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De poco ha servido la petición del Gobierno vasco a la ciudadanía para que se deje de comer y beber en la calle. Si se han cerrado bares y restaurantes es precisamente para evitar esos momentos de relajación en los que muchos se quitan ... la mascarilla durante un buen rato facilitando así la transmisión del virus. Sin embargo, la estampa que se ha visto este miércoles en Vitoria es prácticamente idéntica a la de días anteriores. Bancos repletos de gente, de todas las edades, tomando el café de la mañana. La imagen se repite también por las tardes, aunque eso sí, en la gran mayoría de los casos sin superar el límite de las seis personas.
Pasaban algunos minutos de las once de la mañana y el monumento a la Batalla de Vitoria de la Virgen Blanca servía de acomodo para varias parejas y grupos que consumían café. Algunos bajándose la mascarilla únicamente en cada sorbo y otros manteniéndola mal colocada mientras hablaban con sus acompañantes. En la cercana plaza de España, el sol marcaba cuáles eran los mejores asientos para sentarse a consumir en vaso de cartón. Allí charlaban de manera animada Izaskun Pérez, Andrea Armiño y Rafa Arranz. «Hemos pillado el café en el Txistu y nos hemos bajado aquí al solecito», explicaban estos amigos. ¿Qué opinan de la recomendación del Gobierno vasco? «Hay que hacer un poco de vida social», era su respuesta.
A pocos metros, Ana Jucatoru y Natalia Salazar acompañaban su café de un cruasán. Incidían en que solo se retiraban la mascarilla en el momento de la ingesta. «Hay que aprovechar esta mañana tan buena que hace, y ya que no podemos estar en una terraza nos venimos al banco», compartía Ana. Sobre la petición expresa de no comer ni beber en la calle, Natalia explicaba que «vivo a media hora de aquí y evidentemente no me voy a llevar el café hasta casa. Además, yo trabajo en un bar y creo que en estos momentos hay que apoyar a la hostelería, si no, se va a ir a pique».
La plaza de Los Fueros es estos días otro emplazamiento de lo más concurrido para consumir las bebidas que ofrecen para llevar los establecimientos cercanos. Esta mañana, los grupos se concentraban en la zona en la que daba el sol. Exactamente lo mismo ocurría en la plaza Santa Bárbara, con varios grupos al mismo tiempo consumiendo café y alguno cigarrillo en mano. «Intentamos guardar la distancia y bajarnos solo la mascarilla cuando vamos a beber. Pero si estás comiendo algo sí que es más complicado estar subiéndotela y bajándotela todo el rato», trasladaba Iñaki Pereda acompañado de dos amigos. La Policía Local ha llegado a acordonar algunas terrazas cubiertas para que los consumidores no se sienten en ellas pese a que no están colocadas las mesas.
'Take away' en los polígonos
En los polígonos industriales de la capital alavesa, con el cierre de los comedores de los restaurantes, muchos se han pasado al 'take away'. La mayoría de trabajadores que no puede regresar a casa a comer lo hace en los espacios habilitados para ello dentro de la empresa, por lo que no se ven imágenes de gente almorzando en la calle. Emilio Ramos recogía antes de las 13.30 su pedido en el restaurante Barrachi del polígono de Gamarra. «Les llamamos a la mañana, nos dicen lo que tienen ese día, pedimos y les decimos la hora a la que venimos a buscarlo. Luego lo comemos en un espacio que tenemos junto al vestuario que hemos acondicionado para ello. Normalmente comemos aquí en el bar, pero esto es lo que toca ahora», se resignaba este trabajador de una empresa de ventanas.
Y mientras los ciudadanos siguen consumiendo en la calle, los hosteleros celebran la rectificación del Gobierno vasco de que se pueda pedir solo café en los bares, sin tenerlo que incluir en un pedido de comida. «En una situación tan dramática como la actual, cualquier gesto que nos permita desarrollar mínimamente nuestra actividad es positivo. Además, este cambio normativo elimina una discriminación flagrante con respecto a pastelerías y panaderías», valoran desde SEA Hostelería.
«Todo lo que sea ayudar a este sector bienvenido sea, aunque creo que esta rectificación llega tarde. Hay que redactar normativas más flexibles. Porque hay mil casos distintos y me parece que el Gobierno vasco está pecando un poco de estricto», lamenta Diego Martínez de San Vicente, presidente de Gasteiz On. Desde el bar Bayuca, en Aranbizkarra, Jaquelina Ortiz valora esta como «una medida acertada y lógica, que despeja la duda y la incertidumbre de los bares, que hasta ahora estábamos en tensión cada vez que pasaba un coche de policía. Es un pequeño respiro para bares y clientes, tomarse un café parecía un acto subversivo…».
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