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Retrocedemos en el tiempo para situarnos en la década de los 90, aquellos maravillosos años que revolucionaron la moda y en los que surgieron 'top models' como Claudia Schiffer, Cindy Crawford o Nieves Álvarez. Época también en la que Mandi García, una jovencísima ... bilbaína, diseñaba para una firma asentada en Bilbao, hasta que, en septiembre del 1995, fundó junto a su pareja, Javier Angulo, Bató Petó, una marca para mujer que poco tenía que ver con la moda que se veía entonces. «Desde los inicios, las prendas cuentan con toques del norte. Colores sobrios como el camel, el marino y el granate predominan en nuestros diseños. Además, siempre hacemos pequeños guiños a la villa, ciudad en la que nació la firma. Las prendas, por ejemplo, se tiñen a menudo del 'azul Bilbao'», explica. Aquellos años en los que se apreciaba una tendencia hacia el estilo minimalista, la marca apostaba por una ropa que se salía de la norma por sus estampados: 'animal print', rayas, topos… Unos rasgos distintivos que entusiasmaron a las mujeres de Euskadi y de otros puntos de nuestro país, y que ha permitido que el legado de Mandi perdure 25 años después.
La capacidad de adaptación de la firma al momento actual ha permitido que el sueño de Mandi se haya mantenido en pie a lo largo del tiempo. «La industria ha cambiado totalmente. Antes, con que la ropa fuera bonita era suficiente, se vendía casi todo; ahora, sin embargo, tienes que hacer algo totalmente distinto, que tenga un valor añadido», reconoce. Y es que la marca lleva más de dos décadas cuidando los detalles de cada prenda. La ropa se fabrica en pequeños talleres familiares de Portugal, Italia y China que trabajan de forma sostenible. «Es muy difícil encontrar fábricas textiles en España, la mayoría están en el extrajero. Realizamos una búsqueda exhaustiva para dar con las personas que elaboran nuestros productos y visitamos las instalaciones para ver cómo los hacen», cuenta. Pero la ropa se termina en el taller que posee la firma en el municipio vizcaíno de Trápaga. Dos trabajadoras añaden a mano abalorios a las camisetas, chaquetas y jerséis de punto: apliques con la baldosa de Bilbao, flecos, piedritas de colores...
Las dos colecciones que lanzan cada año comienzan a idearse 12 meses antes. A cada línea le precede una 'tormenta de ideas' en la que se tienen en cuenta las tendencias actuales y las prendas que más han gustado a las clienta en anteriores temporadas. «En ocasiones, hasta viajamos a la otra punta del mundo para ver lo que se lleva allí», reconoce. Y con todo aquello que ha inspirado al equipo, desde tejidos hasta 'prints', Patricia, la diseñadora de la firma, comienza a dibujar en su tablet los más de 100 diseños que conforman cada propuesta. «Después les doy color con unos alegres estampados, algunos de elaboración propia. Las rayas o los puntos se repiten todas las temporadas», explica la creativa.
En uno de los rincones del estudio, se han adherido a la pared las imágenes de la colección que se ofrecerá en las tiendas la próxima primavera. «Ya está totalmente finalizada, llevamos un ritmo de locos», reconocen. Y en una de las habitaciones contiguas, se encuentra el 'showroom', un acogedor espacio en el que se exponen las muestras de las colecciones del año que viene. «Ahí nos reunimos con los propietarios de tiendas multimarca en las que vendemos nuestras prendas. Las ven, las tocan y luego deciden qué comprar», explica Mandi. Además, reconoce que su relación con estos comerciantes es muy estrecha: «Al fin y al cabo, son muchos años».
Además, las instalaciones se han convertido en un pequeño museo. Las imágenes de las campañas colgadas de las paredes hacen un recorrido por sus 25 años de historia. En las más antiguas, se aprecia a una jovencísima Blanca Romero posando con varios diseños de la marca bilbaína. «Se parece muchísimo a su hija, ¿verdad?», pregunta Mandi. En otras fotografías más recientes, las propias hijas de Mamen, María e Inés, demuestran que tienen madera de modelo. «Desde mis pequeñas hasta mujeres que vemos a diario por la calle son las que protagonizan nuestras sesiones de fotos, porque vestimos a mujeres reales», reconoce.
En este cuarto de siglo en la industria de la moda, Mamen reconoce que la firma ha superado, nada más y nada menos, que cuatro crisis. «Y aquí seguimos», esboza con orgullo. Aunque es consciente que esta última, a raíz del coronavirus, «ha sido diferente». «Todo se ha parado» y, sin embargo, han sabido reinventarse. Cuando la pandemia se estableció en nuestras vidas, a mediados de marzo, comenzaron a producir más de 14.000 mascarillas higiénicas con los tejidos que tenían en el taller para donarlas a residencias y hospitales de Bizkaia. «Había un gran desabastecimiento de este complemento protector y para nosotros era una gran satisfacción poder aportar nuestro granito de arena», confiesa. Cuando las tiendas pudieron reabrir sus puertas a principios de mayo, también enviaron lotes de mascarillas a los establecimientos en los que venden sus prendas para que los trabajadores se protegieran y las comenzaron a regalar a sus clientes con sus compras.
Pero debido al crecimiento exponencial de la demanda de este accesorio muy necesario en momentos de pandemia, decidieron comercializarlas. «Ahora mismo vendemos lotes de mascarillas higiénicas elaboradas en algodón 100% que duran 25 lavados. Además, ofrecemos otros modelos con filtro y doble tela. Eso sí, ambas tienen una amplia variedad de estampados», reconoce Mandi. Y de hecho, también se han lanzado a la personalización de mascarillas para bodas y empresas. «Nos las pueden pedir a través de las redes sociales o a través de nuestro correo electrónico: ventasonline@bmbbatopeto.es. Ya nos han encargado hasta 3.000 unidades desde Australia», cuenta.
Las camisas y las americanas, que comenzaron a vender hace 25 años, o las prendas de punto, un clásico, triunfan tanto en Euskadi como en otros puntos de nuestro país. «Nuestra ropa está a la venta en 150 tiendas multimarca en España», detalla. Curiosamente, una de las ciudades en las que más se compran estos diseños es Valladolid. «El estilo gusta mucho. También hemos aumentado nuestra presencia en comunidades autónomas como Galicia o Andalucía», asegura. Y una vez conquistado nuestro país con sus prendas con «toques del norte», mira al futuro con ganas de dar el salto internacional. «Cuando todo vuelva a la normalidad, nos gustaría implantar la firma en Francia», afirma. Y es que no hay secretos para mantener un legado en el mundo de la moda tantos años, «hay que trabajar con dedicación cada día y aprender de los errores». Mandi, por su parte, solo espera poder estar al frente de Bató Petó, la firma que fundó hace ya un cuarto de siglo en Bilbao, «unos 14 años más».
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