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s probable que más de un lector recuerde aquellos focos que iluminaban la escena y le transportaban a mundos desconocidos. Si ha pasado por un colegio de Vitoria, ya sea como alumno o profesor en los últimos 30 años, es casi imposible que no haya estado sentado en una de esas butacas con la mirada fija en el escenario. Ese día en el que tocaba salir de clase para ver una obra de teatro, esa excursión al Beñat Etxepare (Centro Cívico Iparralde) para después volver al aula e intercambiar impresiones sobre el montaje, los intérpretes, la puesta en escena. Para muchos, la experiencia quedó grabada para siempre como el primer contacto con la comedia o el drama. Y en el escenario, entre bambalinas, estaba, está, Teatro Paraíso, nada menos que tres décadas sorprendiendo a los más pequeños.
Alrededor de 300.000 alumnos han sido espectadores de lujo de un ciclo que cuenta con el apoyo de la red municipal de teatros y de EL CORREO, que otorga el premio a la mejor crítica. «Nosotros nos hemos sentido acogidos y arropados. Sentimos que Vitoria es nuestra casa y los niños y las niñas de la ciudad nuestros compañeros de viaje», cuentan Pilar López, Tomás Fernández y Rosa Ángela García, miembros fundadores. El dichoso «relevo», ese tan escurridizo en otras disciplinas y asociaciones, aquí está asegurado para seguir abriendo la boca de asombro a cursos y cursos de escolares. «Este es un proyecto de ciudad», aseguran los impulsores acerca de una joya más que pulida y un ejemplo único en cuanto a colaboración público-privada. Y es que ese programa se ha mantenido independientemente del signo político que gobernara en el Ayuntamiento de la capital alavesa. «Hay muchas personitas que han pasado por el programa Etxepare». La huella es palpable, claro. «También actores, actrices y técnicos».
La compañía, que nació hace 45 años en el barrio de Abetxuko, cuenta con el mayor reconocimiento que existe en España, nada menos que con el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Pequeña Juventud (2012), y con varios FETEN. También ha llevado su arte por medio mundo: del festival Segnali de Milán (Italia) con 'Pulgarcito' al certamen Huy (Bélgica) o al Niños (Bucarest ). Más de 10.000 funciones en escenarios en cerca de una treintena de países. Lo hace teniendo en cuenta la necesidad de fomentar la capacidad crítica y la afición por el teatro. Una labor tan titánica como admirable.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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