Pau Gasol, un capitán insaciable

Para Pau (Barcelona, 1980), un hombre que ha amasado una fortuna -cobraba 20 millones de dólares al año- en la NBA, es una «bendición» regresar en verano para jugar con su grupo de amigos en la selección. Ahí entran Calderón, su hermano Marc, 'Chacho' Rodríguez y, muy especialmente, Juan Carlos Navarro, compañero de 'fechorías' en el Barça y al que arrastró hasta los Grizzlies de Memphis en 2007. Gasol era ya una súperestrella de la NBA cuando Navarro llegó a la ciudad en la que vivieron Elvis o Johny Cash.

Pau, un larguirucho (2,13) y endeble pívot con unas condiciones que hacían presagiar el cielo baloncestístico, reventó la ACB con 20 años. Un niño de Sant Boi que todavía se arranca por Estopa a pesar del lujo que le ha rodeado en Los Ángeles los últimos siete años, lideró al Barça para ganar Liga y Copa del Rey. En ambos torneos fue nombrado MVP. Y en el 'draft' de la NBA esperaban al chaval que deslumbró a las franquicias norteamericanas en la Copa de Málaga. Atlanta eligió a Pau con el número tres (el más alto de la historia para un europeo) pero decidió traspasarlo a Memphis. Y a orillas del Mississippi se labró Gasol una carrera imparable: 'rookie' del año, seis veces 'all-star', varias veces mejor jugador de la semana en la Conferencia Oeste...

Memphis, uno de los mercados más reducidos de la NBA, se quedaba pequeño. Y los Lakers, en plena catarsis, echaron el resto por Gasol. Su impacto dentro de la franquicia más lujosa de la liga y uno de los equipos más afamados del mundo fue brutal: en apenas 34 partidos de la fase regular, Gasol cambió a los Lakers y, junto a Kobe Bryant, su «fratello» en la NBA, los de Phil Jackson llegaron a la final contra los Celtics. La derrota frente a los orgullosos verdes fue el acicate para que Gasol, Bryant, Fisher, Odom y compañía encadenaran dos anillos seguidos. El español se había subido a un cohete para formar parte de la leyenda de los de púrpura y oro.

Después de dos años para olvidar por las lesiones (Bryant, Nash y el propio Gasol), los Lakers necesitaban reinventarse y Pau, una huida hacia delante en busca de una franquicia con aspiraciones de anillo y que transmitiera algo especial. Y apareció la opción de jugar en Chicago, la ciudad de Michael Jordan y Barack Obama. Los Bulls son el nuevo reto del capitán de la selección española. Con 34 años, Pau será una vez más el referente de esta generación en un gran torneo. Va a por el oro. Primero, cumplir con su grupo de amigos. Luego los Bulls.