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Sergio Carracedo
Domingo, 15 de mayo 2022, 01:11
Las ruinas de la vieja ciudad romana ya se conocían en el siglo XVI. Años después, en 1845, un agricultor de la zona encontró en una finca la misteriosa Dama de Iruña, una escultura de mármol blanco y gran tamaño que preside hoy la tercera ... planta del Museo Arqueológico de Álava-Bibat. A finales del XIX se iniciaron las primeras labores arqueológicas, que se han sucedido en los últimos 120 años con resultados dispares.
En 1984, el recinto amurallado, de algo más de 11 hectáreas, y la zona extramuros fueron declarados conjunto monumental y, más recientemente, el yacimiento se amplió hasta las 126 hectáreas, de las que no se ha excavado ni un 1%. De ahí su gran potencial arqueológico.
Fue una ciudad muy relevante a nivel comercial por su ubicación en un punto estratégico de la calzada romana que conectaba Burdeos con Astorga. Así se explican sus colosales murallas levantadas entre los siglos III y IV, únicas en el País Vasco, su extraordinario mercado, el más grande de los descubiertos en la Península ibérica, su templo con pórtico y columnas y varias viviendas de lujo.
En los últimos años, además de mantener la excavación y culminar los trabajos del plan director 2010-20, se han acondicionado senderos, se ha creado el programa de visitas y se ha excavado y reconstruido parte del gran mercado. También se ha identificado un tramo de la calzada Astorga-Burdeos y se han reforzado las murallas que algunos expertos comparan con las ubicadas en Lugo, que son Patrimonio de la Humanidad.
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