Hacemos barrio, hacemos ciudad». Ese es el emblema desde el que trabaja la Federación de Asociaciones de Vecinos de Álava (FAVA) para «impulsar iniciativas dirigidas a mejorar la calidad de vida» en Vitoria. Con alternativas como el programa municipal 'Hobetuz' (en euskera, mejorando) dan vida a nuevos proyectos que surgen bajo su firma. En concreto, desde 2017 se han destinado a 47 iniciativas millones de euros con los que el Ayuntamiento modernizará la ciudad. Desde un patio educativo para la convivencia en Zaramaga, hasta la instalación de baños públicos en el Anillo Verde, pasando por los espacios lúdicos al aire libre para adolescentes en Ibaiondo y Lakuabizkarra o la cubierta multiusos de la plaza Mayor de Abetxuko (todavía pendiente).
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Ahora bien, los portavoces de estos distritos –en la Federación están representadas quince asociaciones– alzan la voz para pelear por muchas otras cuestiones de las que EL CORREO se hace eco en estas páginas. Los vecinos de Lakua-Arriaga, por ejemplo, han logrado que el Consistorio instalara barreras en el parking de autocaravanas para asegurar la rotación de los vehículos. O, en Zabalgana, al oeste de la ciudad, se han trasnformado dos calles con calmados de tráfico para que ya no sean «dos puntos negros» en la seguridad.
Son sólo dos casos recientes, pero hay muchos otros –algo más lejanos en el tiempo– que han resultado igual de importantes. En ese mismo barrio, el más poblado de la capital alavesa, nació en 2014 un huerto comunitario, que se obtuvo después de que el Gobierno municipal cediera una parcela de algo más de 4.000 metros cuadrados. También Salburua, otro de los distritos más recientes de la capital alavesa, se ha ido equipando a medida que los residentes han aumentado la presión sobre las instituciones. El instituto que se estrenó aquí este curso era una de las tareas «urgentes» que reclamaban para que los jóvenes no tuvieran que irse a estudiar fuera, además del tranvía (ya en funcionamiento desde hace un año) que ha facilitado las conexiones con el resto de la ciudad.
Eso sí, que se escuchen todas sus demandas no siempre es lo más sencillo ni tampoco, en ocasiones, reconocido. «Dedicamos a esto nuestro tiempo libre. Trabajamos con ilusión, esfuerzo y de manera altruista. Es difícil, pero no podemos dejar que los políticos sean los que tomen las decisiones sobre nuestros barrios de forma unilateral», reflexiona Lamelas. Asimismo, anima al resto de vitorianos a una «mayor participación» en el tejido asociativo, ya que «el relevo generacional nos preocupa mucho, los barrios no se pueden quedar huérfanos».
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