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arantza furundarena
Lunes, 4 de agosto 2014, 16:42
«Siempre nos quedará París», decía Bogart en 'Casablanca'. «Siempre nos quedará Bidart», parecen decirse Iñaki y Cristina, que han vuelto a elegir esta localidad del País Vasco francés para pasar parte de sus vacaciones de verano. Exiliados lujosamente en Suiza, desterrados forzosamente de Mallorca y separados 'quirúrgicamente' de la Familia Real, los duques de Palma han hecho un paréntesis en su 'vía crucis' judicial (aprovechando que en agosto no trabaja ni el implacable juez Castro) y han buscado refugio en los parajes del norte, donde siguen siendo bienvenidos. Tal vez nunca ingrese en prisión, pero esa imagen de Urdangarin paseando por la playa de Bidart de la mano de su progenitora es la representación viviente del manido lema carcelario 'Amor de madre'. Viuda y matriarca del clan, Claire Liebaert permanece incondicional a su hijo, ahora que muchos de los que le adularon le dan la espalda.
Los duques de Palma han viajado a Bidart con sus cuatro hijos. Los niños acaban de pasar una semana en Mallorca, junto a su abuela materna y su tía, la infanta Elena, realizando un curso de vela. Cristina este año no ha puesto un pie en Marivent. El año pasado solo apareció fugazmente, para dejar a sus hijos. Y al duque de Palma no se le ha visto por la residencia veraniega de los Reyes desde 2012. El comentario general de estos días es que Iñaki ha mejorado de aspecto. Ya no parece tan esquelético y pálido como hace unos meses. Los aires alpinos de Suiza, y sobre todo, el vivir a muchos kilómetros del país donde se le juzga y prejuzga parecen haberle sentado bien. Y ello a pesar de que la situación procesal de él y de la infanta no ha mejorado, sino más bien al contrario. Pero en tanto no llegue el 'juicio final', los Urdangarin tratan de disfrutar de unos días de playa en compañía de sus hijos y de otros parientes del duque, entre ellos, su madre, su hermana Lucía y algunos sobrinos.
Y mientras ellos se bañan en el Atlántico, en el Mediterráneo balear todo está a punto para el esperado posado veraniego de la nueva Familia Real. El Rey aterrizó a media tarde de ayer en Palma y se desplazó hasta Marivent al volante de su propio vehículo. Poco después, llegaban la Reina Letizia y sus hijas. A don Felipe se le espera hoy a primera hora en los pantalanes del Real Club Náutico para que se ponga al timón del 'Aifos'. Desde que debutó como regatista en la Copa del Rey, en 1984, solo ha faltado tres veces a dicha cita náutica. Una de ellas (la más comentada) porque decidió quedarse en el palacio de Marivent acompañando a doña Letizia, por entonces embarazada de Leonor. Ayer, a la prensa destacada en la regata, junto con la acreditación se nos entregaba una bolsa que rezaba: 'Hospital Quirón Palmaplanas'. No era un botiquín de primeros auxilios como hubiera cabido esperar, sino un 'kit' con crema de altísima protección solar y unas píldoras para atenuar los efectos del bronceado. Está claro que la organización de la Copa del Rey sospecha que tras una semana siguiendo a los Reyes vamos a acabar 'quemadísimos'.
A falta de 'royals', por las instalaciones del náutico se pasearon ayer los primeros teloneros. Entre ellos, Steven Van Zant, guitarrista de Springsteen y actor de 'Los Soprano', que visitaba Mallorca por primera vez. A Froilán y Victoria también se les vio fugazmente a la entrada del club, pero dentro de un vehículo, moviéndose muy animados al son de la música tecno. Luego se supo que a los hijos de la infanta Elena los embarcaron por Capitanía y pudieron seguir la regata desde el mar... Aunque 'de incógnito'.
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