Dos vitorianas de 73 y 61 años se libran de la cárcel al «prescribir» el presunto robo de dinero a su madre

El quid de esta pugna judicial se refiere a los bienes dejados por la matriarca de la familia, muerta en otoño de 2010. Básicamente, a raíz de su pérdida arrancó una pugna por la herencia. Primero se resolvió en la vía civil cuál de los tres testamentos existentes era el correcto. Lo decretó el Tribunal Supremo, sala que dio por bueno el primero, redactado allá por 1983 y que repartía los bienes entre las dos hijas y los nietos.

En circunstancias normales, aquella resolución dictada en 2016 habría finiquitado la pugna judicial. Pero no fue así. En septiembre de 2018, los sobrinos –entre los que figura un alavés que pasó 18 años encarcelado por pertenencia a ETA– acudieron a la vía penal, que ya incluye la opción real de ingreso en prisión. Tras una suspensión en enero por contagiarse de covid dos de los tres magistrados, el juicio se celebró a finales de marzo en la Audiencia Provincial de Álava. Fue un caso sonado debido a su singularidad. «Estos asuntos suelen limitarse a la vía civil», destacan letrados especializados.

El fallo penal llegó a finales de la semana pasada. La resolución, con el magistrado Francisco García Romo de ponente y ratificada por sus compañeros Jesús Poncela y Elena Cabero, absuelve a las dos sospechosas. Ninguna cuenta con delitos previos. En las vistas orales de marzo dieron la impresión de no comprender muy bien qué sucedía.

El caso es que las acusaban de vaciar las cuentas de su madre y matriarca de la familia mientras la cuidaron. Varios anticuarios confirmaron que les vendieron numerosas piezas propiedad de la fallecida. Según las encausadas, ese dinero se invirtió en pagar la residencia de esta mujer y en sus sueldos por las horas de cuidado. También tenían contratada a una empleada.

En sus conclusiones, García Romo sí aprecia indicios de un ilícito. Cita extracciones de las cuentas con «fines diferentes de la atención de su madre». Pero al mismo tiempo recuerda que la única víctima sería esta mujer fallecida hace ahora doce años y que, a pesar de su deterioro cognitivo, solía sacar dinero «con el auxilio de alguna nieta para costearse caprichos». Otra de estas familiares residió cerca de tres años en la casa de la abuela «gratis et amore», apunta el texto legal.

Pero la clave del meollo reside en la suma total de lo sisado no supera los 50.000 euros, por lo que los hechos están «prescritos». Explica el juez que «la querella se presentó ocho años después del fallecimiento» de la víctima. Contra esta sentencia cabe recurso al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.