Hasta cinco años entre rejas. Ésta es la pena máxima a la que se expone V. A. R., la vecina del barrio vitoriano de Zabalgana detenida hace justo doce meses por su presunta radicalización yihadista, por adoctrinar a sus cuatro hijos menores, con los ... que proyectaba viajar a Irak para unirse al Daesh, y por tratar de sumar en internet «adeptos» a esta causa fundamentalista.
Según ha sabido este periódico, la Audiencia Nacional inició el jueves el proceso de apertura de juicio oral a esta mujer de 40 años, de origen peruano, nacionalizada española y convertida al Islam. De los cinco cargos atribuidos en un principio por la Fiscalía, el magistrado Francisco De Jorge sólo aprecia indicios sólidos de «un delito de autoadoctrinamiento y autocapacitación con fines terroristas». En términos temporales, la horquilla abarcaría desde dos años a un máximo de un lustro de encarcelamiento.
Aguarda juicio
Tras diez meses en prisión preventiva, fue puesta en libertad en julio y retornó a su piso
La mañana del 26 de septiembre del año pasado, efectivos de la Guardia Civil irrumpieron en el piso de alquiler de esta mujer sin empleo conocido y perceptora de una pensión. Culminaba año y medio de seguimiento en los que principalmente editó y difundió videos favorables al grupo terrorista. En sus publicaciones, aprecia el sumario del Juzgado Central de Instrucción número 1, se valió del español, árabe, inglés y hasta ruso. Hace tiempo que organismos cualificados como el Instituto Elcano o el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET) alertan del creciente papel femenino en las redes de captación yihadista.
El arresto de V. A. R. se precipitó cuando los investigadores detectaron sus «preparativos» para dejar Vitoria y trasladarse a Irak. Al parecer pretendía llevarse consigo a sus cuatro pequeños –de 5 a 12 años–. Ella acabó en prisión. Le retiraron la custodia de sus hijos que, a día de hoy, siguen con su padre biológico, ajeno al supuesto proceso de radicalización. Los servicios sociales de la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria controlan desde entonces la evolución de los menores.
Después de varias negativas por «el riesgo de fuga», el juez De Jorge –que también llevó el beso no consentido de Rubiales a Jenny Hermoso– le dejó en libertad provisional «con medidas» el 3 de julio. Diez meses como presa preventiva. Asimismo le levantaron la medida cautelar de retirada de la custodia de sus vástagos.
Niega las acusaciones
Enseguida retornó al barrio donde habita desde la primavera de 2020. Sus vecinos la ven «poco por la calle». Sí ha visitado en, al menos, tres ocasiones el centro de salud –ubicado a unos 400 metros de su hogar– para completar revisiones rutinarias.
Siempre sale ataviada con un niqab, velo que únicamente deja los ojos a la vista. Se trata de la misma indumentaria que eligió cuando el instituto armado llamó a su puerta. «Se tapó hasta las manos con unos guantes antes de sacarla e ir a la comandancia», rememoran fuentes internas del instituto armado.
Todavía no hay fecha concreta para su juicio, que se celebrará en Madrid. Medios judiciales apuntan al «primer semestre del próximo año como pronto». Este periódico contactó con la sospechosa, quien declinó dar su versión, aunque sí negó las acusaciones que se le imputan. Hasta este proceso, sus únicos problemas legales se limitaban a sanciones administrativas con diversos organismos públicos.
El día que esta vecina de Zabalgana solicitó entrar en el Éjercito español
El 7 de julio de 2006 –hace dieciocho años–, el gobierno de Alejandro Toledo, entonces presidente peruano, emitió en Lima una «resolución suprema» con su autorización expresa para que «dieciocho ciudadanos peruanos residentes en el Reino de España presten servicios en las Fuerzas Armadas Españolas». Entre los solicitantes figuraba la ahora investigada por la Audiencia Nacional. Una vez contrastado que se trata de la misma mujer residente en Zabalgana, EL CORREO ha confirmado con fuentes internas del Ejército que la ahora sospechosa de adoctrinamiento yihadista nunca llegó a completar el paso de alistarse. «Esa persona no figura en nuestras bases», atajan las fuentes consultadas.
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