Los firmantes y el manifiesto contra Maroto

El manifiesto, literalmente, es el que sigue:

"Las personas que suscribimos este texto, muchas de las cuales ya hemos manifestado ante la opinión pública nuestro desacuerdo con que Javier Maroto continúe como alcalde de Gasteiz, y a pesar de la dificultad de adaptarnos a los ritmos de la política teniendo como tenemos cada cual nuestra ocupación, no podemos dejar de expresar nuestra más absoluta estupefacción por las declaraciones del señor Maroto al lanzar su última propuesta, que él denomina compromiso ético, realizando un cambio camaleónico que creemos que no dispone de ninguna credibilidad a día de hoy.

Y no dispone de ninguna credibilidad, primero, por el momento en que se realiza, después de las elecciones, cuando cada vez más voces de distinto signo se muestran contrarias a su elección como primer edil, y a pocos días del acto de investidura.

Rectificar es de sabios, pero en política este tipo de maniobras tienen poco que ver con una postura dialogante y mucho con el oportunismo político.

No dispone de ninguna credibilidad, en segundo lugar, cuando afirma que él no es para nada racista ni xenófobo, después de haberse pasado la campaña utilizando argumentos en esa línea que ahora rechaza, como cualquiera puede comprobar y juzgar con sólo realizar un rápido vistazo a la hemeroteca de distintos medios de comunicación de todo signo.

Por poner sólo un ejemplo, en el último tramo de la campaña, ante un auditorio compuesto de personas mayores, todavía hacía declaraciones tratando de indisponer a nativos con migrantes, acusando -una vez más- a estos últimos de venir a vivir de la sopa boba. Incluso, una vez pasadas las elecciones -en la fiesta de su partido- decía que no daría ni un paso atrás en este tema.

No dispone de ninguna credibilidad, en tercer lugar, porque el compromiso ético que ahora propone entra en contradicción -flagrante y explícita- con la reforma legal de la RGI promovida por el colectivo Ayudas Más Justas, promovida y apoyada con entusiasmo por el todavía primer edil, reforma legal que, de prosperar, dificultaría gravemente la inclusión social de personas venidas de otras geografías y hoy tan vitorianas o vitorianos como los que aquí han nacido al aumentar desmesuradamente el tiempo de empadronamiento en la CAV para acceder a la RGI.

Una iniciativa legislativa popular que, en general, no propone la cohesión social y la convivencia - como asegura Maroto en su supuesto compromiso ético- sino la discriminación en la percepción de las ayudas sociales a determinados colectivos, vulnerando incluso preceptos constitucionales y de la legislación internacional de derechos humanos, como sucede en el caso de la no concesión de la RGI a personas con antecedentes penales.

Por todo ello, no podemos aceptar esos cantos de sirena del alcalde, dirigidos solo a lubricar posibles pactos con otras fuerzas políticas y no a un cambio real de actitud. Tenemos en cuenta no tanto lo que ahora dice prometer como lo que ha realizado en los cuatro años de su mandato.

Nos reafirmamos en nuestra deseo de que los grupos políticos del consistorio -incluidas las nuevas incorporaciones- se pongan de acuerdo en un pacto por la convivencia y el respeto de los derechos sociales para todas las personas que viven en la ciudad, independientemente de su origen, e impidan que el Partido Popular y su máximo representante en el consistorio repitan en el gobierno del municipio".