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Jorge Barbó
Jueves, 13 de noviembre 2014, 01:07
Cuesta poco imaginar a esa ilusionadísima aspirante a candidata calentando la voz entre las bambalinas de Génova, minutos antes del cásting, recordando cada una de las estrofas de la canción con la que quiere deslumbrar al personal. El repertorio es libre pero ha preferido no ... arrancarse con una de La Pantoja, que el horno no está para (más) chacinas. En la sala aguarda el jurado, auténticos expertos en esto de los cantos de sirena, miembros más o menos desconocidos del PP madrileño. Y, sobre todos ellos, siguiendo desde muy cerca el proceso de selección para su 'OPPeración Anticorrupto', Esperanza Aguirre, como una especie de Risto Mejide -etapa OT- sin sofá, rubísima y de hierro. No era el momento de desafinar.
El Partido Popular de Madrid celebró ayer martes su primer 'examen' a un candidato, una de las medidas estrella del equipo de Esperanza Aguirre para terminar con la corrupción. Pero por el interés que despertó -la sala de prensa del PP de Madrid se desbordó- y el formato elegido, aquello recordó por momentos a uno de esos cástings de los talent shows. La aspirante era Mariola Vargas, hasta ahora edil de Collado Villalba, uno de los municipios madrileños más afectados por la corrupción, y el puesto en juego era el de alcalde, un sillón que todavía está caliente tras la dimisión por Agustín Juárez, imputado en el marco de la Operación Púnica.
Impecable, con una chaqueta roja, pantalón negro y moreno perenne, Mariola se subió al escenario y sorteó las preguntas de sus compañeros de partido, un jurado formado por la viceconsejera madrileña de Empleo, Maria Eugenia Carballedo; el vicesecretario del PP de Madrid, Bartolomé González; la expresidenta del PP de Collado Villalba Carmen Rodríguez; Fernando Martínez Vidal, miembro del Comité de Dirección del PP de Madrid y el presidente de Nuevas Generaciones de Collado Villalba, Adán Martínez.
Durante poco más de una hora y cuarto la alcaldable se sometió a preguntas de inaudita dureza del tipo "¿Te sientes capacitada para ser alcaldesa?", "¿Qué es ser corrupto?" o un "¿Nos has dicho toda la verdad?" con aires de confesionario al que la futura alcaldesa contestó con un chipiritifálutico "Sí, os he dicho toda la verdad. No sé qué más decisros, más allá de mostraros quién soy. No voy a decir que soy un perro judío. Soy lo que soy". Y es que, en general, las respuestas de la primera política popular que se somete al experimento no tuvieron desperdicio. Preguntada sobre su relación con el alcalde malogrado alcalde, contestó un profundo "Yo lo comparo con un duelo; como cuando uno pierde a un familiar, que te levantas y dices 'esto no ha pasado'. Ahora, a medida que pasa el tiempo, nos vamos haciendo ala idea". Y sobre su definición del político corrupto, aseguró sin despeinarse que "es una opción personal, como elegir entre vino o cerveza". Sólo faltó que le soltaran aquello de "Mariola, sigues con nosotros".
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