Manu Alvarez
Jueves, 27 de noviembre 2014, 10:36
Mario Fernández Pelaz responde fielmente al prototipo del primero de la clase. Desde hace más de tres décadas, el ya expresidente de Kutxabank está considerado como uno de los mejores abogados mercantilistas de España, una profesión a la que ha dedicado la mayor parte ... de su vida.
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Dicen de él que es de esas personas que se niegan a retirarse porque no saben vivir sin trabajar. Quizá por ello, aceptó el cargo cuando estaba a punto de cumplir los 70 años. Nadie esperaba tampoco que Mario Fernández fuera a ocupar un papel sedentario. Si hay una característica que le distingue es que se deja la piel en cualquier reto que asume. La suya y la de quienes le rodean, porque también está generalmente admitido que tiene la capacidad de 'fundir', literalmente, a sus colaboradores. Es exigente, duro, implacable con los que están alrededor e intolerante con la mediocridad. Y, visto desde la atalaya de un 'número uno', el universo de los mediocres es extenso.
Forma parte del 'top ten' de las cabezas mejor amuebladas del País Vasco y es un nacionalista convencido, aunque ha sabido modular con tiento esta faceta para adaptarse a cada una de las coyunturas que le han tocado vivir. Fumador empedernido -ha llegado a superar las tres cajetillas diarias de tabaco rubio como 'velocidad de crucero'-, hace gala de un gran sentido del humor y de una acidez de 'PH 0', la de mayor grado. Quienes han trabajado con él aseguran, además, que el biorritmo de Mario Fernández es vespertino. "Por las mañanas, a primera hora -aseguran-, es intratable".
El viejo profesor
Se licenció en Derecho por Deusto en 1964, una época en que la Universidad de los jesuitas era 'la meca' de la especialidad y la factoría más prestigiosa de abogados de España. Desde su licenciatura, alternó el ejercicio de la profesión de abogado con la docencia en Deusto. Si bien ha sido un auténtico 'guadiana' en la primera de esas dos vocaciones, la enseñanza ha sido una constante que apenas ha abandonado.
En 1980 dio su primer salto a la política, de la mano del PNV y de Carlos Garaikoetxea, que le confió la cartera de Trabajo. Perteneció, por tanto, a aquel grupo de pioneros que construyeron de la nada el primer Gobierno vasco después de la Transición, que negociaron la mayor parte de los traspasos de competencias y que sentaron las bases de la estructura institucional que hoy conocemos.
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Entre 1982 y 1985, Mario Fernández compatibilizó su responsabilidad al frente de la consejería de Trabajo con el cargo de vicelehendakari, cargo del que cesó, al igual que Garaikoetxea, tras la crisis interna desatada en el seno del PNV entre defensores y críticos con la Ley de Territorios Históricos.
Entonces se alineó con claridad junto a Garaikoetxea, le ayudó a formar incluso su nuevo partido, Eusko Alkartasuna, y no dudó en hacer públicas sus preferencias cuando decidió comparecer como cabeza de lista por esta formación a la Alcaldía de Bilbao. Tras cosechar un rotundo fracaso -ni siquiera salió elegido concejal-, volvió a refugiarse en el Derecho y en su despacho privado, que compartía con Ricardo de Ángel y Fernando Manrique. Su distanciamiento de EA y del propio Garaikoetxea comenzó muy pronto. Si los factores emocionales habían condicionado su adhesión inicial, la deriva política del exlehendakari no encajaba muy bien con su pensamiento de la época. "No puedo entender que el principal problema de este país sea la búsqueda de la independencia", reconocía por aquel entonces en privado.
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Relaciones con la banca
Tuvo un segundo fracaso en aquella fase de enfrentamiento con el PNV, cuando un grupo de empresarios próximos también a EA le animaron para dar la batalla en las elecciones a la presidencia de la Cámara de Comercio de Bilbao. Encabezó una lista alternativa a la del candidato 'oficial', Antón Madariaga, pero salió derrotado en las urnas. Aquel revés le animó a refugiarse de nuevo en la actividad profesional y a poner un poco de tierra de por medio con el mundo de la política, al menos con la primera línea, la que está en el escenario público.
Su amigo y ex compañero de fatigas en el Gobierno vasco Pedro Luis Uriarte, entonces consejero delegado del BBV, le ofreció en 1997 la posibilidad de hacerse cargo de la dirección de los servicios jurídicos del banco y pasar a formar parte del comité de dirección, bajo la presidencia de Emilio Ybarra. Sus relaciones con el grupo no eran nuevas. Había prestado sus servicios como abogado en numerosas ocasiones -fundamentalmente, en las operaciones de compra y venta de sociedades- y había sido también uno de los artífices de la arquitectura jurídica de la fusión del Bilbao y el Vizcaya.
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De vuelta a un despacho
En 2002 abandonó la entidad como 'prejubilado' -tras la decisión de Francisco González de eliminar de la cúpula del BBVA a la mayor parte de los altos cargos que procedían del BBV-, pero se resistió a formar parte de las 'clases pasivas'. Se enganchó entonces a la firma de abogados Uría y Menéndez como socio principal de su oficina en Bilbao. Más o menos en esas mismas fechas, comenzó su retorno a las proximidades del PNV, principalmente de la mano de Juan José Ibarretxe, que le convirtió en uno de sus asesores más cercanos. En las últimas elecciones autonómicas no dudó en dar la cara por el ya exlehendakari al actuar como presentador de la candidatura que se formó en su apoyo y que fue bautizada como 'Hemen Ibarretxe'.
Su categoría profesional le ha permitido superar sin problemas las insinuaciones que apuntaban a su despacho como uno de los 'favorecidos' por importantes contratos procedentes de la Administración, en especial de la Diputación de Vizcaya. Y ello porque, siendo verdad que su trabajo para la 'cosa pública' ha sido extenso, también es cierto que las principales empresas privadas del País Vasco -como es el caso de Iberdrola- se han pegado, literalmente, para poder contratar sus servicios.
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En 2009 fue elegido nuevo presidente de la BBK en sustitución de Xabier de Irala, al frente de la caja de ahorros desde hacía seis años y que abandonaba su cargo por motivos de salud. Solo tres años después, en 2012, fue puesto al cargo de Kutxabank, entidad resultado de la 'fusión fría' de las cajas vascas BBK, Kutxa y Caja Vital. Aunque en un principio se esperaba que asumiera la presidencia hasta 2013, cuando se retiraría a los 70 años, finalmente no ha sido así. Porque como dicen de él, no sabe vivir sin trabajar.
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