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El atropello a una niña de 14 años el pasado día 18 en la confluencia de las calles Naciones Unidas y Labastida –que sigue en estado grave– ha puesto de manifiesto la situación de «inseguridad» a la que se enfrentan cada día los vecinos ... de Zabalgana al atravesar las calles del barrio. El accidente ha sido el detonante que ha hecho reaccionar a los vecinos, que ya acumulaban años de enfado por lo que consideran «autopistas» integradas en su distrito. Sus protestas comenzarán hoy, aunque ayer ya tuvieron su primera consecuencia. El Ayuntamiento anunció que instalará un semáforo con pulsador en uno de los puntos conflictivos –precisamente en el paso de cebra de la Avenida de las Naciones Unidas donde resultó atropellada la niña– y que se colocará un nuevo radar fijo para controlar la velocidad de los coches. «Esperamos que surtan efecto, porque vivimos con miedo», resumieron ayer a EL CORREO algunos residentes consultados.
Antonia es una de las vecinas que teme por su seguridad y por la de sus convecinos todos los días. Trabaja en una panadería situada en una de las rotondas de la Avenida de las Naciones Unidas y no puede evitar fijarse en el tráfico mientras despacha barras y galletas. «La sensación es que cualquier día se nos va a empotrar un coche en la tienda», suspira. Un bocinazo la interrumpe. Fuera, un vehículo que circulaba a gran velocidad ha estado a punto de colisionar con otros dos aparcados en doble fila. «Esto es así todo el día y es algo que no veo en otros barrios. El otro día faltó poco para que me arrollaran en un cruce», lamenta.
Erik Cano vive en el entorno de Iruña-Veleia y Bulevar de Mariturri, dos de las calles que también son consideradas peligrosas por los vecinos. Se declara preocupado por los coches que ve los fines de semana en el entorno de los polígonos. «No sé si están haciendo carreras o qué, pero la cuestión es que no dejan de pasar por la rotonda a velocidades altísimas», protesta. Más que llenar Zabalgana de semáforos –«que ralentizaría mucho el tráfico»–, Cano propone concentrarlos cerca de los centros escolares, donde entiende que las necesidades de seguridad son mayores.
La seguridad de los niños de Zabalgana es precisamente lo que ha empujado a madres como Rosa Martínez, miembro del Ampa del colegio Mariturri, a agruparse bajo la plataforma 'Auzoan autobiderik ez!' (No a las autopistas en el barrio). «Cada vez más niños del barrio empiezan a ir solos a la escuela y nos gustaría diseñar unos recorridos seguros, pero es muy difícil. Prácticamente en cada calle hay algo por mejorar», lamenta. Los contenedores colocados cerca de los pasos de cebra, las calles con varios carriles, la ausencia de agentes vigilando el tráfico y la baja estatura de los escolares son algunos de los elementos que dificultan que puedan completar estos desplazamientos con seguridad, enumera.
Protesta
«No es una cuestión de Naciones Unidas sino de todo el barrio. Avenida Zabalgana, Océano Pacífico, Derechos Humanos… todas las calles con más de un carril se convierten en autopistas a diario», enumera Zuriñe Lago, presidenta de Zabalgana Batuz, el colectivo vecinal. Y ya están hartos. La comunidad escolar de este barrio de 27.000 habitantes se concentrará hoy a las seis de la tarde en el lugar del atropello para protestar contra los coches que «ponen en riesgo a los peatones al entrar y salir de Jundiz a gran velocidad». «Planeamos concentrarnos en un lugar peligroso cada viernes hasta que se tomen medidas».
Fuentes municipales explicaron que el grupo técnico de movilidad, el Centro de Estudios Ambientales y los departamentos de Seguridad ciudadana y Espacio Público analizarán aplicar más medidas. También se dedicarán 300.000 euros a acometer mejoras de seguridad vial en la ciudad, en especial en los pasos de peatones y la mejora de la visibilidad. «Habrá que ver si deja de haber tantos accidentes en esta rotonda», lamenta Fátima Ribeiro, vecina de las torres cercanas a la glorieta de acceso a Jundiz. Cada mediodía observa cómo, aunque algunos trabajadores hacen uso de la línea 10 de Tuvisa para llegar a sus turnos, cientos de coches atraviesan los bulevares a gran velocidad. Los mayores picos de tráfico se dan de 5.30 a 6.30, alrededor de las 14.00 y a las 22.00, la hora de volver a casa. «Hace falta mayor concienciación al volante, pero reforzar el transporte público ayudaría a evitar muchos de estos desplazamientos».
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