El encausado, sentado frente a los magistrados Cabero, García Romo y Zulueta. D. G.

Agresiones sexuales en Euskadi

Una vitoriana víctima de agresión sexual: «Cuando mi padre cerraba con llave, ya sabía qué iba a hacerme»

Una joven relata en la Audiencia Provincial de Álava el martirio sufrido entre los 6 y los 14 años. Las acusaciones piden 41 años para este hombre, que niega ataque alguno

Jueves, 7 de marzo 2024, 00:22

«Cuando candaba la puerta, dejaba abierto el grifo u olía a listerine, sabía lo que iba a hacerme a continuación». Encogió el alma escuchar ayer, miércoles, en la Audiencia Provincial de Álava a una joven de Vitoria presunta víctima de un número ... indeterminado de agresiones sexuales. Entre los 6 y los 14 años, según reveló en un desgarrador interrogatorio, padeció una infancia terrorífica y clandestina. Su verdugo, su padre biológico, quien se enfrenta a pena global de 41 años de prisión.

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Con una entereza enorme, esta vitoriana –que ya ha alcanzado la mayoría de edad– narró desde una sala contigua para preservar su intimidad cómo cada vez que se quedaban a solas sufría un ataque. El ahora encausado fue un padre ausente hasta que esta chica cumplió los seis años. Acogió la reconciliación de sus progenitores «contenta porque yo quería tener un padre».

Un padre que, según confesó este adulto en la sala de vistas, se encerraba en la vivienda «el fin de semana entero para consumir cocaína». Su pareja trabajaba muchas horas fuera. Y él quedaba al cuidado de la pequeña, de la que ayer no supo precisar ni su cumpleaños. «No tengo muy claro cuándo nació», soltó cuando le hicieron esa pregunta tan básica.

Juicio por delitos sexuales

«Hacía lo que quería conmigo», detalla esta chica

Solos los dos en casa muy a menudo. Pronto comenzaron los tocamientos, según expresó esta joven. A continuación, las agresiones sexuales, que alcanzaron el rango de continuas y con algún episodio puntual de violencia física. «Fue un infierno de hogar», condensó la víctima.

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«Me chantajeaba. Yo me dejaba porque era mi padre y le quería. Cuando candaba la puerta de casa, dejaba abierto el grifo o se echaba listerine eran señales de lo que iba a pasarme. Estaba totalmente desprotegida. Hacía lo que quería conmigo. Fueron tantos días que no recuerdo todo», enumeró ante la atenta mirada de los magistrados Francisco García Romo, Elena Cabero y Ana Zulueta, a quienes corresponderá emitir una resolución. La pesadilla cesó cuando, a los 14 años, esta joven se echó un novio «y se lo conté».

Entre medias, la familia pasó ocho meses en Centroamérica. Una tarde que madre e hija veían la televisión, ella se atrevió a pedir ayuda. El maremoto generado –con las continuas negativas del progenitor– le llevó a «cambiar la versión y decir que lo había soñado». Retornaron a Vitoria. Cambiaron de casa pero no así los ataques sexuales, siempre según la víctima. Hasta ese noviazgo salvador. Con el paso de los meses se armó de valor para denunciar. Acudió a la Justicia en 2021. Fue la última vez que le vio.

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«Mal padre y mal compañero»

En su declaración, este hombre negó agresión sexual alguna. Sí admitió haber sido «mal padre y mal compañero» por su dependencia de las drogas y a ello achacó la denuncia. «Lo hizo por la vida que les he dado. A su madre le hice sufrir mucho por la droga, aparte de que la dejé dos veces por amigas suyas», apuntó.

Las peritos forenses dieron credibilidad a la joven vitoriana. «Había absoluta dominación de él hacia su madre, y ella (por la víctima) no podía negarse a nada». También describieron que el acusado, pese a su dependencia, «era consciente» de sus actos y que «va de víctima».

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Zuriñe Parra, acusación particular

«El procesado será un drogadicto, pero ante todo es un depravado»

Con estas claves, la fiscal Camino Méndez exigió un global de 41 años por tres delitos sexuales y dejó una frase lapidaria. «No es que les diera mala vida, no les dio vida». La abogada de la acusación particular, Zuriñe Parra, se sumó a esa petición y proclamó que «será un drogadicto, pero ante todo es un depravado».

Por su parte, el defensor, Óscar De la Fuente, se quejó de que su cliente no fue sometido a una prueba de validación que pidió y que la denuncia responde a que «el padre no dejó la droga». En su último turno, este hombre se dirigió a los jueces. «Lo dejo en sus manos. Ustedes son los que saben , me declaro inocente». La sentencia se espera en unas semanas.

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