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Vitoria vive un 'boom' con sus terrazas. Tras la recién aprobada ordenanza de veladores, que permitirá a la hostelería fijar estructuras permanentes, la fiebre llegará ... en cuestión de meses a las viviendas. La gran mayoría de los edificios de la ciudad podrá optar a instalar un balcón de cierta amplitud, sean nuevos o ya construidos. En el caso de los antiguos, la principal condición que incluye la propuesta, presentada por el PP y apoyada por el Gabinete Urtaran, será que tenga la aprobación de una pequeña mayoría entre los propietarios del inmueble. Bastará con el visto bueno del 60%. De esta forma, casi todos los edificios podrán acogerse a la nueva medida, a excepción de las fachadas protegidas o del Casco Medieval, que tienen una regulación «especial».
La última modificación del texto incluye algunos aspectos que pueden dar un gran espaldarazo a la modificación de viviendas antiguas. A pesar de que en un principio se planteó la necesidad de unanimidad entre los vecinos para modificar los elementos de la fachada, se ha rebajado a un 60% de los propietarios y cuotas de acuerdo con la ley. En el caso de los envolventes de fachadas, en cambio, sólo se necesita una mayoría simple. Pero si, por ejemplo, en una comunidad de diez vecinos seis de ellos coinciden en que se coloquen terrazas, vayan a disfrutarlas o no, la posibilidad ya podrá estudiarse. Como norma general, la superficie ampliable será de un 10% de los metros del piso, para no comprometer la estructura.
10% de la superficie podrá convertirse en terraza en nuevas viviendas sin que compute en su edificabilidad. Un piso de 100 metros tendría 10 de exterior sin coste ni reducir superficie
Impulso a viviendas ya construidas La última versión de la norma no obliga a que haya unanimidad en los propietarios. Establece un consenso necesario del 60%, de acuerdo con la ley. Los edificios deberán mantener equilibrio y estética
10.000 euros es el precio aproximado de una nueva terraza, aunque depende de múltiples factores como el tamaño, los materiales empleados y el valor de la propia vivienda.
La medida no llegará al Casco Medieval Los edificios de la 'almendra' cuentan con una regulación «especial», por lo que no podrán acogerse a la medida como norma general. Tampoco podrá aplicarse en inmuebles de fachadas protegidas.
La mera aprobación por parte de los propietarios, eso sí, no significa que tengan ya luz verde completa para llevar adelante la construcción de balcones. Deberán presentar un proyecto elaborado por un arquitecto, ver las posibilidades que tiene el edificio, que no fue diseñado para soportar más peso, y mantener cierta proporcionalidad en su conjunto. Es decir, buscar la uniformidad y evitar que la estética se rompa por completo con terrazas asimétricas. En cualquier caso, sería el Ayuntamiento quien diera el visto bueno definitivo a la posible alteración de la imagen del edificio.
La propuesta vitoriana, que se basó en iniciativas de ciudades cercanas como San Sebastián, busca ir «más allá» que el decreto de habitabilidad del Gobierno vasco, que plantea un mínimo de cuatro metros de terraza en las viviendas. «Esta medida es más ambiciosa y se acerca a las necesidades de los vitorianos, porque la pandemia sacó a la luz las deficiencias de nuestros pisos, donde la mayoría no tiene terraza», defiende el concejal del PP Miguel Garnica, quien confía en que se «reactive» el sector y «genere empleo». A pesar de que el precio de las terrazas depende de factores como el valor de las viviendas, el tamaño, los materiales, etc, construir un balcón puede rondar los 8.000-12.000 euros.
La norma que prepara el Ayuntamiento desde finales de 2020, sin embargo, será de más fácil aplicación en los pisos nuevos, donde los primeros metros exteriores se desligarán de la superficie edificada. En concreto, la terraza no computará como superficie del inmueble hasta un 10%, de forma que no dispare su precio o limite la creación de terrazas por aumentar en exceso el tamaño del piso.
Esto significa que una vivienda de 100 metros cuadrados podría tener un balcón de 10 metros sin coste extra ni tener que reducir su interior. Los pisos tendrán más valor y, en proporción, costarán menos al no formar parte de su edificabilidad hasta el 10%. Eso sí, al tratarse de una proporción, favorecerá en mayor grado a los pisos de gran tamaño.
La norma urbanística, que responde a las necesidades y la demanda que surgió durante el confinamiento más duro de la pandemia, se encuentra avanzada y, si los plazos se cumplen, entraría en vigor durante el primer trimestre de 2023. El cambio más evidente se percibirá en los bloques que se levanten a partir del próximo año, pero el Ayuntamiento confía en que las últimas modificaciones impulsen la rehabilitación de fachadas y de construir balcones en inmuebles de todo tipo.
La medida deberá ser ratificada en julio por el Pleno municipal, donde se prevé un respaldo muy mayoritario. En la primera votación relacionada con esta cuestión, de hecho, ningún grupo político se opuso (Elkarrekin Podemos y EH Bildu se abstuvieron, mientras que PP, PNV y PSE la apoyaron). Después llegará el turno de las alegaciones y, por último, al Gobierno vasco. Una vez superados los pasos administrativos, la normativa regresará al Ayuntamiento para su aprobación definitiva y su entrada en vigor.
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