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Jack Ma (centro) celebra la salida al mercado de su compañía en la Bolsa de Nueva York.
Alibaba y los cuarenta brokers

Alibaba y los cuarenta brokers

El empresario chino Jack Ma ha puesto a Wall Street a sus pies con su compañía de comercio electrónico, que protagonizó la mayor salida al parqué de la historia de la Bolsa de Nueva York sin vender absolutamente nada

Jorge Barbó

Martes, 30 de septiembre 2014, 01:12

"Brillante de candelabros de cristal flor de pie para la decoración de la boda". El califragilístico anuncio hace referencia a uno de los miles de variopintos artículos que se pueden encontrar a través de Alibaba, el gigante del comercio electrónico chino que le ha comido la tostada a todopoderosos como la mismísima Amazon de Bezos o la casa de subastas online eBay. El pasado 19 de septiembre la compañía creada en 1999 por Jack Ma en su modesto piso de Hagzhou se internaba en la cueva de Wall Street. No pudo salir mejor parada de su primera incursión en el parqué de los parqués. Su llegada supuso el mejor estreno de la historia en la Bolsa de Nueva York: las acciones de su holding salieron al mercado por 68 dólares, que llegaron a alcanzar los cien durante la jornada, y su capitalización alcanzaba a gigantes tecnológicos como IBM. Recaudó, en un solo día, 17.000 millones de euros. Hoy, al cierre de Wall Street, sus acciones valen 88,75 dólares, por delante de compañías tradicionales como General Motors (32,22) o tecnológicas como Twitter (51,74). Aunque esa fortuna parece no ser suficiente para pagar una buena traducción al castellano.

Bajo el paraguas de Alibaba Group Holding LTD encuentran cobijo portales made in China dedicados al comercio electrónico al minorista, al por mayor y también firmas que prestan servicios que abarcan desde los pagos móviles, las finanzas o el almacenaje en la nube. Alibaba.com, la página que se dedica al comercio mayorista entre productores chinos y el resto del mundo, sólo es una de las patas que sustentan el mayor conglomerado del e-commerce, por delante de Amazon y eBay en términos de número de compras realizadas. Entre todas las webs con las que Ma y sus progamadores han conseguido levantar todo un imperio cimentado en líneas de código destaca Taobao, una especie de descomunal bazar chino en el que se puede comprar casi cualquier artículo. Su funcionamiento es similar a eBay, sólo que en taobao.com la inmensa mayoría de los productos no se venden a través de subastas, si no que tienen un precio fijo, que el usuario puede pagar a través de la plataforma Alipay (su versión propia de Paypal, el sistema de pagos virtuales más famoso del mundo). El modelo parece funcionar: sus webs son líderes en el mercado asiático al generar compras por valor de 230.000 millones de dólares el pasado año. Y todo sin vender absolutamente nada.

La firma de Jack Ma no cuenta con ninguno de esos gigantescos almacenes en los que los empleados de Jeff Bezos se vuelven locos buscando un ejemplar de '50 sombras de Grey' o el último disco de Justin Bieber en estanterías que se levantan hacia el infinito. El camarada Ma no se ha hecho rico a base de vender figuritas de dudoso gusto, prendas de imitación o complementos con lucecitas. No. Ninguno de los portales que han convertido a este hombre de apenas levanta 1.60 del suelo en una suerte de omnipotente emperador del comercio virtual chino venden de forma directa al consumidor: él sólo pone la herramienta, el sistema que sirve para que millones de pequeños proveedores y grandes compañías -se especula con la posibilidad de que Inditex pueda desembar en Tmall, otro de los sitios del señor Alibaba- puedan contactar con una clientela potencial de 600 millones de internautas. ¿Es Jack Ma un riquísimo vendedor de humo?

El éxito sin precedentes de Alibaba en su aterrizaje en Wall Street ha reabierto el debate entre los especialistas más escépticos, que temen que con operaciones bursátiles como la del gigante chino se vuelva a inflar una nueva burbuja de las .com como la que hizo tambalear los cimientos de la economía mundial hace más de una década. En este sentido, destacan casos como el de Facebook, cuyo propietario, Mark Zuckeberg, desembolsó 13.8000 por la compañía de mensajería instantánea Whatsapp o 1.500 millones por la firma de realidad virtual Oculus. Ninguna de las dos producen algo tangible. Es más, ninguna cuenta con un objeto de negocio claro.

Icono empresarial chino

Pero ni el miedo al estallido de una nueva burbuja tecnológica, ni el enrevesado hecho de que Alibaba sea una compañía china, que cotiza en el parqué neoyorquino mediante una sociedad con sede en un lugar tan poco dado a las transparencia fiscal como las Islas Caimán han hecho desconfiar a los inversores, que han visto en las webs de la compañía todo un filón. Según los datos del propio holding, 279 millones de usuarios de 190 países se conectan a sus webs. Cifras de infarto que esconden el mejor garante para los inversores: la figura del propio Jack Ma, el hombre más rico de China, un tipo del que su propia mujer reconoce que "no es guapo", pero que "es capaz de hacer cosas que los hombres guapos no saben hacer", matizó sin aclarar si esas artes ocultas tienen que ver con asuntos de alcoba o con la destreza de su marido para encandilar a los inversores.

Con sus rasgos aniñados y ese peinado con la raya a un lado, como una especie de escolar trasnochado, ha conseguido convertirse en todo un icono para la juventud china, que le ven como una especie de ídolo y ejemplo de éxito. Y eso a pesar de que su bajo nivel en matemáticas le impidió entrar en una buena universidad china. Sin embargo, su habilidad con los idiomas y un olfato privilegiado para los negocios, han convertido a este hombre en el nuevo gurú de la economía tecnológica. "Puede que eBay sea un tiburón en el océano, pero yo soy un cocodrilo del río Yangtsé", dijo. Sin miedo a nada. Ni siquiera a los 40 brokers de esa cueva llamada Wall Street.

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