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Unai Izquierdo
Domingo, 28 de septiembre 2014, 01:44
El pederasta de Ciudad Lineal mantuvo en alerta a los padres del barrio madrileño al completo durante meses. Con esfuerzo, los cuerpos de seguridad se afanaban en intentar estrechar el cerco sobre el delincuente más buscado, Antonio Ángel Ortiz. Para dibujar el retrato del delincuente, ... al que la Policía atribuye cinco delitos sexuales consumados a menores, el psiquiatra José Guimón establece algunas referencias: "Los pederastas son una variedad de los psicópatas. Son enfermos que tienen dificultad de control de los impulsos, de las perversiones sexuales. Tienen dificultad para refrenar esos impulsos intensos y los tienen que cumplir", ha explicado a ELCORREO.COM.
"Es gente con falta de empatía, son fríos y no se arrepienten de nada. Engañan y son mentirosos", prosigue el catedrático de Psiquiatría de la UPV. Quizá esto explique el comportamiento del presunto pederasta arrestado en Santander. Afirma estar "muy tranquilo" y pregunta a la Policía "qué hace detenido"; se muestra poco colaborador y con una actitud chulesca. De momento, come y duerme indolente en el calabozo.
Antonio Ángel consiguió en 2006 el tercer grado por buena conducta tras pasar siete años en prisión por agredir sexualmente a una niña de 6, y estaba a punto de cumplir las tres cuartas partes de su condena. La Audiencia de Madrid le concedió esta gracia porque consideró que había un cambio en su autocontrol. Todo en contra del criterio de Prisiones y del juez de Vigilancia Penitenciaria, que no creían que estuviera reinsertado.
Los pederastas tienen una personalidad antisocial con tendencia a delinquir, apunta Guimón. Así se explicaría la suma de antecedentes de otra naturaleza que acumula: secuestro, robos con violencia, robo con fuerza y delitos de violencia de género. La tendencia a incurrir de nuevo en sus crímenes complica aún más la dificultad de una solución para rehabilitarles: "No hay tratamiento para ellos y es difícil de solucionar el problema. La psicoterapia no vale y no se les puede meter en la cárcel toda la vida como medida preventiva. Una vez cumplida la pena, vuelven a reincidir". La tan debatida castración química tampoco es una solución efectiva para Guimón. "Su eficacia no está probada y su puesta en práctica debe ser voluntaria por parte del preso".
El criminal de Ciudad Lineal es un pederasta en serie que planifica, estudia y repite esta conducta. El catedrático de la UPV advierte que el caso debe ser tratado con extrema precaución para que no provoque síntomas de psicosis en la población: "Puede crear un problema social hacia los niños: esa naturalidad que debe haber entre niños y adultos que permite las caricias o las bromas y que son necesarias para que los niños se sientan queridos y se eduquen, se pone en duda y crea terror".
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