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Europa después del Muro

A partir de la caída, Alemania se convirtió en el primer país europeo por población y mantuvo su capacidad económica adaptándose a la competencia del mercado global

JOSÉ M. DE AREILZA

Miércoles, 5 de noviembre 2014, 12:51

En septiembre de 1989 asistí en la universidad de Harvard a un seminario sobre historia europea. Uno de los conferenciantes alemanes, con el mayor cinismo del mundo, nos explicó: si un día cae el Muro debería ser por la misma razón por la que se ... levantó, para que los alemanes del Este se queden en Alemania del Este. A las pocas semanas se derrumbó este símbolo de la injusta división de su país en dos partes y cambió para siempre el devenir del continente y del proceso de integración. Las Comunidades Europeas se habían puesto en marcha en la década de los cincuenta para garantizar la paz y conseguir la prosperidad compartida entre los europeos occidentales, en un difícil contexto, una economía destruida y el comienzo de la guerra fría. Sin el apoyo decidido de EE UU no habría sido posible. Alrededor del proyecto de establecer un Mercado Común y desarrollar políticas a nivel europeo, se negociaban laboriosamente en Bruselas pequeños pasos, uno a uno, que hicieran tangible la interdependencia continental. Europa fabricaba consensos, expresados a través de una reglamentación solo asequible a los expertos. Trataba a los ciudadanos sobre todo como consumidores y sujetos de algunos derechos económicos, normalmente relacionados con la libertad de circulación.

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