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Julia Fernández
Miércoles, 25 de junio 2014, 00:50
Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. Lo decía Groucho Marx, pero con su habitual retranca añadía que detrás de ambos, estaba la esposa. Haciendo un paralelismo podríamos decir que detrás de todo gran amor hay un tatuaje... y detrás está el láser. ... O si te llamas Melanie Griffith y te acabas de separar de Antonio Banderas, el maquillaje. La semana pasada la veíamos en el festival de cine de la localidad italiana de Taormina a brazo descubierto.
Habían pasado solo dos días desde que anunciara su separación del actor malagueño tras 18 años de relación y una hija de por medio. El shock en el mundo de corazón había sido total: desde que se conocieran, Melanie se había convertido en el modelo de mujer enamorada y hechizada por su hombre. Tal era su 'enganche', que la norteamericana se había tatuado un corazón con el nombre de Antonio dentro en su brazo derecho.
Sin embargo, en Taormina la coqueta actriz, de 56 años, se lo había tapado con un denso maquillaje. Quería borrar a Banderas de su vida y de su cuerpo. Primero solo quitó el nombre. Luego, difuminó todo el conjunto. Optó por la forma más fácil de hacerlo, con una densa crema coloreada, y la más rápida, en dos día uno no puede someterse al tratamiento láser para eliminar la tinta de la piel.
Estrellas y dragones
Muchos han visto cierto arrebato de ira en lo que ha hecho Melanie Griffith, aunque lo cierto es que ella no ha sido la única famosa en arrepentirse de algún tatuaje. Otra que con el desamor le entraron ganas de hacer borrón y cuenta nueva fue a la modelo alemana Heidi Klum. La maniquí eligió su antebrazo derecho para grabar el nombre de marido, Seal, junto a tres estrellas que simbolizaban sus vástagos en común. Fue en 2008, cuando celebraban cuatro años de feliz matrimonio.
Nueve más tarde se les acabó la pasión y decidieron poner punto final a su historia en común. Un drama para el mundo rosa, que siempre los había visto como una pareja idílica. Porque siempre se habían mostrado como un tándem perfecto a la luz de los focos y a la sombra de sus envidiables vacaciones. Una vez firmados los papeles y pasado un tiempo suficiente para reflexionar, año y medio, Klum tomó cartas en el asunto y acudió a un centro especializado para borrarse la parte del tatuaje que hacía referencia a su ex. Los fotógrafos la pillaron al principio del proceso en junio del año pasado.
Angelina Jolie es otra de esas famosas aficionadas a la tinta en la piel. Antes de sentar la cabeza con Brad Pitt y convertirse en madre de familia numerosa, Jolie llevó una vida más bien relajada y con muchos vaivenes en el mundo sentimental. Uno de ellos estuvo protagonizado por Billy Bob Thornton. Lo suyo fue un auténtico flechazo.
Se conocieron durante el rodaje del filme 'Fuera de control', de Mike Newell. Era finales de 1999. Dos meses más tarde decidieron formalizar su tórrida relación y se casaron, para sorpresa de la prometida del actor, que se enteró por las revistas. Durante su matrimonio, Jolie adoptó a Maddox. Su deseo de ser madre era superior al de respetar la decisión de su pareja de no tener hijos. En 2002 firmaron el divorcio, pero el brazo derecho de Angelina parecía no haberse enterado. El dragón con el nombre del actor encima seguía impasible.
Meses después, el láser hizo el milagro y las letras desaparecieron. La prensa no tardó en darse cuenta. La actriz nunca ha sido especialmente recatada a la hora de elegir su vestuario para actos públicos. Con el tiempo, las cámaras también fueron testigos del cambio del animal mitológico por las coordenadas de los lugares donde nacieron sus hijos. Una transformación natural teniendo en cuenta que la joven permutó en entregada esposa, madre y militante por los Derechos Humanos.
Los tres tatuajes de Eva Longoria
Por amor también se hizo Marc Anthony su tatuaje en la muñeca derecha. No lo busquen ahora, porque no lo encontrarán. Estaba dedicado a su ex, la explosiva J. Lo: era su nombre de pila. No, el cantante tampoco le echó mucha imaginación a la hora de elegir qué quería poner. Cuando separaron sus caminos, el estadounidense, de origen puertorriqueño, echó mano del láser y de la tinta para borrar el pasado de su piel.
Ahora no hay rastro de aquel enamorado y, digámoslo todo, hortera Jennifer con letras engarzadas. En su lugar está el nombre de otra mujer. ¿Su nueva novia? No, parece que el artista aprendió la lección. Ahora se lee 'Statue of Liberty' (Estatua de la Libertad). "Vaya si dolió", ha confesado alguna vez. Aunque se refería más al suplicio físico que al del alma. Es el símbolo de su fuerte compromiso con la ciudad que le vio nacer. O al menos, eso dice.
En esto del amor uno comete muchas locuras, está claro. Eva Longoria pensó que lo suyo con el jugador de la NBA Tony Parker duraría para siempre, pero se equivocaba. El francés la traicionó con otra mujer, la esposa de un compañero. Y la latina, que es de armas tomar, le pidió el divorcio. No hubo disculpas que valieran ni perdones que se ofrecieran. Fue un visto y no visto.
Sus tatuajes en la nuca y en la muñeca también. La actriz se había grabado muy cerca del nacimiento del pelo 'nine', el número que llevaba entonces Parker en su equipo, los Spurs. Y en la muñeca se puso la peculiar fecha de su boda, que se celebró en un castillo de Francia el 7-7-2007. Enseguida se puso en manos de profesionales para que, poco a poco, se difuminaran los datos de una historia con final amargo. Hoy ya no existen. Queda por saber si hizo lo mismo con el tercer tatuaje. Eran las iniciales de su ex, que decidió colocar"en un lugar que solo él podía ver".
Denise Richards también se apuntó a la moda de 'marcarse' con el nombre de su marido. Ella eligió el tobillo izquierdo para poner Charlie, en honor a Charlie Sheen. Aunque su relación era tormentosa desde el principio, siempre capeaban los temporales para salir a la superficie como orgullosos náufragos. Hasta enero de 2006. En esa fecha Richards solicitó el divorcio y una orden de alejamiento por amenazas de muerte.
También entonces decidió borrar la 'estúpida' inscripción de su extremidad. Sin embargo, en vez del láser, se puso en manos de un nuevo tatuador para taparla con una indescriptible hada de colores. Sus alas son las encargadas de ocultar el nombre del actor. Un apaño. Sí. A veces no está claro si es mejor lo malo conocido...
Mal fario
Ahora bien, no todos los famosos que se borran un tatuaje lo hacen por despecho. Los hay que con el paso del tiempo se arrepienten de las locuras cometidas en sus años mozos y deciden ponerle solución. Un ejemplo de esto lo encontramos en el brazo derecho -está claro que hay predilección por esta extremidad a la hora de hacerse algún dibujo- de Megan Fox.
La joven actriz empezó muy pronto con los tatuajes, y uno de los primeros fue el rostro del icono sexy de los 50, Marilyn Monroe. Ella misma ha reconocido que pensó que le iba a gustar siempre. Como el piercing que se hizo en el ombligo por imitar a Britney Spears, su ídolo en la adolescencia.Pero no. Han pasado los años y se ha aburrido de uno y de otro.
Además, haciendo gala de su extraordinaria superstición, cree que la cara de Monroe le puede traer mal fario al ser un personaje que sufrió mucho y acabó suicidándose. Se lo borró con láser, un proceso "traumático y doloroso" que valora repetir con los que tiene en el estómago y el costado. Veremos qué hace
Jóvenes y "tontos"
El actor Marc Wahlberg y los cantantes 50 Cent y Pharrell Williams han tomado el mismo camino que Fox con los suyos. El primero se grabó sus iniciales en el hombro derecho como si fuera la mismísima S de Superman. Es cierto que es un superhéroe, al menos en el cine. Pero con el tiempo se ha dado cuenta de que resultaba bastante infantil. Hace un tiempo decidió eliminarlo, para alivio de sus hijos, a los que no les gustaba nada el dibujito.
El rapero 50 Cent tomó la misma decisión que Wahlberg con su salto al cine. En su caso tiene delito la cosa, porque tenía tatuados un brazo entero, parte del otro, y la parte baja del estómago. Así que eliminarlos le habrá salido por un pico seguro. Él ya ha encontrado compensación al sufrimiento, físico y de la cuenta corriente: "Pasaré menos tiempo en maquillaje tratando de taparlos". Estaba la friolera de cuatro horas en chapa y pintura.
Pharrell Williams, el padre de la popular 'Happy', un himno de estos días, también quiso ocultar los suyos. "Me los hice cuando era joven y tonto", ha reconocido. En 2009 inició el tratamiento con láser, del que dio buena cuenta en su página personal, con fotos y todo. "¡Cómo duele!", decía. Ahora se le puede ver con las extremidades limpias como una patena.
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