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ELCORREO.COM
Sábado, 31 de mayo 2014, 00:52
El bullying no es ninguna broma. Por mucho que los abusadores se amparen en ellas para intimidar a sus víctimas. Sin embargo, los adultos no siempre son capaces de ver lo que pasa ante sus ojos. Creen que esos comentarios o esas amenazas lanzadas por ... unos compañeros a otros son tan solo chiquilladas. Pero las cosas de críos no lo serían tanto si esos mismos adultos se metieran en la piel de unos y otros, si retrocedieran veinte, treinta o cuarenta años en el tiempo.
Así lo cree el movimiento Not In Our Schools, una red creada en Oakland, California, que lucha desde hace años para dar a conocer la violencia que sufren en las escuelas e institutos algunos alumnos y que, en algunos casos, les lleva, incluso, al suicidio. Una de sus últimas campañas ha dejado helados a los ciudadanos estadounidenses.
En ella incluyen un vídeo en el que reproducen un caso real de bullying, pero cambiando a sus protagonistas: en vez de dos estudiantes son dos compañeros de oficina. El resultado es para ponerse a pensar. Si en 'El Principito' se decía que lo esencial es invisible a los ojos, en este fenómeno ocurre algo parecido.
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