Carlos Benito
Jueves, 8 de enero 2015, 00:12
No todos los días se presenta en sociedad a un heredero del trono de Mónaco. De hecho, durante mucho tiempo, los residentes del principado desesperaban ya de asistir a otra ceremonia de este tipo: la última había sido hace ya 56 años, cuando Rainiero sostuvo ... al bebé Alberto ante su pueblo. Así que la ocasión se prestaba a una celebración por todo lo alto: 5.000 personas aprovecharon la jornada festiva extraordinaria para acudir a Palacio y aclamar a Jaime y a su hermana melliza Gabriela, que es dos minutos mayor pero ha quedado relegada por la ley al ingrato puesto de segundona. Hubo lanzamiento de globos -uno rosa y uno azul-, la banda de carabineros interpretó una composición especial y la familia Grimaldi compareció casi en pleno y dio una imagen inusual de unidad y buen rollo.
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La ausencia más destacada fue la de Andrea Casiraghi y su esposa, Tatiana Santo Domingo, que está embarazada de su segundo hijo. Carolina y Estefanía saludaron sonrientes desde el balcón y Carlota acudió acompañada de su novio, el actor Gad Elmaleh. Aunque, por supuesto, los grandes protagonistas eran los pequeñuelos, nacidos el 10 de diciembre: Alberto se ocupó de cargar con el niño, mientras que Charlene, más relajada que en otras ocasiones, se hizo cargo de la niña. «Mónaco es un pueblito y una familia -declaró una de las ciudadanas monegascas que asistieron al acto-. Este es un día histórico que sucede dos veces por siglo».
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