Mascherano, el líder de una jauría de lobos

Ni Maradona, ni Messi, ni Romero... El nuevo ídolo de Argentina es Javier Mascherano. El jugador barcelonista, que firmó un partido soberbio este miércoles, resultó providencial en el minuto 90 al tapar con su cuerpo un remate de Arjen Robben y evitó así lo que hubiera sido el gol de Holanda que, a buen seguro, habría dejado a la Albiceleste fuera de la final contra Alemania. Sin embargo, éste ya ha afirmado que se siente incómodo con el furor que ha generado en Argentina por su gran nivel en el Mundial de Brasil 2014. "Yo no soy Rambo ni (José) San Martín ni nada. No me adjudico nada de lo que se dice. Lo tomo con humor, pero me avergüenza. Y no es falsa modestia, porque la falsa modestia es peor que la soberbia", ha señalado en declaraciones publicadas hoy por el diario 'Olé'.

Pero Mascherano no ha podido esquivar los numerosos comentarios que en los últimos días han copado las redes sociales bajo el hashtag #Maschefacts. Tampoco ha podido evitar que se le compare con el 'Che' Guevara, el libertador José de San Martín o el genial Chuck Norris. "Si Mascherano viajaba en el Titanic, el que se hundía era el iceberg", reza uno de los #Maschefacts más populares. Otro le echa la misma guasa: "Mascherano va a negociar con los fondos buitres y consigue un plan de 24 cuotas y encima trae el vuelto".

Los cinéfilos y amantes de Harry Potter van más lejos: "Voldemort tiene miedo de nombrar a Mascherano". Ni siquiera Diego Armando Maradona salió de su asombro al descubrir que Argentina tiene una nueva religión y su mesias es Mascherano. "Cuando Dios creó el mundo y al sexto día estaba cansado, Mascherano le dijo "tómate mañana libre. Descansá que yo me encargo", dice uno de los 'tuit' con más éxito.

Para el mediocampista defensivo, el problema es que "cuando se te halaga demasiado, la gente empieza a tener expectativas que quizá no podés cumplir". Agradece los halagos, pero le asusta la responsabilidad que conllevan. "El mejor reconocimiento es que me escriba gente del fútbol y me valore como persona, porque siempre me mostré tal cual soy y no vendí nada diferente. Estoy agradecido por el cariño de la gente, pero insisto, los elogios no me gustan, me hacen sentir mal", sostuvo.

Líder de una jauría

Bastian Schweinsteiger se encuentra ante la gran oportunidad de su carrera. Lo ha ganado todo con el Bayern de Múnich, pero va camino de los 30 y los problemas en los tobillos le han perjudicado en los últimos tiempos. "Tuve que pasar incluso por el quirófano, pero Joachim Löw siempre me esperó, confió en mí y ahora me encuentro perfecto. Afrontamos la final con alegría, sin presión" y lo harán además ante un contrario que definió como "una jauría de lobos liderada por Mascherano".

"Muchos integrantes de esta selección ya han afrontado semifinales y Klose incluso una final, y creo que tenemos una interesante mezcla de talento, juventud y experiencia. Queremos disfrutar de una final, no pensar en que podemos ser los mejores de la historia", consideró Schweinsteiger, agradecido de haber progresado con los métodos utilizados por Louis Van Gaal y pep Guardiola en el Bayern de Múnich y que luego se han traducido en una mejoría de su rendimiento con la 'Mannschaft'.

Con la lección aprendida, escapa de la goleada ante la 'canarinha' como referencia para el choque de trenes de esta noche. "Cada partido hay que situarlo en su contexto. Brasil sufrió las bajas de Thiago Silva y de Neymar, y a sus jugadores les atenazó claramente la presión. Y aprovechamos nuestro potencial y nuestras capacidades. Ante Argentina hay que jugar con tranquilidad y paciencia. Si somos capaces de aislarnos del entorno y de pensar sólo en el partido, estoy convencido de que ganaremos". Pero el centrocampista desconfía de la albiceleste. "Tienen jugadores de nivel mundial como Messi, Di María, Agüero o Mascherano, el líder de esa jauría de lobos".