Miguel Pérez
Jueves, 25 de septiembre 2014, 18:00
¿Qué es capaz de unir al exministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, al fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, y al cineasta José Luis Garci? Sencillo, Jack, el Destripador. O bien, Sherlock Holmes y su inseparable doctor Watson, si se trata de ofrecer ... una respuesta más benevolente. Porque todos forman parte de un mismo proyecto: 'Holmes & Watson: Madrid Days', la película que Garci puso en cartel en verano de 2012 con la participación de los dos ilustres fiscales -Gallardón lo es en excedencia- para revisitar al mítico personaje de Conan Doyle en una versión tan madrileña como improbable.
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Todo un experimento que cobra nueva luz a la vista de la dimisión del ministro de Justicia tras la suspensión de su reforma de la ley del aborto. Si no existiera la cinta, pocos creerían al circunspecto Gallardón de las tasas judiciales y de los cambios en la legislación sobre la interrupción del embarazo capaz de ponerse unas frondosas barbas y representar a su tío bisabuelo Isaac Albéniz delante de las cámaras. No como lo haría Anthony Hopkins, cierto. Pero sin desmerecer. Más han chirriado otras actuaciones suyas en el Congreso. Lo que viene a confirmar el aserto de que todos tenemos un pasado... que no siempre encaja con el presente.
Fue el propio político del PP, cuando aún era alcalde de Madrid, el que propuso al cineasta encarnar a su antepasado. Posiblemente, uno de sus últimos gestos como amigo de la cultura popular (de la calle, no del PP) y político individualista capaz de hacer saltar los corsés del cargo público antes de deslizarse hacia el lado oscuro que, al parecer, habita en los ministerios. Ya lo dijo Joaquín Sabina el domingo ante Risto Mejide: "Gallardón murió. Lo hicieron ministro y se transformó". El mismo cantautor desvelaba en 2009, en un artículo en la revista 'Rolling Stone', cómo durante un programa de televisión le espetó al ya exdirigente popular: "Alberto, tú y yo tenemos una cosa en común, a ninguno de los dos nos quieren en el PP". Y Gallardón replicó: "Te equivocas, Joaquín. A ti sí te quieren en el PP". A veces, una conversación cualquiera ofrece frases premonitorias.
El propio Garci ha relatado la génesis del actor Gallardón en más de una ocasión. El director se presentó en la primavera de 2011 en su despacho del Ayuntamiento con el fin de pedirle los permisos necesarios para rodar en distintos lugares de Madrid, especialmente en El Retiro y el barrio de los Austrias. Antes de marcharse, el cineasta le dejó una copia del guión para que el alcalde comprobase la solidez del proyecto. Tres días más tarde, éste le llamó por teléfono. Entusiasmado. Se había leído el guión al completo y le rogó que le dejara interpretar al insigne compositor, que aparece de modo breve y transversal en la película, por la que desfilan otros célebres protagonistas de la vida cultural y política española de finales del siglo XIX.
El rodaje se inició a finales de 2011. Cabe suponer que Gallardón ya estaba entonces en la futura nómina de Rajoy. El día 20 de noviembre resultó elegido diputado al Congreso en las elecciones generales. Iba de número cuatro en la lista. Un mes más tarde, juraba su cargo como ministro de Justicia. Aun así, Gallardón cumplió las condiciones de rodaje impuestas por Garci, entre ellas, acudir puntualmente al set y no faltar a una sóla sesión de grabación. La política se quedaba detrás de las cámaras. El ya inminente ministro se sometió a maquillaje para incorporar a su rostro la barba y una nariz postiza con la que aumentar el parecido con su bisabuelo.
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Cúmulo de implicaciones
De alguna manera, el bisnieto de Albéniz estaba predestinado a participar en 'Holmes & Watson: Madrid Days'. La película es como una constelación estelar alrededor del exministro de Justicia, una concatenación de circunstancias situadas en su órbita. Para empezar, el filme surgió de una conversación casual en la calle Génova, donde se encuentra la sede central del Partido Popular. Dejen este dato en manos de Iker Jiménez y verán que nada es casual, que seguramente unos hilos mágicos y misterioros unieron a Gallardón con la gran pantalla.
Más conexiones. ¿Quiénes eran los interlocutores de aquella conversación? El propio José Luis Garci y, atención que aquí llega otra clave, Eduardo Torres Dulce, quien más tarde sería nombrado fiscal general del Estado por el propio Gallardón. Cabe suponer que no por el guión de la película, donde Albéniz apenas tiene dos minutos de presencia en sus dos horas largas de duración.
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A estas alturas, 'Cuarto Milenio' se nos queda corto para explicar tal cúmulo de implicaciones. El caso es que el cineasta elucubraba con su contertulio, prestigioso jurista y uno de los mayores entendidos en cine de España, sobre lo que hubiera sucedido si Sherlock Holmes se hubiera desplazado a Madrid para seguir la pista a una serie de crímenes cometidos por Jack, el Destripador o un asesino que utilizaba sus mismos y atroces métodos. De aquella idea surgió la película con Madrid de fondo y un argumento de novela negra muy propio del autor de 'El crack' que esconde una "severa denuncia de la corrupción que anida en los centros de poder", según la crítica.
Torres Dulce, coguionista
La película puede entusiasmar o no -con Garci las opiniones suelen ser radicales-, pero no cabe duda de que posee una factura técnica impecable, realiza una fiel descripción del Madrid de finales del XIX y constituye un excelente ejercicio de narración cinematográfica. El fiscal participó como coguionista. No pudo resistirse. Aparte de crítico y experto en el medio -formó parte del consejo de redacción del programa de televisión '¡Qué grande es el cine!', dirigido por el propio Garci, y ha escrito libros como el apasionante 'Jinetes en el cielo' sobre el universo de John Ford-, Torres Dulce es un especialista en el detective de Baker Street. Para protagonizar al personaje, Garci eligió a Gary Piquer como cabeza de un reparto que incluía también a José Luis García Pérez, Belén López, Enrique Villén, Macarena Gómez y, atención, Inocencio Arias. El diplomático, al igual que Gallardón, realizaba un cameo, pero en su caso interpretando a un ministro del Gobierno. ¿Otra casualidad? Iker, cuánto trabajo de investigación hay aquí.
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"Lo curioso es que, cuando hicimos la película, el PP era oposición, Gallardón no era ministro de Justicia ni Torres Dulce fiscal general del Estado", explicó Garci tras el estreno en el verano de 2012. Aunque para entonces, nada era lo mismo. Aquel actor novel que representaba a Albéniz ya había anunciado en el Congreso que pensaba emprender una reforma de la ley del aborto aprobada por el PSOE "acorde a la doctrina del Constitucional" y faltaban apenas unos meses para que pusiera en vigor el sistema de tasas en los procesos judiciales. Por fortuna, su reforma de la justicia universal aún estaba lejos de ponerse en marcha. Se hubiera quedado sin película. Sherlock no habría podido investigar en Madrid.
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