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Las hermanas Werckmeister, Christina y Verónica, junto con Brenan Duarte, fundaron el 'Itinerario Muralístico'. Este proyecto surgió como una «herramienta de expresión pública y comunitaria» que se materializaba en talleres colaborativos en los que convivían artistas profesionales, estudiantes de arte, ciudadanos voluntarios y jóvenes que, durante el verano, participaban en el programa de empleo de las 'Brigadas de la Brotxa'. El primer mural de 'La ciudad pintada', un proyecto que en 2017 compitió por el galardón Copa España Creativa, evoca la historia de la plaza de la Burullería como mercado medieval de telas y paños. La obra, que ocupa una superficie de 225 metros cuadrados, se ubica en la calle Chiquita, 9. Se pintó en 2007 con la participación de trece voluntarios.
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Animales procedentes de diferentes continentes simbolizan la diversidad y multiculturalidad presentes en el Casco Medieval de la capital alavesa. Este mural, realizado en 2008, se pintó sobre las cuatro fachadas (ventanas, puertas, chimeneas, tubos, etcétera...) de la escuela infantil Haurtzaro. Se localiza en el cantón de Santa María, s/n. Para no perderse ni un detalle, hay que observarlo desde el cantón de Santa María y las calles San Vicente de Paúl y Bueno Monreal.
3
Esta tercera parada de la ruta muralística ofrece una reinterpretación del beso que Santa Ana da a San Joaquín en la Puerta Dorada de Jerusalén. La obra está inspirada en un fresco de Giotto di Bondone del siglo XV. El mural, en esencia el amor de una pareja protegido por un cielo estrellado, se realizó en 2009 sobre una fachada del número 76 de la Pintorería. Cubre una superficie que ronda los 225 metros cuadrados.
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El pintado en el número 9 de la calle Santa María es, sin duda, uno de los murales más fotografiados y admirados de la almendra medieval. A ello ha contribuido también el hecho de que sea uno de los escenarios donde transcurre parte de la acción de la novela 'El silencio de la ciudad blanca', de la vitoriana Eva García Sáenz de Urturi. Sus autores se inspiraron en 'El tramposo', un cuadro de Georges de la Tour para recrear, con una estética medieval, una partida de cartas entre la gran dama Victoria y un hombre, símbolo del poder corrupto. La sirvienta, que viene a representar al pueblo vitoriano, es quien avisa a su señora del engaño. Su visión es óptima desde el jardín de Etxanobe. Luce en esa fachada desde el año 2009. Costó pintarlo seis semanas.
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Forma parte de un conjunto denominado 'Eskuz Esku' (mano a mano, en euskera), que incluye dos fachadas pintadas en el año 2010 y un mosaico en la base de ambas; unidos a través de una simbólica mano; 'herramienta' de la que surge el arte y el trabajo. En este mural, localizado en el número 79 de la calle Zapatería, está representada la música mediante una serie de guiños a la historia musical del lugar, conciertos y letras de canciones que aluden, a su vez, a una «época fructífera del rock vasco», según explicaron sus autores. Su visión es óptima desde el cantón de las Carnicerías.
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Es una de las tres piezas del mismo conjunto, ubicado en el tramo comprendido entre Zapatería 79 y Herrería 86. El mosaico está situado en la base de las dos imágenes principales. Si se observa al detalle puede apreciarse una mano de Fátima y varios textos en diversos idiomas (español, euskera, chino, árabe...). El hecho de que las frases no estén traducidas tiene un propósito. Así se quiere invitar al espectador a iniciar una conversación con un amigo, un familiar o un vecino del barrio para que le explique su significado. Todos los textos están pintados a mano con esmalte sobre cerámica y vueltos a cocer. El mosaico está elaborado a mano con pequeños espejos, piezas de cerámica y vitroges.
7
El segundo gran mural de este 'tríptico' pintado en el año 2010 se ubica en el número 86 de la calle Herrería. Si en la primera fachada se aludía a la creación artística, en este caso, se hace referencia a los frutos de la tierra. Para ello, se emplean imágenes que recrean el proceso de crecimiento del tomate en los huertos urbanos que se esconden en algunos rincones del Casco Viejo vitoriano.
8
Este mural representa la noche de San Juan y su mágica fiesta pagana. Y lo hace con una colorista y fantasiosa escena llena de hogueras, música, baile y cierto desenfreno. Pintado en 2010, se ubica en un entorno privilegiado, protegido por el jardín de la muralla medieval, en la calle Correría, 96. Eso sí, quienes quieran verlo en todo su esplendor tienen que observarlo desde el acceso ubicado en el cantón de las Carnicerías.
9
Esta pieza artística plantea una pregunta que surgió a raíz de un debate. ¿Todo el conocimiento acumulado nos permitirá conservar la naturaleza y mejorar nuestro medio ambiente? Pintado en 2011, se puede ver en la calle Francia, justo frente a la plaza del museo Artium. Con esta composición, se aspiraba a provocar en el espectador una sensación de asombro ante la naturaleza que nos rodea.
10
Esta explosión de color, visible en el número 76 de la calle Zapatería, aborda el avance desde la desigualdad y los estereotipos hasta la educación, la justicia y la esperanza. Destaca sobremanera el papel de la mujer en la construcción de la paz. Sus creadores recurren al lenguaje de los colores. De este modo, los tonos fríos contienen el problema, mientras que los cálidos colorean la solución. La imagen que predomina sobre el conjunto es la de una mujer ya madura, «que rompe las cadenas de su presión avanzando hacia la consciencia y la sabiduría natural». Data del año 2011.
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Es el único mural de los que conforman el itinerario muralístico pintado sobre las paredes de un centro cívico de la capital alavesa; en este caso, el de Aldabe. Eso sí, está un poco escondido; ya que para verlo hay que bajar por la rampa a la zona exterior de las piscinas y el teatro del equipamiento. Este curioso 'collage' combina nuestra esencia natural, el agua como medio; y nuestra esencia imaginaria; el arte. Pintado en 2011, entre su iconografía destacan una lamia, una sirena, animales en peligro de extinción, flora marina y formas abstractas. Frente a la entrada al teatro se prolonga este concepto, pero relacionado con el arte. Así, puede verse cómo un títere evoluciona desde su construcción y manejo hasta su presentación sobre la escena. «La transformación se vuelve un sueño mágico cuando la muñeca se convierte en una romántica bailarina». Ésta reproduce una obra del pintor Dégas.
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Con este mural se rinde tributo a los voluntarios, en especial, a quienes trabajan por la mejora del paisaje urbano por su esfuerzo, dedicación y cariño. Este homenaje toma la forma de un libro en el que, de forma gráfica, se explica la historia del proceso creativo. Se recogen aspectos relativos a la restauración, las tradiciones de Euskadi y algunos aspectos medioambientales de la zona. Se materializó en el año 2012 y, para ello, se empleó por primera vez la técnica de pintado sobre 'polytab'; una tela no tejida. Está situado en un edificio del número 20 de la calle Barrancal, frente al centro cívico Aldabe.
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El itinerario muralístico de 'La ciudad pintada' cruzó en 2013 la frontera imaginaria del Casco Medieval para dar el salto al barrio de Zaramaga. Y lo hizo para confeccionar un mural con historia. Sobre la fachada de un edificio de viviendas situado en el número 28 de la calle Reyes de Navarra se evoca el Tres de Marzo. Se reproducen imágenes y noticias de aquel fatídico día de 1976 desde una fachada situada frente a la iglesia de San Francisco, escenario de la tragedia.
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La ruta continúa por Zaramaga con un mural con el que sus autores quisieron rendir homenaje a las personas mayores de este barrio de tradición obrera que, poco a poco, ha ido envejeciendo. Un vecindario poblado de inmigrantes llegados desde otras provincias y, más recientemente, procedentes de otros países. El trabajo artístico, que ocupa una superficie de unos 120 metros cuadrados, se pintó entre los años 2014 y 2015. Está situado en la calle Mendoza, 59; aunque la visión óptima para apreciarlo en su totalidad se localiza en el punto oeste de la plaza de Llodio.
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El colorido itinerario muralístico de Vitoria impregnó con su particular brocha un nuevo punto de Zaramaga en el año 2015. El popular barrio pasó a contar con una tercera pintura de grandes dimensiones en un bloque de pisos de la calle Reyes de Navarra, 27. Este nuevo miembro de la 'familia' habla de la «simbiosis real del mundo animal y de fantásticas relaciones soñadas entre especies». En definitiva, alude a una biodiversidad perdida «que se podría y debería recuperar». Se trata de una propuesta muy colorista y con un estilo muy personal, muy diferente respecto a lo que se había ejecutado hasta entonces.
16
En el número 1 de la calle Mendoza, en Zaramaga, puede verse el cuarto mural pintado en ese barrio. Tras profundizar en el pasado histórico y comercial de la ciudad, recorrer los cinco continentes y reivindicar el Tres de Marzo, entre otras cuestiones, se consideró que era el momento de poner en valor la contribución de los emigrantes llegados a tierras alavesas. Con esta obra, se quería homenajear a aquellas personas que llegaron a Vitoria, allá por la década de los sesenta, para trabajar en la floreciente industria local. Entre todos construyeron la ciudad. Como curiosidad, con este mural, pintado en 2016, se apostó por una senda rompedora, ya que fue el primero del itinerario muralístico que se hizo en relieve. No en vano, el lema de aquel trabajo fue 'Hormatik At! ¡Nos salimos de la pared!'. Se recurrió a 82 medias ruedas coloreadas en verde -y sus laterales en otros tonos- barnizadas y atornilladas sobre la fachada. En el llamativo estampado que simula el papel de pared de un piso de la época lucen numerosos apellidos que se corresponden con los de muchas de aquellas familias que dieron identidad a la ciudad.
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Desde julio de 2018, 'Vecinas' engalana una de las paredes de un edificio del número 25 de la calle Ariznabarra, en el barrio del mismo nombre. Otra vez, la participación de los habitantes del distrito sirvió para que un elemento poco estético tenga desde entonces un contenido artístico y con memoria histórica. Verónica Werckmeister contó con el grafitero canario Matías Mata, más conocido como 'Sabotaje al montaje', para dar forma a esta nueva pintura, que reivindica el tradicional concepto de vecino.
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En el cantón de Santa Ana, en la fachada lateral del colegio Ramón Bajo, un mural da desde julio de 2018 la bienvenida a quien llega al centro escolar y a cualquier viandante que pase por la calle. Bajo la premisa 'Auzoan, hazi, hezi, bizi' ('Crecer, educar y vivir en el barrio') esta pintura es fruto de las ideas aportadas por vecinos, padres y madres de alumnos y diversos colectivos. Es un homenaje a la «implicación social» de la asociación de madres y padres de esta escuela pública, de los profesores y de todos aquellos grupos que contribuyeron a transformar el centro educativo. El mensaje que se quiere transmitir con él es que los pequeños crezcan y se eduquen en armonía; colaborando para, entre todos, hacer un barrio mejor.
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