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Josu García
Viernes, 27 de junio 2014, 16:55
La lluvia y el agua llevan una eternidad modelando el paisaje de la zona norte de la comarca burgalesa de Las Merindades. Hoy acompañaremos al club BTT Villarcayo por una de las rutas que recorren la imborrable huella que la erosión ha dejado en el ... entorno natural de pueblos como Puentedey, Quintanilla de Valdebodres o Pedrosa de Valdeporres. Serán 41 kilómetros entre ríos, arroyos, barrancos y cascadas de ensueño.
Arrancamos la jornada en la pequeña pedanía de Casillas, a apenas cuatro kilómetros de Villarcayo, a una hora en coche de Bilbao y sólo un poco más lejos de Vitoria. Nada más comenzar a pedalear cogeremos el primer angosto sendero del día. Se trata de una subida corta, entre encinas, pero bastante empinada. Nos lo tomamos con calma, pues la ruta es larga y esforzada. Pronto la cuesta desaparece y el camino se abre para conducirnos a la ermita de San Bartolomé de Salazar. Se trata de un edificio compuesto por dos cuerpos. El de la derecha, la iglesia propiamente dicha, data del siglo XIII, mientras que el de la izquierda se cree que sirvió de fonda entre los siglos XVII y XVIII.
Las vistas desde aquí son bellas. Se observa la localidad de Escaño y se percibe la existencia de un río a nuestros pies. Es el vigoroso Nela, cuyo curso vamos a ver y atravesar varias veces a lo largo de la excursión. Tras contemplar el templo, apretamos nuestras zapatillas para afrontar un rápido descenso por una pista fácil. Salimos prácticamente al cauce. Pedaleamos ahora por una vieja y agujereada carretera que nos conducirá, a través de un pequeño sube y baja a la pedanía que lleva el nombre del río: Nela. Caminamos a resguardo del sol, acariciados por el frescor de los chopos.
El paisaje es muy verde por la abundancia de recursos hídricos. Nada más llegar a Nela (kilómetro 5) giraremos hacia la izquierda por detrás de una pequeña iglesia. Nos adentramos en uno de los puntos más plásticos y estéticos de la ruta. Ahora sí que nos vamos a encaramar a los cortados y barrancos que se asoman al curso fluvial. Lo haremos con precaución bajándonos de la bicicleta si no nos vemos con confianza. En realidad sólo hay un punto en el que podría ser peligrosa una caída, pero es mejor no arriesgar.
Tras dejar atrás un pequeño puente metálico (que suele servir para probar las artes de la pesca) viramos hacia la derecha para realizar una técnica subida por un roquedo de imponentes vistas. A unos 30 metros por debajo de donde pedaleamos discurre el río, a gran velocidad. La zona es muy bella. Pronto nos introducimos en un pequeño bosque y saldremos a una carretera que une Puentedey y Quintanilla de Valdebodres. Aquí hay varias opciones. La recogida en el archivo GPS lleva directamente a este último pueblo, pero hay dos visitas que se pueden hacer y que resultan muy interesantes.
Si nos desviamos 2 kilómetros podemos ver el corazón de Puentedey, con su conocida oquedad labrada por las aguas del río. Sin duda merece la pena acercarse si el ciclista no conoce este increíble monumento natural. Otra posibilidad es ciclar con precaución por un estrecho sendero que nos conducirá a la Cascada de La Mea. Un lugar enigmático, solitario y muy sugerente.
Continuamos la ruta con la gente del BTT Villarcayo. Pedaleamos con ganas, entre risas, disfrutando de un buen día de mountain bike. En el pueblo de Quintanilla paramos para coger agua fresca procedente de los Canales de Dulla, un impresionante desfiladero que no subiremos, pero que dejaremos a nuestra izquierda para remontar un arroyo casi seco. Es el barranco de La Mata. Resulta ser un sitio impresionante. Pedaleamos encajonados entre montañas.
La subida es dura. Más que por el desnivel que vamos a salvar por la complejidad técnica que entraña remontar un riachuelo seco. Hay momentos en los que hay que apretar los dientes para abrirse paso entre los gijarros y las piedras. Pero la belleza y el silencio del enclave hacen que el titánico derroche de energía merezca la pena. La parte final es la más esforzada. Las ruedas se agarran con fuerza a un piso por el que es difícil rodar. La ascensión concluye en un mirador que nos permite divisar buena parte de las conocidas como Siete Peñas, con Villamartin en primer término.
Hacia allí nos dirigimos, aprovechando una rápida bajada. Antes de entrar en la localidad, giramos a la izquierda para encarar otra subida corta pero exigente. Llegamos a un desvío, pero seguimos recto. Encaramos ahora una zona de fácil pedaleo. Progresamos rápido. Vuelve la charla y las risas al grupo. No dura mucho pues llega el momento de desviarse hacia la derecha. Guerreamos con las encinas y el monte bajo para abrirnos paso hasta un claro de preciosas vistas. Allí hay un nuevo y espectacular cortado en la roca. A nuestros pies aparecen los núcleos de población de Santelices y Pedrosa. La bajada que nos queda ahora es de infarto si se hace a una buena velocidad. El primer tramo es rocoso y hay que tener precaución pero poco después el sendero nos permite correr más.
El descenso termina en la antigua vía del ferrocarril que conducía al túnel de La Engaña, en su día la galería ferroviaria más larga de España. Esta vez no vamos al viejo poblado que aún se conserva, el lugar donde vivieron cientos de los trabajadores que se abrieron paso con el pico y la pala a través de la montaña. Giraremos hacia la izquierda para visitar la vieja estación rehabilitada. Poco después bajaremos por un espectacular viaducto para poner rumbo por carretera a Puentedey.
Seguiremos por asfalto hasta Escaño, donde nos desviaremos para cruzar el Nela (una vez más) y seguir un rápido sendero que la gente del BTT Villarcayo conoce como la palma de su mano, ya que forma parte del recorrido de la prueba que todos los años organiza este club y que, en este 2014, se celebrará el próximo domingo. Lamentablemente, la bella excursión toca a su fin.
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