Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Itsaso Álvarez
Martes, 11 de noviembre 2014, 00:54
Espelette (en euskera Ezpeleta) es una localidad y comuna francesa situada en el departamento de Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania y en el territorio histórico vascofrancés de Labort (Lapurdi). Su nombre proviene del topónimo en euskera Ezpeleta, voz que significa 'lugar plantado de boj'. Destaca por ser el centro de producción de pimientos de calidad que reciben desde el año 2000 la calificación oficial de AOC Piment d'Espelette-Ezpeletako Biperra así como por la cría de caballos de la raza pottoka. El Castillo de los Barones de Ezpeleta domina las grandes y elegantes casas del pueblo y se diferencia de otros por su imponente torre circular. En la planta baja se encuentran las oficinas del ayuntamiento y un solemne salón de plenos. El primer piso es la sede de la oficina de turismo y la biblioteca, mientras que la planta alta está acondicionada para acoger diversas exposiciones. Bajo este castillo encontramos la iglesia de Saint Étienne (San Esteban), con su gran campanario, su antiguo cementerio y las típicas galerías interiores de madera desde las que (sólo) los hombres solían oír misa en Lapurdi. En su interior, típicamente labortano, guarda un retablo barroco dorado que representa la lapidación de Saint Étienne. Frente a él, se levantaron tres pisos de galerías como respuesta práctica al crecimiento demográfico que experimentó la comarca según avanzó el siglo XVI. A la sombra del templo, en lo alto de la escalinata de acceso, aparece un discreto cementerio. Allí yace enterrada Agnès Souret, la primera Miss Francia de la historia, elegida en 1920. Estos días el Consistorio acoge una exposición sobre esta mujer cuya vida acabó en tragedia a los 26 años que ha pasado a la historia como "la más hermosa de Francia".
Los retratos de las candidatas se mostraban en las salas de cine de las grandes ciudades. Tenían que ser imágenes donde se viera "su esplendor físico", pero "nada desagradables". El público debía votar por la que más le gustaba. Agnès envió una fotografía de su primera comunión. En ella se la ve con el pelo negro rizado cayendo en cascada sobre los hombros desnudos. Ojos de gata y una mirada lánguida, como se llevaba posar en la época. Medía 1,68 (hoy sólo se aceptan candidatas de 1,70 de estatura mínima). De su puño y letra aparece un mensaje: "No tengo más que 17 años, dime si debo atravesar Francia para perseguir mi suerte". El concurso pretendía desvelar cuál es el tipo de mujer que gustaba a los franceses en los años 20. "La elección de la mayoría de los votantes indicará el tipo instintivo de una nación", rezaba la publicidad del concurso. Agnès soñaba con ser actriz, como Sarah Bernhardt. Llegar a París y triunfar. Se presentaron 2.063 chicas y fueron preseleccionadas 49. Su imagen entusiasmó a la mayoría. Recibió 114. 994 votos y ganó. De la noche a la mañana pasó a ser una celebridad. La casa familiar de Ezpeleta se rebautiza 'Ederrena', "la más hermosa". Vivió la efervescencia de aquellos años de locura cinematográfica en París. Cuando volvía al País Vasco se la veía pasear por la playa de Biarritz con su perro Cricri o montada a caballo. O bebiendo té en un servicio de porcelana rosa.
Futuro prometedor y segado
Agnès Souret abrió la vía, sin embargo, a otras 86 Miss Francia, pero tras participar en dos películas ('Le Lys du Mont Saint-Michel' y 'La Maison des pendus'), no tuvo éxito como actriz. De hecho, recibió muy malas críticas. Se mete a modista en la casa Madeleine Vionnet, que fue una exitosa diseñadora de moda francesa que destacó por sus hermosos vestidos de estilo griego y que vivió una época de guerras en la que, junto con grandes de la época como Coco Chanel y Jeanne Lanvin, apostó por una moda delicada, sencilla y elegante, dejando atrás los estilos recargados. Pero tampoco aquí prosperó Agnès. Finalmente se mete a vedette en el centenario teatro parisino Folies Bergère, pero tampoco logra ser toda una estrella de plumas, sueños y glamour a borbotones. Acabará como bailarina en el ballet de Montecarlo, como lo había sido su madre, Marguerite Souret, donde comienza a labrarse un futuro prometedor. De gira por Buenos Aires la joven sufre una apendicitis aguda que se agrava y siega su vida en 1928. Tenía tan sólo 26 años.
La repatriación del cuerpo costó una fortuna a su madre, que vendió la casa de Ezpeleta. Con lo que le quedaba encargó la construcción de un mausoleo en el cementerio de la localidad, junto a la iglesia de San Esteban. La tumba de la vasca que fue la primera Miss Francia de la historia está elaborada en mármol rosa y jalonada de unas columnas de estilo Art-déco donde hay varias rosas grabadas. Fue obra en 1929 del escultor natural de Biarritz Lucien Édouard Danglade, que también elaboró un medallón con el rostro de la joven Jeanne Germaine Berthe Agnès Souret (este era su nombre completo). Gracias al antiguo alcalde de Ezpeleta y reconocido restaurador André Darraïdou, la tumba forma parte desde 2006 del inventario de Monumentos históricos de Francia. Su madre hizo grabar como epitafio la siguiente inscripción, que no es fácil de descifrar: "A mi hija dulce y alegre. Ella fue una pequeña rosa sin espinas". Cuando murió, fue enterrada junto a su hija.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.