Maduro se reúne con Ban Ki-moon en plena crisis fronteriza con Colombia

Maduro y Ban Ki-moon han coincidido en Pekín, escenario este jueves de un imponente desfile militar con motivo del 70 aniversario de la capitulación de Japón tras la invasión a China en 1937, que desencadenó una guerra que dejó de 15 a 20 millones de muertos chinos.

La tensión entre Bogotá y Caracas comenzó el 19 de agosto, con el cierre de algunos pasos fronterizos por Maduro tras un ataque de desconocidos a militares venezolanos, que Caracas atribuye a "paramilitares colombianos".

Desde entonces, Venezuela ha deportado a unos 1.100 colombianos, mientras que otros 10.000 han cruzado la frontera por temor a ser expulsados, separados de sus familiares y perder sus pertenencias. La crisis se profundizó cuando ambos países llamaron a consultas a sus embajadores, el 27 de agosto.

El mandatario declaró este jueves que el secretario general de la OEA Ernesto Samper "se ha vuelto un hombre sordo" porque, según él, no escuchó la propuesta de Venezuela de crear una comisión suramericana para que "vaya a ver la situación de la frontera".

Maduro insistió en que desde Bogotá, a través de medios de comunicación, se hizo un "llamado" para asesinarlo, y agregó: "No permitiría que ningún medio en Venezuela llamara a matar al presidente Santos. Cerraría ese medio y asumiría la responsabilidad".

Conflicto con Guyana

Es la segunda vez en menos de dos meses que el presidente venezolano se reúne con Ban Ki-moon. El pasado 27 de julio el mandatario viajó por sorpresa a Nueva York para dialogar con secretario general de la ONU sobre el conflicto fonterizo con Guyana, país con el que inició una disputa desde que Exxon Mobil reportó en mayo un hallazgo significativo de petróleo en una concesión realizada por Georgetown, ubicada a 200 kilómetros de sus costas.

Pero el conflicto con Guyana, vecino por el este al que le reclama soberanía sobre las aguas frente a la región del Esequibo, dejó de estar presente en el discurso de Maduro, especialmente desde que comenzó la tensión con su vecino del oeste: Colombia.

Colombia y Venezuela comparten una porosa frontera de 2.219 kilómetros en la que las autoridades de ambos países denuncian la presencia de grupos guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y contrabandistas de combustible y otros productos fuertemente subsidiados por el gobierno venezolano.