Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin, en una imagen de archivo.

Las evasivas que han llevado a la duquesa a esta situación

La táctica del "no sé" o "no me acuerdo" finalmente no ha librado a la infanta de la imputación por dos delitos fiscales

Melchor Sáiz-Pardo

Viernes, 7 de noviembre 2014, 12:50

Fue el 8 de febrero. Aquel día, después de mil peripecias judiciales, la infanta acudió a los juzgados de Palma a declarar como imputada. Fue el día clave. Allí, según todos los expertos, se jugaba su futuro judicial. Su estrategia fueron las continuas evasivas. Una ... estrategia que visto el fallo de hoy no le ha servido de nada.

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La infanta Cristina usó al menos once muletillas para sortear la respuesta de hasta 595 cuestiones embarazosas amparándose en su desconocimiento o mala memoria. Una 600 evasivas a otras tantas preguntas, aunque en realidad debieron ser muchas más porque la tecnología no es capaz de detectar todas las formas que una persona es capaz de ingeniar para escamotearse de una pregunta delicada.

Aquel 8 de febrero en los juzgados de Palma, la hija del Rey Juan Carlos se enfrentó a 1.063 preguntas. Ni una más ni una menos. Y la infanta no dejó de responder a ninguna de ellas, aunque luego se negara a contestar a las acusaciones populares.

En realidad muy pocas de las respuestas Cristina de Borbón superaron las cien palabras. La imputada solo dio respuestas largas a preguntas intrascendentes, como la de describir su vida de ama de casa cuidando de sus pequeños o en los actos oficiales.

El peso del interrogatorio, ante la negativa de Anticorrupción a acusar, lo llevó el juez José Castro, que planteó 806 interrogantes. El fiscal Pedro Horrach apenas hizo 121 y la representante de la Agencia Tributaria, la abogada del Estado, se limitó a 136 demandas. Ni Horrach ni la letrada de justicia ahondaron en las cuestiones espinosas.

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Las actas revelan que la infanta Cristina fue un auténtico frontón durante las seis horas y media de interrogatorio. Una roca ante las preguntas del juez, fiscal y abogada del Estado. La búsqueda con el programa de Adobe Reader constata que usó no menos de 595 frases evasivas en esas once fórmulas diferentes.

La escapatoria más usada por la esposa de Iñaki Urdangarin fue el "no sé". Esas palabras salieron de su boca hasta en 223 ocasiones diferentes, cuando fue preguntada por cuestiones como su participación en Aizoon, la empresa familiar usada para desviar dinero público.

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La segunda evasiva más empleada por la hija del Rey para no dar los detalles que se le inquirían fue muy parecida, "no lo sé". Esas tres palabras fueron pronunciadas un total de 189 veces aquel día.

También la imputada recurrió a su supuesta mala memoria sobre los hechos que le han llevado a estar imputada por blanqueo de capitales y/o fraude fiscal. 59 veces se refugió detrás de la frase "no lo recuerdo". Otras 23 usó la expresión "no recuerdo" y en diez más utilizó el socorrido "no me acuerdo". Sus evasivas también se centraron en aparecer ignorante de todo y en 58 ocasiones dijo "lo desconozco" cuando las preguntas eran más delicadas.

Sus otras salidas por la tangente fueron usar nueve veces la expresión "no lo sabía"; siete las palabras "no me consta"; tres la fórmula "que yo recuerde, no"; "me suena" o "no me suena" la utilizó 13 veces; y una vez se escudó tras la frase "no tenía conocimiento".

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