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Miriam Cos
Miércoles, 9 de abril 2014, 13:09
Alcohol, sexo, mucha música y demasiada diversión. Han llegado las vacaciones de primavera, y aunque parezca cosa de americanos, están aquí para quedarse. Lo que hasta ahora veíamos en series y películas, el 'spring break', ya ha cruzado el charco y ha llegado a España. ... Y es que por estas fechas los estudiantes estadounidenses toman el mundo con sus bacanales. Florida, Canadá, Cancún, Panamá, Aspen, Miami, Las Vegas, Punta Cana, Acapulco, Italia, Croacia, Mojácar, Salou, Alicante, Lloret de Mar... este tipo de turismo se ha convertido en toda una institución de la vida universitaria, y su gran éxito ha hecho que se importe a otro países. Así, el sur y el Levante español son objetivo de jóvenes ávidos de fiesta, alcohol, drogas y sexo en la playa.
Pero el origen de estas vacaciones, que se celebran desde febrero hasta abril denpendiendo del lugar de donde provengan los jóvenes, viene de muy lejos. Ya desde finales de la Segunda Guerra Mundial los estudiantes acudían en masa a Fort Lauderdale, en Florida. El 16 de marzo de 2006, el New York Times publicaba que la reputación de este lugar como destino de 'spring break' comenzó cuando el equipo masculino de natación de Colgate University fue de prácticas allí en 1935. No se sabe que ocurrió, pero a partir de ese momento comenzó una tradición que aún hoy en día persiste. En 1985, el ayuntamiento de Fort Lauderdale prohibía las fiestas a causa de las quejas de los vecinos, molestos con el incesante jaleo que armaban los jóvenes. A partir de aquí, y de la limitación en la edad para beber alcohol -en Florida son 21 años-, los estudiantes decidieron que era momento de abrir fronteras. Empezaron con Daytona, y pasando por numerosas ciudades del mundo, este año pueden acabar en el pueblo andaluz de Mojácar o en el famoso Salou.
Un sinfín de excesos
El resultado de estas vacaciones impacta tanto a los estudiantes que se han ido propagando por el mundo. Solo tienen que aunar unos pocos factores. Alcohol a mansalva, estupefacientes de todo tipo, unos cuantos dj's que amenicen la fiesta, playa o en su defecto piscina, bikinis escuetos y decenas de jovencitas mostrando sus pechos. Y es que nadie puede negar que no haya visto la típica foto en la que la universitaria o universitarias se quiten las partes de arriba de sus bikinis para deleite de los muchachos que se encuentran allí. El desparrame es total.
Los concursos de camisetas mojadas nacieron allí. También los condones o los tangas, que fueron uniforme oficial de las vacaciones en los años 80. El viaje primaveral da para mucho, y es que hasta las marcas comerciales aprovechan el tirón para darse a conocer. La cadena MTV rodó un programa especial en las vacaciones de primavera de Panamá también en los años 80, por lo que la marca de cerveza Dos Equis decidió promocionarse. Ahora es una de las más vendidas en Estados Unidos. Además del alcohol y el tabaco, marcas de ropa, tarjetas de crédito o compañías de videojuegos hacen uso de la famosa fiesta para promocionarse.
En España versión light
O eso dicen. Las versiones de 'spring break' españolas son, supuestamente, bastante más moderadas. Aunque quién sabe. Las imágenes del famoso 'balconing' -jóvenes tirándose desde los balcones del hotel a la piscina- acaparan los informativos y portadas por doquier. La cosa es que según los organizadores de festivales como el de Mojácar, aprovechan el tirón del nombre para hacer una versión light de la fiesta. Esto no quita para que los cuatro días de parranda en el municipio andaluz se basen en piscina, fiesta, piscina, fiesta en discoteca con consumición. Entre 200 y 300 euros es lo que cuesta irse unos días a romperse de bailar y beber.
Aunque no hay que olvidarse del Saloufest. Pese a que no comparte el nombre de 'spring break' con los demás festivales, está unido a las vacaciones de primavera de los jóvenes ingleses. Más de 4.500 estudiantes desembarcaron el pasado domingo en la ciudad catalana, y se espera que el número llegue hasta 10.000. Competiciones deportivas, fiestas en Pachá y tours para visitar Barcelona son el principal reclamo de esta semana de fiesta, que separa a vecinos de la zona a favor y en contra por igual. Desde los que no soportan ese sinfín de jóvenes borrachos, hasta los que dan gracias por los más de cinco millones de euros que dejan en la ciudad en su andadura alcohólica. Por su parte, el Ayuntamiento de Salou defiende el festival y asegura que no supone incidencias destacables.
En las páginas estadounidenses que venden los paquetes para acudir al festival primaveral, no se cortan ni un pelo e ilustran el jolgorio con fotos de jóvenes en la cama, chicas bebiendo con embudos y fiestas de la espuma en las que se lleva muy poca ropa. Así que ya saben. Un bikini o bañador escueto y directos a la playa.
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