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Isabel Ibáñez
Jueves, 18 de septiembre 2014, 00:28
Kike San Francisco acaba de rescatar toda una época del cine español, aquel que se encargó de reflejar la dramática realidad de una parte importante de los jóvenes de los años 80, enganchados sin remisión a la terrible heroína y 'obligados' en muchos casos a ... coquetear con la delincuencia, o entregarse directamente a ella, para calmar el ansia de su adicción. En una entrevista para la publicación 'Esquire', el actor recuerda que él mismo estuvo enganchado al 'caballo' y cómo se convirtió en un compañero nefasto de los rodajes, a los que acudía en un estado deplorable, retrasando el trabajo y obligando a repetir tomas. También asegura que a algunos se les pagaba con droga y cita el ejemplo de la película 'Deprisa, deprisa' (1981, Carlos Saura), ganadora del Oso de Oro de Berlín aquel año. "Pero no era un problema de que quisieran pagar con heroína -aclara él-, es que si no había 'caballo' durante la producción, no iban al rodaje. Estaban con el mono y dejaban tirada la película. (...) No malentendamos lo que estoy diciendo. Supongo que producción hablaría con un tío que iría a comprar. No querrían ni verlo, pero no les podía faltar el caballo durante el rodaje porque si faltaba heroína se piraban y no había película. Eran heroinómanos de verdad los que salían en ella".
Para San Francisco, aquella fue una época muy importante del cine español "que ahora se ha revalorizado". Él mismo participó en producciones como 'Maravillas', 'Navajeros', 'Colegas', 'El pico'... que abordaban "el hachazo que tuvo el caballo en este país": "Arrasó. A mí me tocó toda esa época y lo viví, pero me libré. Los demás están todos muertos por culpa de la heroína. Se hicieron películas sobre esto y todos, absolutamente todos, fallecieron: Eloy de la Iglesia, Gonzalo Goicoechea, Antonio Flores... Todos. Incluso la hija del de producción. No queda ni Dios. Están todos muertos porque se engancharon con el caballo".
Fotograma de 'Deprisa, deprisa', con José Antonio Valdelomar.
Y tiene razón. Hacer un repaso al cine de aquellos años es asomarse a un panorama desolador, casi un cementerio, empezando por el protagonista de 'Deprisa, deprisa', José Antonio Valdelomar, actor no profesional que falleció en 1992 a los 31 años en el hospital penitenciario de Carabanchel por una sobredosis. Llevaba preso desde poco después de terminar el rodaje; le detuvieron por atraco a un banco, del que se llevó 127.000 pesetas junto a un compañero. Informaciones de aquella época basadas en fuentes policiales hablaban de que el actor se drogaba durante el rodaje, aunque el propio Valdelomar explicó que ni el director del filme, Saura, ni el productor, Elías Querejeta, conocían este hecho. Hizo un intento de engancharse a la vida convencional, invirtiendo las 300.000 pesetas que ganó por aquel papel en una tienda de discos, pero la cosa salió mal.
Valdelomar fue solo uno de los caídos en este repaso al cine marcado por la huella de la heroína. También abordó este problema, aunque de una forma diferente, más filosófica, sin entrar tanto en el mundo de la delincuencia, la excelente '27 horas' (1986, Montxo Armendáriz), con el trío Martxelo Rubio, Maribel Verdú y Jon San Sebastián compartiendo tragedias. La cinta es uno de los mejores exponentes de lo que fueron aquellos años oscuros en Euskadi. Quizá sea por culpa de esta crónica negra de los actores caídos por la droga que corriera la noticia de la muerte de San Sebastián, el chico moreno que hacía de Patxi, pero Martxelo Rubio lo desmiente: "No es verdad, sigue vivo, es vecino mío. De mí también lo he oído, que Martxelo Rubio había fallecido por sobredosis. El que murió fue otro de los actores, Josu Balbuena, que en la película hacía de uno de mis amigos. No estaba enganchado durante el rodaje pero cayó después". Para Rubio, aquel filme supuso su estreno en la profesión y de golpe el espaldarazo a una carrera que hoy continúa en el cine y la televisión: trabaja en la ya histórica serie 'Goenkale' de ETB 1, además de estar preparando la obra de teatro 'La calma mágica', de Alfredo Sanzol.
Martxelo Rubio (derecha) y Jon San Sebastián, en '27 horas'.
Puede que detrás de esta confusión esté el buen trabajo de un actor a la hora de encarnar a un drogadicto, que provoca que el espectador, con el tiempo, acabe confundiendo realidad con ficción. "A mí lo que más me costó fue interpretar el síndrome de abstinencia, porque yo no he vivido eso y además era mi primera película. Aquellos fueron unos años fatales, ibas por la parte vieja de San Sebastián y veías a los yonquis deambulando, hechos una piltrafa. Claro, me fijaba en ellos para saber cómo hacerlo". Rubio conserva un recuerdo "buenísimo de aquella película": "Ha marcado toda mi carrera. Hoy me viene gente joven a contarme su experiendia con ella, porque se la ponían en la escuela en plan didáctico. No sé si se puede llamar de culto, pero casi". A él le pilló un poco joven aquel cine de quinquis, "pero he visto después muchas de aquellas cintas porque me gusta mucho el cine social, retrataba la realidad de una época".
No solo eso, sino también la realidad de sus protagonistas. En 'Colegas' (1982, Eloy de la Iglesia) con Kike San Francisco coincidieron Antonio Flores, José Luis Manzano y José Luis Fernández, el 'Pirri'. El primero apareció muerto en la casa de la familia Flores en 1995, con 33 años, al parecer por una sobredosis de drogas y alcohol quince días después de la muerte de su madre. Se decía que hacía tiempo que había dejado la heroína. José Luis Manzano fue el mejor representante de este tipo de cine. Era un joven de familia pobre y numerosa, sin formación y con muchos problemas. Lo reclutó en la calle el cineasta Eloy de la Iglesia cuando buscaba protagonistas para recrear la vida del delicuente Jaro en 'Navajeros' (1980). Ambos vivieron juntos una temporada; compartía el director con Manzano la adicción al 'caballo'.
José Luis Manzano y José Luis Fernández 'Pirri', en 'El pico'.
Después de 'Colegas', llegaría el gran éxito de 'El pico en sus dos partes, ambas de De la Iglesia, con algunas escenas que alcanzaron altas cotas de dureza, como la de la madre yonqui que calma la adicción de su bebé con un chupete impregnado en caballo, y 'La estanquera de Vallecas. En 1992, con 30 años, Manzano moría por sobredosis de heroína. Había sido detenido por atracar a una persona en la calle y pasó unos meses en la cárcel que no le ayudaron precisamente en su problema con la droga. A su salida, quiso rehabilitarse y contó con la ayuda del cura Pedro Cid, pero decidió abandonar el centro de desintoxicación. Al poco tiempo se conoció su muerte. Tampoco se salvó su amigo, compañero de rodaje y de fatigas 'Pirri', el rubio José Luis Fernández: tenía 23 años cuando le encontraron en 1988 en un descampado con una aguja en el brazo y varias papelinas a su lado. Se había hecho muy famoso, además de por las películas, porque aparecía en el programa de Fernando García Tola 'Querido Pirulí' haciendo crítica de cine.
Más muertos. El director José Antonio de la Loma quiso plasmar la vida del Vaquilla, Juan José Moreno Cuenca, y lo hizo a través de la trilogía centrada en el personaje del 'Torete', encarnado por un amigo del conocido delncuente, Ángel Fernández Franco. La primera entrega fue la famosa 'Perros callejeros' (1977), una de las pioneras del cine 'quinqui'. Fernández Franco, que había tenido problemas con la Justicia por tráfico de drogas, falleció de sida en 1991 a los 31 años. De la Loma firmó más tarde una versión femenina, Perras callejeras (1985), donde aparecía Sonia Martínez, conocida por el público infantil y juvenil gracias a su trabajo en programas como '3, 2, 1 Contacto'. Enganchada a la heroína durante muchos años, intentó desintoxicarse varias veces sin conseguirlo. Acababa de ser madre de una niña cuando murió de sida en 1994, también a los 31 años.
"¿Qué borraría de su pasado?", le preguntaron a José Luis Manzano en una entrevista publicada en Interviu en 1992. "Haber conocido el mundo de las drogas". "¿Le han respondido bien los amigos?". "Solo he podido contar con mi madre y con Pedro Cid, el cura de Getafe". "¿Qué le pide al presente?". "Que todos aquellos que estuvieron conmigo cuando estaba en pleno éxito se acuerden de mí y me apoyen. Dentro de un mes habré cumplido la pena y los voy a necesitar. A ellos y a su cariño". La última cuestión iba sobre el futuro, quería trabajar en el cine y la televisión, pero no tuvo ocasión, a las pocas semanas encontraban su cuerpo sin vida por culpa de la heroína, como un personaje más de los que interpretó a lo largo de su carrera.
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