m.c.
Sábado, 20 de junio 2020, 10:53
Aunque es romana de nacimiento, Mila Serena di Lapigio se considera una ciudadana del mundo. Ha viajado por todos los continentes y explorado todas las latitudes, lo que le ha permitido tener una visión general y cosmopolita de la inabarcable riqueza que esconde cada ... rincón del planeta. Todo este bagaje cultural que ha ido alimentando durante años, lo ha sintetizado en Folkloore, su proyecto más personal. En él, su única misión es dar valor a la artesanía local de los lugares más recónditos del mapa y hacer accesibles a la población los pequeños tesoros que va encontrando a su paso. Su exquisita selección cuenta con prendas y accesorios que no tienen ni firmas ni etiquetas, pero que llevan intrínsecas la belleza que solo tienen las piezas únicas e irrepetibles.
Publicidad
Para entender su llegada al mundo empresarial, hemos de remontarnos a la etapa en la que Mila vivió en Londres, donde exploró y estudió diferentes áreas como la moda o la fotografía. Más tarde, tuvo la oportunidad de volver a su país natal para trabajar en la prestigiosa cabecera Vogue Italia durante 3 años, algo que le dio la oportunidad de agudizar su olfato innato para la moda. Cuando nació la edición web, Vogue.it, se dio cuenta de que sus motivaciones profesionales se orientaban más a la edición de imágenes y al mundo digital que a las propias editoriales, por lo que tuvo claro que su futuro se enfocaría al comercio electrónico. Después de trabajar en YOOX durante otros tres años, tuvo las herramientas necesarias para, por fin, dar el salto a su aventura en solitario en 2015.
Movida por la curiosidad que siempre le despertaron los huipiles mexicanos, los saris indios o los bolsos hechos a mano que se encontraba en los armarios de su madre y su abuela, creó Folkloore, con el fin de reunir y poner a la venta tesoros artesanales que tuvieran algo que contar. Paso a paso, país tras país, exploró todos los rincones del planeta, seleccionando prendas y accesorios que tuvieran un alma vibrante, rica en historia y tradición. Artículos con un encanto exótico como chaquetas bereberes de terciopelo de seda bordado, bolsos colombianos tejidos por pueblos indígenas Wayuu, cinturones argentinos de polo, zapatillas con kilims turcos, jerséis islandeses con tejido Lopapeysa o árabes con bordados simbólicos… Todo gracias a una intrincada red de artesanos y conocedores de las técnicas tradicionales que ha ido conociendo alrededor del mundo, desde Marruecos hasta Escocia, desde Indonesia hasta Ghana, pasando por Kenia, Mongolia, Portugal y, como no, España.
De nuestro país le enamoraron nuestras costumbres, unos paisajes «que conmueven el alma» y una amplia oferta gastronómica en la que destaca la cultura del pintxo y la tapa. «En España, ¡la vida misma es una fiesta y todos están invitados!», exclama desde su página web. En su búsqueda, de todos los tesoros que podemos rescatar a lo largo y ancho de nuestro territorio, lo que más le llamó la atención fueron las alpargatas tradicionales del País Vasco y Cataluña que no dudó en incorporar a su selecta gama de productos. «Originalmente fueron utilizadas por campesinos, pero en el siglo XX fueron popularizadas por muchas figuras culturales como Picasso o Dalí», explica. También conocidas como espardeñas o espardilles, han dejado atrás sus orígenes más populares para convertirse en calzado de culto cada verano, hasta tal punto que firmas internacionales como Chanel las incluyen en sus colecciones desde hace una década. Altuzarra, por ejemplo, hizo honor a sus orígenes vascos transformando la tradicional alpargata de cintas en un sofisticado modelo con tacón para su colección primavera-verano 2016, presentada en la New York Fashion Week.
Su poder de influencia va mucho más allá de la moda y recupera un legado histórico que ha conseguido traspasar fronteras. Aparte de nuestros más reconocidos artistas, estrellas de la edad dorada de Hollywood como Audrey Hepburn, Grace Kelly, Rita Hayworth o Lauren Bacall (quien, por cierto, ayudó a popularizar este calzado gracias a la película Cayo Largo), fueron fieles a la elegancia relajada del esparto. Ahora, sus seguidoras son embajadoras del chic parisino como Jeanne Damas, Camille Charrière, Caroline de Maigret o Innès de la Fressange aunque, en realidad, no hay chica de moda de cualquier parte del mundo que no atesore, al menos, un par en su vestidor.
Publicidad
Aunque son muchas las firmas españolas que se han lanzado a hacer de la alpargata un icono, como puede ser en caso de Castañer, Mila Serena di Lapigio ha prescindido de etiquetas y ha encontrado un pequeño taller artesano en Aragón capaz de hacer realidad su sueño, tal y como nos han confirmado desde la propia firma. «La idea de apoyar a los artesanos o a las pequeñas asociaciones que los protegen me da la vida todos los días», aseguraba la italiana en una entrevista. Los diseños que desde allí le confeccionan con técnicas de toda la vida son fieles a la horma tradicional, con suela de yute y lona blanca. Las cintas en zig-zag que recorren el empeine y se enlazan al tobillo son la única variante del modelo primigenio, ya que son de terciopelo para darle un toque más actual. Actualmente, hay existencias en tres colores, fucsia, azul celeste y beige, y tienen un precio de 110 euros. Por lo que podemos comprobar, es una de las piezas que mejor acogida ha tenido, ya que ha tenido que ser repuesta por falta de stock. Y es que son piezas únicas, limitadas, que se hacen a mano y bajo petición, con el esfuerzo y dedicación de personas anónimas que bien merecen ser reconocidas.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.