Macroclase de zumba.

¿Por qué gusta tanto el zumba?

Este baile tipo fitness ha llegado pisando fuerte a los gimnasios. Al ritmo de Daddy Yankee o Enrique Iglesias, personas de todas las edades disfrutan, descargan adrenalina y además, hacen ejercicio

Miriam Cos

Jueves, 15 de mayo 2014, 02:17

Un sinfín de personas se mueven al son de la música a todo volumen mientras sonríen y gritan con ritmo. Son de todas las edades, la mayoría mujeres, aunque de vez en cuando se puede observar algún cuerpo masculino dándolo todo con temas de Enrique ... Iglesias o Daddy Yankee. Esto podría ser la perfecta descripción de una tarde-noche de fiesta en una discoteca, pero no es así, en realidad es una clase de zumba, un baile tipo fitness que ha calado hondo en los gimnasios de toda España, y Bilbao no quería ser menos. Centros como el Club Metropolitan, Twenty Fit, Curves o Power Fitness se han apuntado a la moda de cambiar el aeróbic por esta disciplina.

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Joana Olaortua conoce muy bien la aceptación de este deporte de tan rabiosa actualidad. Lleva varios años trabajando como monitora de diversas clases deportivas, entre ellas aeróbic, pero desde hace unos meses ha tenido que aprenderse los bailes más punteros para dar zumba, y es que hasta en los gimnasios vale el típico dicho de 'renovarse o morir'. "Son sesiones animadas, sencillas, básicas y que además hacen sudar", explica la monitora, que trabaja cada día en uno de los centros Metropolitan de Bilbao. Y aunque dentro de los círculos masculinos este tipo de fitness está infravalorado, Joana lo desmiente. "Con esta disciplina se trabaja bastante. En comparación con el aeróbic tradicional, que es más progresivo, las clases de zumba son más intensas, con más picos". Además, el movimiento del cuerpo es completo. Ya sean las caderas, las piernas, los brazos o la cabeza, la disciplina lo incluye todo.

Y no solo en sudar consiste la cosa. La diversión y la descarga de adrenalina son otros dos de los puntos fuertes del zumba. "Hace más de un año que empecé a practicarlo en mi gimnasio y cada vez estoy más enganchada. Es una manera muy divertida de hacer deporte", explica María Martínez, asidua a estas clases. "Me gusta mucho bailar, y pese a que la música no es la que más me agrada, disfruto mucho con las coreografías", explica.

Aunque estos bailes se realicen al son del famoso 'reggaeton', que a muchos no gusta, sus ritmos y temas son perfectos a la hora de hacer coreografías, sobre todo cuando se trata de mover todo el cuerpo. Además, está dispuesto para que lo puedan realizar personas de todas las edades, ya que cada uno controla la potencia del ejercicio mientras baila. "Yo tengo una lesión en la rodilla y hay muchos entrenamientos de alto gasto calórico, como correr o la bicicleta, que no puedo hacer. En zumba modulo la intensidad, de manera que hago el mismo ejercicio sin lastimar la articulación", comenta María.

Por otro lado, muchas personas se niegan a acudir a estas clases por timidez, sobre todo dentro de los círculos masculinos. "Nadie va a las clases para ser profesional, si no a hacer deporte, por lo que no hay vergüenza que valga. Da igual que bailes mejor o peor, de lo que se trata es de moverse y pasarlo bien", sentencia María. Y tiene bastante razón. Observar a través del cristal una de estas clases es un gusto para la vista. Las sonrisas mezcladas con el desenfreno provocan ganas de lanzarse a la aventura del zumba, con la que incluso se puede llegar a acudir a reuniones nacionales y fiestas dedicadas a la disciplina. Aunque nunca se sabe. Puede que dentro de unos meses lleguen otras clases para desbancar los bailes y movimientos de caderas ya conocidos por todos.

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