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Reivindicativo Martín Fiz. A sus 57 años, el todavía atleta habla en calidad de comerciante, organizador de eventos y ciudadano despierto que se muestra escéptico con las cosas que ve. Con los comportamientos «egoístas» que deja esta desescalada, con lo poco ecologistas que en realidad ... somos en la 'Green Capital' y con la escasa cintura que percibe sobre todo en el Ayuntamiento para lanzar iniciativas que revitalicen la ciudad.
- ¿Cómo está viviendo todo esto del confinamiento y la vuelta a la normalidad? ¿Cómo lo ha visto en la ciudad?
- Bien, por regla general bien. Me parece que ha tenido como dos partes; una primera que vivimos con falta de libertad pero a la vez descubriendo cosas que antes no se nos habían ocurrido. Empezamos a cocinar, a hacer ejercicio en casa, a estar con los críos o a aplaudir por las tardes. Ante la falta de otras expectativas, eso parecía que nos hacía ilusión. Pero poco a poco y a medida que hemos avanzado en las fases de la desescalada, aquella ilusión ya ha dejado paso a actitudes más egoístas, a pasar de todo. De estar confinados a olvidarnos pronto de todo lo que había pasado, que era y es muy grave.
- Igual es que estábamos hartos de estar en casa.
- Sí, tal vez. Es como una moneda de dos caras; una buena y otra mala; amor y odio. Por una parte todos dispuestos a ayudar y ser solidarios y por otra, inconscientes y egoístas.
- Le iba a preguntar por si el confinamiento nos ha ayudado a mejorar, pero creo que piensa que no hemos aprendido nada.
- Bueno, lo puedes ver cualquier día en los debates políticos. Al principio, nos metieron mucho miedo. Quedarse en casa, cuidado con los contagios... Había una lógica sanitaria que era el mandamiento número uno para todos. Pero después ha llegado el desbarajuste y con tantas confusiones, rectificaciones de un segundo al otro, etcétera, ya no sabes si lo que prima es la salud. La gente ha llegado al hartazgo.
- Pero el riesgo sanitario sigue.
- Al virus le hemos dado la importancia debida, pero ahora vamos a otra etapa y hemos olvidado pronto. Parece que fue hace un año cuando estábamos en casa sin movernos. Y fue en marzo y abril. Volvemos a las andadas; queremos relacionarnos, juntarnos, pasar de fase cuanto antes. Lo hemos comprobado en Vitoria, que en cuanto se podía salir nos hemos lanzado a la calle o al embalse. Así que recaer... sería muy duro. Espero que no pase.
- ¿Se ha visto afectado por la Covid-19?
- Sí, ha habido gente cercana muy afectada. En algunos casos me he sentido muy triste porque entre los próximos y otros que conoces más o menos han sido muchos los afectados... En realidad, ha sido un asunto muy serio. No sé si serán datos exactos, pero he leído que la gripe puede provocar en un año unos 20.000 fallecimientos. En España, en dos-tres meses a consecuencia del coronavirus han muerto 30.000 personas y el impacto puede ser mayor. Y muchos de ellos se han ido tristemente, solos... Eso es muy duro. Hemos visto cómo la gente no ha podido dar un abrazo a sus familiares hasta prácticamente anteayer. Decías antes si esto nos cambiará. No sé, ha sido una experiencia dura para todos, pero a mí me da que nos vamos a olvidar enseguida.
vitoria 'green capital'
- Pero no va a ser la misma sociedad, al menos hasta que no haya vacuna.
- Sí, habrá cambios. Algunos a mejor. Pero la gente lo que quiere es socializar, ir al restaurante, juntarse con los amigos. Queremos vivir bien. Hace unos años hubo una crisis muy dura y poco a poco se ha ido saliendo. No quiero frivolizar, pero creo que de esto también. Hace quince días parecía que todos nos íbamos a quedar en Vitoria trabajando en la huerta y pasando el verano y ahora ya se está pensando en reactivar el turismo internacional, las agencias de viajes se colapsan...
- Pues desde su perspectiva de comercio local no es una mala noticia.
- Bueno, sí, pero habrá que ver. El pequeño comercio ha sufrido, está sufriendo, mucho en Vitoria. El sector estaba muy perjudicado desde antes y ahora va a necesitar liquidez como sea. Yo tengo la suerte de que la demanda en artículos deportivos ha sido muy positiva. Pero la guerra del pequeño comercio tiene muchos frentes. La competencia de las plataformas on line, las grandes superficies comerciales... te tienes que inventar un tipo de tienda en la que des algo exclusivo. Que la gente quiera ir allí por algo. Nos va a costar mucho levantar cabeza.
- Hablaba de una sociedad diferente. La ciudad ya es diferente con calmados de tráfico, carriles anchos...
- Pero esto no es por el Covid-19. Esto iba a llegar. Quizá lo ha precipitado algo, ha acelerado los plazos. Es el momento que el Ayuntamiento aproveche para hacer este tipo de obras. Habrá que pensar dos veces antes de sacar el coche. Me parece bien. Si somos la ciudad de la 'Green Capital' se tendrá que ver.
- Hay cierto escepticismo en esa frase...
- Bueno, Vitoria es una ciudad amable, se puede vivir bien aquí, pero creo que pensamos que somos más ecologistas de lo que somos. Tenemos que lograr que eso de la 'Green Capital' deje de ser un cliché. Si somos verdes es porque reciclamos lo que podemos, porque intentamos no derrochar, por un montón de cosas que cada uno, personalmente, no sé si hace. Vendemos ese cliché de ecologistas, pero le tenemos que sacar más partido aquí. No somos tan ecológicos como parece.
pequeño comercio
- Cuando le invitan en otras ciudades a carreras o conferencias, ¿presume de 'Green Capital'?
- Claro, y de ciudad con una gran calidad de vida. Sus servicios, sus centros cívicos... Se puede pasear, es agradable vivir aquí. A la gente le gusta venir, pero también por las cosas que se ofrecen. Me refiero a eventos como el Azkena, el jazz, el triatlón o el propio maratón, el festival de teatro... por citar unos cuantos. Todas esas son apuestas de ciudad, pero creo que deberíamos pensar más en ellas. Es necesario revitalizarlas. El Ayuntamiento podría darle una vuelta y ver si se pueden recuperar. Si queremos que el sector servicios funcione no se puede paralizar la ciudad. Hasta ahora ha sido lógico; había una emergencia sanitaria. Pero hay que pensar ya lo que vamos a hacer en cuanto se pueda, en septiembre, octubre. Así la gente no llena los hoteles, ni los restaurantes, ni los comercios. Hay que dar un paso adelante.
- ¿Pero cómo se puede hacer eso? Las limitaciones son aún muy grandes.
-Mira, el 5 de julio me han invitado a correr en Barcelona una carrera de pocos kilómetros que va a ser como una contrarreloj. Cada participante (mil) va a salir separado de otro 30 segundos... Seguro que no va a ser la carrera más importante del mundo, pero sirve para darle vida a la ciudad en ese segmento un día. Creo que en este sentido Vitoria se ha parado un poco. No se puede cancelar todo, hay que mantener alguna oferta. Si no se puede hacer ahora, anunciarlo para otoño. Creo que en el sector eventos tenemos mucho campo por delante y el Ayuntamiento es el que debe tomar algunas iniciativas. Marcarnos pautas para funcionar, no podemos esperar sin más.
- Todavía hay mucha incertidumbre.
- Estoy de acuerdo pero no vamos a quedarnos cruzados de manos, ¿no?
- ¿Cuándo cree que volverán las carreras populares?
-No sé, pero muchas de las empresas que organizan carreras o pruebas ya de mayor importancia tienen a su personal en ERTE. Hasta septiembre no creo que se vaya a mover nada. Y habrá muchos cambios. Primero carreras pequeñas, de 100 o 200 participantes y probando poco a poco. La revista 'Corredor' hizo una encuesta a 15.000 deportistas y el 87% volvería a las competiciones sin que hubiese una vacuna. Hombre, carreras como el Maratón de Nueva York no van a haber hasta el año que viene. Quizá las abran sólo para atletas nacionales o con mínimas estrictas. Esas multitudes quedan entre paréntesis, pero se puede trabajar mucho.
paréntesis
- ¿Y cómo lo lleva un competidor como usted? ¿Cómo piensa que lo asumen otros aficionados a las carreras populares?
- Bueno, bien. Si no hay carreras, no hay prisa por hacer entrenamientos duros ni nada de eso. Ahora es disfrutar otra vez del deporte, bien sea corriendo, en bicicleta... Esa es una buena medicina para todo.
- El virus, al final, sí nos ha cambiado la vida.
- Es un toque a nuestro modo de vivir. No era sostenible. El virus nos ha demostrado que podemos ser muy frágiles. Y hay que tener en cuenta que pueden venir otros virus más fuertes o enfermedades. Solo ver cómo actuamos con la naturaleza destruyendo todos los hábitats nos llegan cosas como esta que, para mí, están relacionadas. Pero no es solo eso, sino la contaminación... Antes de la crisis estuve a punto de ir a Shangai a un maratón que se corría con mascarilla para reivindicar menos contaminación. Esa realidad sigue ahí. Hemos pasado esta crisis sanitaria, bueno, a medias, pero nos queda otra medioambiental todavía más difícil. Debemos estar en alerta. El Estado debería amparar a nuestros científicos. Dejar que sean ellos los que nos marquen algunas prioridades. No lo digo sólo para crear una vacuna ahora, sino por dejar atrás un modo de vida que no se sostiene.
- Pues queda un trecho.
- Y tanto. Pero no a nivel estatal, sino de cada uno. Resulta que estamos en la ciudad verde y hay mascarillas tiradas fuera de sitio a miles. Solo reaccionamos con las multas, no tenemos esa conciencia, no somos conscientes. El virus ha sido muy malo, pero desde ya tenemos que pensar en lo que viene. Vamos a pensar un poco en este planeta.
El hecho de convalecer de una operación de doble hernia inguinal no ha mermado su actividad. Como no podía correr, le ha dado al rodillo de la bicicleta. Y durante todo el confinamiento ha propuesto ideas a sus seguidores para moverse o tener iniciativas. Una de ellas acabó mal. A primeros de mayo, cuando aún no se podía correr en grupos, convocó a una tirada de entrenamiento.
- Le llovieron críticas.
- Sí y las asumo. Se juntaron varias cosas. Ya habíamos advertido de que mantendríamos las distancias, pero estuvimos media docena de corredores y eran unos días en los que aún no se podía correr en grupo. El afecto me llevó al defecto y sin darme cuenta cometí un error. Puedo decir que en aquellos días, y después también, ha habido mucha confusión respecto a lo que se podía y no se podía hacer, pero yo soy Martín Fiz, una persona pública, y tenía que saberlo. Asumo el error y pido perdón.
- En las primeras semanas era todo muy confuso. Había que leerse el Boletín Oficial del Estado con lupa.
- Sí, hemos ido aprendiendo sobre la marcha. Creo que en general se ha tratado de ser respetuosos con las normas.
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