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En enero, lo único que se escuchaba en las salas era silencio. ¿Se acuerdan de las olas? No fue hasta febrero cuando empezaron a subir los decibelios hasta superar los niveles previos a la pandemia «tanto en número de artistas como en asistentes. Casi se ... ha pasado al otro lado de la balanza, hay una avalancha de ofertas», coinciden diferentes salas de conciertos y agencias de management consultadas por este periódico. Entre festivales, conciertos gratuitos en la calle, los programas habituales y las iniciativas de bares, un aficionado a la música puede escoger cualquier fin de semana entre un amplio abanico de opciones. El cartel que se abre para diciembre y enero es un ejemplo. Y si el espectador vitoriano decide -o ha decidido- darse una vuelta por Bilbao (Metallica, Fito, BBK Live...), la oferta es abrumadora.
«Han salido todas las bandas a la carretera y, al mismo tiempo, parece que las giras se alargan porque muchas ven venir una crisis y existe esa necesidad de ahorrar. Puede que haya incluso más programación que antes», valora Iker Arróniz, uno de los responsables de la sala Jimmy Jazz, la más icónica de la ciudad junto al club sónico Hell Dorado. Un reflejo de la buena respuesta del público en la sala del barrio de Coronación es que cada semana -hasta mayo de 2023- tienen al menos un concierto programado con todo vendido. «Hemos tenido una superabundancia totalmente atípica. Se ha asimilado y digerido como se ha podido la acumulación de contenidos atrasados.
Hasta ahora jamás se había ofrecido tanto. Eso sí, a nivel profesional el panorama se presenta más incierto que nunca. En 2023 y 2024 llegarán las ruinas y las desapariciones», advierte sin tapujos Alfonso Santiago, responsable del Last Tour, organizadora del Azkena.
Txema González, al mando de la sala Urban Rock Concept, pasa las hojas del calendario para hacer balance. Entre febrero y mayo, «poco público»; de junio a agosto, «mal», porque es cuando los festivales se llevan la palma. Desde septiembre a noviembre, algo «mejor». «Pero no para lanzar cohetes», puntualiza el responsable de la sala especializada en metal. Una valoración que acentúa Rubén Zulueta, promotor en diversos espacios de Bizkaia y Álava. «¡En la vida nos había ido tan mal. De octubre para acá hemos recaudado un 40% o 50% menos. Las cosas están fatal en el sector, tanto aquí como en toda España», añade.
Y es que la economía manda. Tras hacer un repaso a los precios en sala se constata que han subido unos dos euros casi de forma generalizada. Luis Gómez, al mando de la agencia de contratación Black Izar, desliza uno de los problemas del momento actual: una amplísima oferta con una acogida «desigual». «Se nota la crisis y la inflación. Aunque los eventos más populares y masivos están funcionando bastante bien, hay un bajón en los eventos de tamaño medio y pequeño, donde está costando vender entradas», reconoce. En esa cartera de los primeros cuentan con bandas como La M.O.D.A, que colgó el cartel de 'sold out' en la capital alavesa. «Lo grande se ha hecho más grande y lo mediano tiende a mantenerse o empequeñecerse. Es posible que se hayan ensanchando las diferencias entre bandas», apunta Arróniz en esta misma línea. Tiene mucho que ver con que la gente ha hecho de los conciertos un punto de «encuentro social», por lo que las bandas más conocidas se llevan la palma. Es decir, «muchos aprovechan una actuación para coincidir con amigos».
Curiosamente, las grandes sorpresas de este último trimestre fueron dos actuaciones gratuitas en la Plaza de los Fueros. Natos y Waor congregaron a más de 12.000 asistentes en la plaza de Los Fueros con motivo de 'Vital Eguna' en octubre. El acceso para acceder al empedrado incluso se controló en una de las actuaciones más numerosa que se recuerda en mucho tiempo en Vitoria. La cantautora francesa Zaz convocó a una cifra de asistentes algo menor en una velada ideada para conmemorar el décimo aniversario de la Green Capital.
De las letras afiladas y callejeras a la reivindicación pop, estas apuestas ahondan en la variedad de estilos y su capacidad para arrastrar a oyentes. En el plano de festivales, las señas de identidad están claras. El verano es un mal momento para programar en sala debido al gran número de certámenes. El Azkena Rock congregó a 48.000 asistentes en sus tres jornadas, lo que supuso 12.000 más que en 2019, en una edición memorable por el trío de tres históricas del rock como Patti Smith; Emmylou Harris y Suzi Quatro. Por su parte, la semana del Festival de Jazz atrajo, según datos de la organización, a cerca de 40.000 al total de actuaciones (46 conciertos en total, 32 de ellos gratuitos). Esa buena forma del estilo se siente en el Dazz y en el festival Dazz Jazz (1.300), que ante la acumulación de conciertos en verano ha llevado su ciclo a otoño. La propuesta más novedosa en cuanto a programas la firmó Esférica Rioja Alavesa (3.500 asistentes), un certamen que clavó una chincheta en el mapa en su segunda edición dejando muy buen sabor de boca al combinar la enogastronomía y un cartel con Iván Ferreiro y Teenage Fan Club.
Rubén Zulueta
Promotor en Euskadi
En septiembre, también el Buesa fue un escenario a tener en cuenta al acoger tres conciertos de renombre: Los Secretos (1.416 espectadores), Robe (2.984) y Rozalén (2.204).
«Hay incluso más programación porque muchas bandas giran y ven venir una crisis»
«Los eventos masivos están funcionando mejor que los de tamaño medio y pequeño»
«En el último trimestre se nota una mejoría, pero no estamos para tirar cohetes»
«Hemos tenido una superabundancia totalmente atípica. Jamás se había ofrecido tanto»
Y lo que viene...
Las ganas de música en directo se ejemplifican de pocas formas mejor que con un letrero: el de 'todo vendido'. Esa frase se ha estampado ya sobre el cartel de conciertos próximos como el de Morgan (17 de diciembre, Jimmy Jazz), Izaro (7 de enero, en el Principal) o El Drogas (27 y 28 de enero). En una nutrida agenda por las diferentes salas para el fin de año y principios de enero se encuentran grupos como The Courettes, Ruper Ordorika y Doctor Deseo, entre otros. Llama la atención la actuación de Chano Domínguez y Martirio (28 de diciembre, en Kulturunea de Dendaraba), organizado por el Dazz. En el arranque del año destaca la despedida de Hertzainak, que se producirá el 6 de enero en Mendizabala, donde se instalará una carpa con capacidad para 20.000 asistentes.
12.000asistentes acudieron al concierto gratuito de Natos y Waor en la plaza de Los Fueros el pasado 15 de octubre con motivo del 'Vital Eguna'. Una semana antes la cantante francesa Zaz rozó esa cifra (unos 10.000) en otro concierto similar en el mismo escenario.
2.984espectadores asistieron al concierto de Robe Iniesta en el Buesa Arena el 10 de septiembre. Fue el recital al que más público acudió en este escenario en esa época, ya que también tocaron Los Secretos (1.416) y Rozalén (2.204).
48.000asistentes en el acumulado de las tres jornadas del Azkena, 12.000 más que en 2019, con el gran tirón de Patti Smith.
40.000personas asistieron a alguno de los 46 conciertos del Festival de Jazz, mientras que los programas del Dazz alcanzaron 1.300. Otro festival importante, como el Esférica, convocó a 3.500 personas.
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