

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
j. garcía | s. echeazarra
Martes, 10 de diciembre 2019, 01:51
El regreso del viaje de estudios de un grupo de escolares vitorianos se convirtió en una auténtica odisea entre el jueves y viernes pasados. Los ... afectados, 52 alumnos de 2º de Bachillerato del colegio San Prudencio a los que acompañaban tres docentes, formaban parte de los 180 pasajeros del vuelo que unía Londres (donde los alumnos llevaban desde el día 1) y Bilbao. El viaje acabó en pesadilla, ya que llegaron con casi 12 horas de retraso a la capital alavesa y tras haber pasado la noche en vela en el aeropuerto de Barcelona, a oscuras, tumbados en el suelo, con un vale de 6 euros para cenar y muy enfadados por la «desinformación y mentiras» de la aerolínea que, para colmo, descartó aterrizar en Foronda pese a estar abierto.
Vueling, que ha pedido disculpas, asegura que la demora se debió a la huelga general en Francia y a «otras razones operacionales», aunque no detalla por qué no le dio la posibilidad a sus clientes de pernoctar en un hotel en la ciudad británica, cuando «sabía que al despegar de Gatwick más allá de las doce de la noche se iba a encontrar con Loiu cerrado» (el límite para autorizar un aterrizaje en 'La Paloma' es a las 00.50), lo que forzosamente le obligó a buscar un destino alternativo. El piloto rechazó tomar tierra en Foronda, pese a que al ser aeropuerto 'H-24' estaba abierto esa noche y un viajero así se lo advirtió. Los alumnos llegaron a Vitoria hacia las 10.30, casi doce horas más tarde de lo previsto.
Fue un «caos total», denuncia Ainhoa Valverde, una de las tres profesoras al cargo del grupo de estudiantes. Todo comenzó al filo de las 20.00 del jueves en el aeropuerto de Gatwick. El vuelo VY7293, operado con un 'Airbus 320' con capacidad para 185 pasajeros, tendría que haber despegado hacia Bilbao. Sin embargo, en las pantallas de la sala de embarque comenzaron a sucederse los mensajes informando de retrasos. «Salimos de Gatwick con tres horas de retraso. Los alumnos estaban nerviosos y los padres, lógicamente, preocupados», cuenta la profesora. Despegaron más allá de la media noche, a las 00.03, ya sin posibilidad de recalar en Loiu. Nadie informó de esto a los pasajeros, según denuncian. «Pocos minutos antes de aterrizar nos dijeron que estábamos en Barcelona».
El enfado de los ya cansados pasajeros se volvió mayúsculo cuando desembarcaron en El Prat. Eran las 2.05 de la madrugada. Las instalaciones se quedaron a oscuras. El personal de Vueling les transmitió que volarían a Bilbao a las 5.00. «Por ese motivo no ofrecimos la posibilidad de ir a un hotel en Barcelona, porque es imposible mover a los pasajeros para tres horas», argumentan. Sin embargo, la hora de partir a Bilbao se fue retrasando una y otra vez. «En ese momento ya dimos la posibilidad a familias, al grupo de estudiantes y otros pasajeros vulnerables de dormir y volar más tarde, pero nadie se acogió», afirma un portavoz de la empresa catalana. Los afectados alaveses, sin embargo, niegan que les propusieran quedarse en un hotel. «No nos ofrecieron esa posibilidad en ningún momento». Además, a la hora de registrar sus quejas «no había hojas de reclamaciones suficientes para todos».
La compañía repartió unos cupones de 6 euros para que los viajeros cenaran o desayunaran. «Cometimos un error y entregamos los que son para un aperitivo y no una comida (que son de 12)», asume la aerolínea. Con el escaso importe, los estudiantes se apañaron comprando «chocolatinas». «Estaban muertos de cansancio, después de toda la mañana haciendo las últimas visitas por Londres y después en el aeropuerto», recuerda Valverde.
Pasaron la noche «tumbados por el suelo en fila sobre sus mochilas o en butacas». Estaban «casi sin batería» en el móvil y sin cargadores porque los habían facturado. Finalmente, hacia las 9.00 tomaron tierra en Loiu. Allí les esperaba un autobús que «llevaba desde las 4 de la mañana. Y antes habían acudido otros dos chóferes».
Foronda se convirtió ayer, en este caso sí, en la pista alternativa de aterrizaje para un vuelo procedente de Oporto que viajaba con destino a Loiu, pero que no pudo tomar tierra en Bilbao por encontrarse cerrado su aeropuerto. El aparato, de la compañía Volotea, salió de su ciudad de origen con varias horas de retraso y llegó a las 2.56 de ayer a Vitoria, que debido a su condición de aeródromo 'H-24' sí estaba abierto en ese horario. El aparato dio varias vueltas a la altura de Miranda para aterrizar finalmente en la terminal alavesa.
Las limitaciones horarias o la meteorología adversa suelen causar este tipo de desvíos, más frecuentes en invierno y que en ocasiones llegan a Vitoria. Es la única pista –junto con Santiago– que abre toda la jornada en todo el Norte del país. Ya hubo otros dos desvíos el pasado octubre, cuando el mal tiempo obligó a aterrizar en Foronda a dos aparatos de Ryanair que cubrían las rutas París-Zaragoza y Londres-Zaragoza. La aerolínea, que opera la oferta de vuelos regulares en Foronda, reubicó al pasaje en autobuses para trasladarlo a su destino.
El aeropuerto vitoriano recuperó el pasado abril el H-24 que le permite abrir todo el día, lo que da más posibilidades de acoger desvíos, si bien son las compañías las que deciden a qué aeropuertos llevan sus vuelos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.