, donde muestra a sus ya más de millón y medio de seguidores que cualquiera puede mostrar un cuerpo que en realidad no tiene. Una mentira que se construye a base de unos sencillos trucos en los que, además de la postura, toman partido la luz, los retoques y alguna que otra técnica oculta.
Trucos con los que la modelo es capaz de hacer desaparecer como por arte de magia la celulitis, las estrías, los michelines y, en definitiva, un cuerpo real. Todo para dar paso a cuerpos perfectos y ficticios, algo a lo que se opone Danae Mercer, ya que la modelo es seguidora del movimiento #bodypositive y defiende que no es necesario recurrir a estos trucos para poder sentirse bien con uno mismo. De hecho, la periodista se muestra en las fotos tal y como es, sin retoques o filtros, para demostrar que cada cuerpo es bello con aquellas singularidades que le hacen único.
En las publicaciones, Danae muestra cómo con una simple pose o un juego de luces son capaces de ocultar un vientre hinchado o la flacidez. Una evidencia más de que no hay que creerse toda la perfección que a menudo se ve en las redes sociales.
Pero en su cuenta de Instagram, también cuenta su experiencia personal tras superar sus desórdenes alimenticios, consejos para aceptar los cuerpos perfectamente imperfectos y cómo mejorar con ello la salud por encima de cualquier imposición estética.
«Las personas muestran sus mejores ángulos, sus momentos más felices y aquellas partes de las que están orgullosos. Pero eso no es humano. Las personas tienen vulnerabilidades, miedos, esperanzas, fragilidades, celulitis y mentes que pasan tanto días buenos como malos. Todos pasamos por ello. Eso sí es humano», recalca la modelo y periodista.
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