Delincuencia juvenil en Euskadi

Zigor, el influencer que trabaja todos los días y pasó 6 años en centros de menores

Este vizcaíno de 27 años participará este jueves en el primer Congreso sobre Menores, organizado por Sapiens con la colaboración de EL CORREO, y que se celebrará en el aula magna de la UNED en Vitoria. Se trata de tema de candente actualidad en la capital alavesa, con cinco bandas juveniles reconocidas por el Departamento de Seguridad, denuncias vecinales en alza, dos nuevos centros de menores en el horizonte y la sensación de que la bola podría crecer demasiado si no se toman soluciones pronto.

La historia de Zigoreitor representa un soplo de aire fresco en un terreno tan pantanoso. En la actualidad trabaja como transportista de lunes a viernes y de hostelero los fines de semana. Lo hace para abonar «los 76.000 euros de responsabilidad civil a la que me condenaron. Cada mes pago 700 euros». Donde otros se hubieran declarado insolventes, él busca resarcir a las víctimas de su pasado oscuro. «Aunque haya perdido parte de mi juventud y claro que no me gusta trabajar todos los días, mi error me ha guiado», traza con mirada firme.

Este antiguo «bala perdida»sólo tiene palabras de agradecimiento para su etapa internado. «Era un chaval perdido, con malos hábitos y malas compañías. Y allí eran todo normas. Fue un cambio radical». Con alguna recaída, eso sí. «Al año me di cuenta de lo que me pasaba. No quería acabar como mi padre, que también fue ludópata», se sincera.

«Todos merecemos una segunda oportunidad. Pero hay gran diferencia en si cometes un delito siendo menor o adulto, donde la reinserción social resulta más difícil», profundiza. Tras tres años en Zumarraga, le trasladaron a un centro semicerrado por buen comportamiento. «Me abrió las puertas del mercado laboral», alaba. El último paso fue un piso foral hasta recuperar la libertad.

«Los centros funcionan. Creo en el sistema de reforma, pero el mayor cambio viene de la persona. De ti mismo. Tú decides coger las herramientas que te ponen delante», desgrana. «Muchos jóvenes recaen cuando salen del circuito de los centros. Por el entorno, las malas compañías», analiza con conocimiento de causa. Durante su condena coincidió con más de 300 menores conflictivos.

«Yo cumplía con una rutina». Trabajo, mucho trabajo y deporte. Compaginó un tiempo ¡tres empleos! «Soy autónomo, transportista. Me he malacostumbrado a trabajar. También a hacer deporte. Duermo poco, pero he armado una persona muy optimista y positiva», se define este influencer atípico.

A los adolescentes que demandan su ayuda les insiste en que «no es tarde para generar un cambio, pero debe salir de ellos». El mensaje a los padres, muchas veces sobrepasados, incluye «más comunicación. Yo engañé a los míos y por vergüenza no les dije nada». Zigor se ve a medio plazo como educador social o policía. «La etiqueta de tu error te va a acompañar siempre, pero eso no quiere decir que pueda reformar mi vida y ayudar a otros».