Sharon Stone se despertó de una operación para extirpar unos tumores benignos con una sorpresa mayúscula. Sus pechos habían crecido. Poco después comprobó que no eran imaginaciones suyas sino que, en efecto, el cirujano había aumentado sus senos porque, en su opinión, así pegaban más ... con el tamaño de sus caderas. Ocurrió en 2001.
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«Cuando me quitaron la venda, descubrí que tenía unos pechos más grandes que antes», revela ahora al periódico 'The Times'. «Había cambiado mi cuerpo sin mi conocimiento ni mi consentimiento», detalla. El facultativo dio por hecho que la protagonista de 'Instituto Básico' se vería mejor con unos pechos «más grandes y mejores» por lo que le colocó unos implantes.
Ese mismo año, la actriz luchó para recuperarse de un derrame cerebral y ha contado una enternecedora historia. Mientras estaba ingresada en el hospital, sintió la visita de una de las personas que más quería. «Una noche me desperté con mi abuela Lela de pie a los pies de mi cama. Sé que suena razonable, pero es que mi abuela llevaba 30 años muerta», ha desvelado.
«Su aspecto era precioso. Olía muy bien: siempre llevaba un perfume de Guerlain, Shalimar. Estaba de punta en blanco, con su traje y su sombrero favoritos. Me dijo: No sabemos realmente lo que te pasa, estamos trabajando en ello. Pero hagas lo que hagas, no muevas el cuello».
Después, se fue. «Cogí el oso de peluche que me había traído mi padre, me puse a un lado de la cama, me puse el oso al lado del cuello y no me moví. No importaba nada más, sabía que no debía moverme», ha relatado.
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