Los turrones empezaron a aparecer en las estanterías de los supermercados allá por octubre, cuando todavía íbamos en manga corta y sandalias. Los primeros gorgoritos afectados de Mariah Carey y su sempiterno 'All I Want for Christimas is You' los comenzamos a escuchar por la ... megafonía de los centros comerciales hace un par de semanas ya. Así que a nadie pareció sorprenderle lo más mínimo que este viernes, a un mes exacto de la Nochebuena, la ciudad encendiera su iluminación navideña. Aunque, claro, tanta antelación, tanto espíritu sobrevenido antes de hora, ha dado lugar a algún que otro efecto secundario inesperado. «¿Es que ya viene Olentzero?», preguntaba, confusísimo él, el pequeño Diego, de cinco años, sobre los hombros de su aita en la plaza España, justo en el momento en el que en Vitoria se hizo la Navidad.
Publicidad
Puntuales, a las 18.00 la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, la concejala de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera y María Nanclares, edil de Comercio, junto con tres emprendedoras pulsaron el 'interruptor' gigante que encendió, a la vez, las 1.009.966 bombillitas led –ni una más ni una menos– con las que la capital alavesa buscaba contagiar de espíritu navideño al personal, que abarrotaba las calles cargado de bolsas. Más que un 'Black Friday', lo de este viernes ha sido un 'Light Friday'.
«Llevamos tooodo el año esperando a que enciendan las luces, nos encantan», aseguraban, sin pizca de ironía, Naroa y Sarah, dos amigas que aguardaban en la Virgen Blanca a que prendiera ese árbol gigantesco que, a las 19.00 horas, se iluminó y empezó a provocar un coro extasiado de 'ohhhhs' y de 'ahhhhhs'. Eso y el chocolate caliente que se repartió en la plaza España -largas filas se armaron- fue, desde luego, lo más celebrado de la jornada. Porque lo cierto es que, deslumbrar, lo que se dice deslumbrar, la iluminación que se ha elegido para este año en el centro de Vitoria, no ha deslumbrado demasiado.
«Me parece un poquito escasa», comentaba, comedida y diplomática, Maripaz en el cruce de Dato con General Álava, donde unos paquetitos de regalo cuelgan junto a las catenarias del tranvía. «Me parece que está bastante desangelado», añadía por su parte Miren, rodeada de sus cuatro nietos. «Lo que es una cutrez, un quiero y no puedo», resolvía, sin pelos en la lengua, Candi junto a su familia, apuntando con su dedo hacia los magnolios de la calle Dato. Las luces solo iluminan la mitad de las copas: se ha evitado colocar puntos de luz en las ramas más próximas a las fachadas, se ve que para no inoportunar a los vecinos. Ay.
Publicidad
«Pues a mí me parece que la ciudad está bien bonita, a ver si esto nos anima un poco porque con la que está cayendo...», terciaba Ángel, con Tere, su ama, enhebrada del brazo. «Ella está malita y apenas sale de casa pero siempre le ha encantado salir a ver las luces», comentaba mientras a la señora la mirada ausente se le iluminaba con un brillo... No hay duda. Aunque solo sea por eso, por ese destello de felicidad indisimulada, de todas las Teres, ya merece la pena que Vitoria ilumine su Navidad un mes antes. Y cinco un par si hace falta.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.