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Yolanda Veiga
Sábado, 13 de septiembre 2014, 00:34
Contaba en una entrevista el otro día Lola Herrera que parte de su éxito se lo debía a una trayectoria discreta, sin grandes picos arriba ni abajo. Eso, dice, le ha ayudado a mantenerse, o al menos le ha evitado engorrosas explicaciones cuando las cosas ... no salen todo lo bien que se esperan.
Pero en la televisión es complicado pasar desapercibido. Más complicado, al menos, que en el cine y en el teatro. Solo hay dos posiciones posibles: o estás en el cielo, o en el infierno. O eres Jordi Hurtado, claro. Admirable e inexplicable fenómeno el del presentador de La 2, que lleva casi veinte años presentando el mismo concurso y se ha convertido en la bandera de la segunda cadena. Nunca ha tenido ni tantos espectadores como para pasarlo al 'prime time' de La 1 ni tan pocos como para desaparecer de la parrilla. Y ahí sigue, con una de las parroquias más fieles que se hayan asomado jamás a la pantalla.
Salvo Hurtado, el resto de los presentadores están sujetos al alberdrío del que se sienta en el sofá. El televidente, ese ser del que siempre hablamos en tercera persona cuando en realidad somos nosotros mismos, suele gustar de encumbrar al personal para deshacerse luego de ellos sin piedad ni explicaciones.
A la gente le gusta 'Pasapalabra'
Estos días, en el arranque del nuevo curso televisivo, no ha pasado desapercibido ni lo de Matías Prats ni lo de Carlos Sobera, compañeros de la misma casa, por cierto, Antena 3. Al primero le han cambiado de puesto y ahora presentará el telediario del fin de semana, que es un informativo de menos caché que el de la noche. No es un castigo de los directivos a Matías, ni es que él haya perdido gancho. No tiene nada que ver con eso. Tampoco con que Pedro Piqueras, el de la competencia, lo haga mejor que él, dicho esto también sin ánimo de ofender a Piqueras. Tiene que ver con algo tan sencillo como que a la gente le gusta 'Pasapalabra' y cuando acaba se queda en la misma cadena. Y llegará un día en que retiren 'Pasapalabra' porque ya no gustará tanto, y entonces hablaremos injustamente del fracaso de Christian Gálvez en los titulares grandes. Que si ya no leía las definiciones tan rápido como antes, que si...
Otro al que han mandado a la última fila es a Carlos Sobera. El lunes se despidió de 'Atrapa un millón', después de cuatro años presentando uno de los concursos más sólidos de la tele. ¿A estas alturas alguien cuestiona que Sobera es tan buen conductor de concursos como Christian Gálvez? Pues no, pero a la gente le gusta más 'Pasapalabra'. ¿Por qué? Pues porque sí, porque si fuera al revés también nos haríamos la misma pregunta.
Sobera, como Matías Prats, como Ana Blanco cuando le pusieron compañero para dar las noticias, como muchos que en su día salían todo el rato en la tele y ya no se les ve... no son peores que los competidores que les han ganado la partida en un momento determinado. Son víctimas de esta audiencia caprichosa (ojo, que somos todos), que un día les colocó muy arriba. Ellos seguro que desdramatizan todo esto y que no interpretan estos cambios en clave de fracaso. Y harán muy bien.
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