EL CORREO
Sábado, 6 de diciembre 2014, 01:53
Nelson Mandela quiso dejar bien atado el reparto de su testamento. A sus 95 años intentó contentar a una amplia familia proveniente nada menos que de tres esposas. Pero un año después de su muerte está claro que no lo logró. Pese a distribuir su ... fortuna de tres millones de euros entre sus parientes, su partido, el Congreso Nacional Africano y su Fundación, sus herederos se encuentran en pie de guerra. Y todo por la residencia familiar de Qunu, que el líder estableció en sus últimas voluntades que fuese de uso compartido.
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Su segunda mujer, Winnie Mandela, reclama ahora la propiedad de la mansión. Según sus abogados, la ley tradicional establece que la casa debe pertenecerle a ella, la única persona que fue excluida del testamento de Mandela. «De hecho, la propiedad en cuestión fue adquirida por la señora Madikizela-Mandela mientras su marido estaba en prisión», aseguran sus representantes legales. Las otras dos partes ya se han alzado en su contra.
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