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Jan Echevarría
Sábado, 15 de noviembre 2014, 01:28
Cualquier apasionado del boxeo sueña con colgar su cinturón de campeón de España en el salón de casa, pero Andoni Gago tiene el suyo en el maletero del coche. Sus vecinos de toda la vida, su "familia" de Otxarkoaga por la que siente tanto "orgullo", ... querían fotografiarse con él antes del gran duelo que servirá esta noche de combate estelar en la velada pugilística que acoge el pabellón de La Casilla. Y, con tanto ajetreo, todavía no ha vuelto a colocarlo en el lugar que le corresponde. "Imagínate que me lo roban -bromea- ¡Me muero!".
Su objetivo, no obstante, es aumentar la colección. Por eso pone en juego el título que tanto le costó conseguir hace tres meses en Benalmádena (Málaga) cuando se proclamó campeón nacional del peso pluma (-57.152 gramos) ante Antonio Rodríguez 'Chicky', un luchador nato que le "complicó la pelea en los primeros asaltos".
Su mente y el cambio de estrategia planteado desde la esquina hicieron realidad un sueño que se remonta a tiempos pasados, cuando siendo solo un mocoso cronometraba los mamporros de sus hermanos Rubén y Juan Alberto en la cocina de casa. En aquella traca final de los ochenta era difícil imaginar que este chaval travieso, que hoy trabaja como mozo de almacén y que es padre de una niña, acabaría ostentando el título que antes ya poseyeron grandes del pugilismo como 'El potro de Vallecas' y Castillejo, entre otros, y que hace dos semanas también pasó a formar parte del repertorio del pesado César Córdoba, que además ha sido en dos ocasiones campeón mundial de kickboxing.
Volviendo a lo de esta noche, no es exagerado decir que a Gago (29 años), currela de pico y pala del noble arte y al que todos conocen como 'El Machito', le sobra corazón para dar la vuelta a cualquier combate. Las peleas largas (la de esta noche ante Marc 'La Guerra' Vidal durará diez eternos rounds de tres minutos) se le dan bien porque es un luchador con mucho fondo, que va de menos a más y que siempre sube al cuadrilátero con los deberes bien hechos. Lo ha demostrado en sus 11 peleas profesionales, con un palmarés con 8 victorias (3 K.O.), 2 nulos y 1 derrota.
No obstante, recién levantado de la siesta por el desafortunado telefonazo de un servidor -esperemos que la ruptura del sueño no influya negativamente en el resultado-, este bilbaíno que trajo el cinturón a la villa tras 30 años de sequía de títulos en el pugilismo vizcaíno confiesa que su clave para el éxito no tiene nada de especial. Olvídense de la tecnología punta digna de los estratosféricos entrenamientos del malvado Ivan Drago. Él es más de Rocky: fuerza de voluntad, correr casi todos los días para entrenar el físico, jugar a pala con los colegas cuando se tercia, comer sano y trabajar duro en su gimnasio, el Mampo gym de Zorrozaurre, a las órdenes de Txutxi, su entrenador. Pico y pala.
Lo lleva en la sangre
Aparte de eso, están sus hermanos con los que entrena la técnica y la pegada. Aquellos dos trastos que se molían a palos mientras nuestro protagonista veía correr el segundero no le han perdido de vista y siguen con él al pie del cañón. "Siempre quieren que vaya a mejor y no me dejan relajarme. Eso siempre es un plus", insiste.
Queda claro, por tanto, que la familia es la familia y más aún en el mundo del boxeo. Si no que se lo pregunten a Dicky Eklund, que perdió por decisión unánime ante el legendario Sugar Ray Leonard, y a su hermano el gran Micky Ward, que alcanzó el olimpo de los dioses del pugilismo al hacerse con el título mundial súperligero tras su victoria por K.O. técnico ante Shea Nery. Quienes aman el noble arte seguro que compartirán con un servidor la opinión de que el protagonista de 'The Fighter' dejó en la historia de este deporte tres de los enfrentamientos más grandes que se recuerdan. Los que disputó con el difunto Arturo Gatti. Si no los han visto ahí tienen Youtube. Pelos de punta.
Pero ahora volvamos al mundo real, ya que lo que toca esta noche en La Casilla es recoger los frutos de un "trabajo bien hecho". Natural de Matorrel, y con un palmarés de 3 victorias, 3 nulos y 0 derrotas desde su debut profesional en junio de 2013, Vidal es un luchador con mayor envergadura (172 cm) que 'El Machito' (1,65). Pero eso no preocupa al vizcaíno: "Para este combate me han hecho de sparring boxeadores altos y tengo claro cuál tiene que ser mi dinámica asalto tras asalto. Tendré que recortar la distancia, boxear al cuerpo, pelear en corto y escuchar a mi esquina", asegura. La suerte está echada, señores. Ahora, hagan sus apuestas.
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