Vitoria plantea «sustituir» naves por viviendas en Betoño y crear equipamientos en Gamarra

La operación de Betoño pasa por «sustituir» edificios industriales actuales por «viviendas colectivas con bajos comerciales». De esta forma, el área donde ya existen algunos pisos de escasa altura (se recogen 13 en el plan actual) crecerá hasta alcanzar las 58 viviendas de régimen libre para dotar de más vida al entorno. Serían, en su mayoría, edificios de entre tres y cuatro plantas. Aunque no es la zona más abandonada en la actualidad (existen servicios de alquiler y venta de vehículos), el Consistorio cree que el uso residencial y comercial sería la mejor opción para reactivar la zona. En paralelo, la actuación también incorporaría nuevos edificios industriales, pero que actúen a modo de «escaparate». Es decir, que favorezcan la transición entre la ciudad y el polígono.

El Ayuntamiento, que cuenta con la colaboración de la Diputación y el Gobierno vasco, opta por el uso residencial al considerar que puede existir demanda en el entorno y porque puede consolidar un espacio donde ya hay pisos. Las nuevas viviendas planteadas forman parte de las 25.000 que contempla el Plan General. Aunque en su mayoría se reparten por los barrios nuevos, existen algunas intervenciones que generan nuevos pisos, como es el caso de Betoño y la plaza de la estación de tren.

Muy distinta es la solución que plantea para Gamarra, en una parcela de grandes dimensiones en pleno corazón del polígono. El antiguo suelo de Pistolas Gabilondo, en Portal de Gamarra, y algunos terrenos cercanos funcionarían a modo de «motor» para atraer nueva actividad. Las numerosas opciones que plantea pasan por levantar un hotel que reciba a visitantes que se desplacen por motivos laborales, pero también un vivero de empresas tecnológicas o, incluso, un museo.

A diferencia de la opción de Betoño, este planteamiento persigue regenerar el polígono desde el mismo centro, en lugar de comenzar el por 'escaparate'. Al mismo tiempo, permite crear espacios de coworking, «usos educativos y culturales vinculados a la industria, la tecnología y la innovación». «Se trata de meter cuñas en un gran ámbito para que empiecen a pasar cosas», explica la concejala de Territorio, Ana Oregi (PNV).

Pero la gran complejidad de la ambiciosa actuación radica en que la inmensa mayoría de los propietarios de las parcelas de Gamarra y Betoño son privados. Esto implica que el Ayuntamiento puede actuar a modo nexo entre los propietarios y dar un impulso al facilitar las operaciones urbanísticas. Por ejemplo, busca atraer la iniciativa de los dueños que no consideren interesante poner ahora en uso su parcela, aunque esos terrenos tengan un alto valor productivo. Para ello, el Ayuntamiento define nuevas actividades que revaloricen los terrenos. Por ejemplo, incorporar un uso residencial en el caso de Betoño, o abrir el abanico para crear un polo tecnológico o comercial en Gamarra. «Siempre será más lucrativo que tener un almacén», señala Oregi. Además, las citadas intervenciones recogen un notable incremento en la capacidad de construcción.

La cuestión es que la reordenación de estos usos no se realiza parcela por parcela, sino en todo el ámbito seleccionado y se reparte en derechos para los propietarios. De manera muy simplificada, se trata de que el Ayuntamiento actúa, «define el área y ejecuta», y pasa el diagnóstico a los dueños, que deben colaborar o, si lo consideran oportuno, presentar alegaciones a las decisiones municipales. Se trata de una forma de actuar menos habitual que la expropiación unilateral o la junta de concertación, que suele emplearse en la creación de barrios. «Con esta fórmula perseguimos que tenga una marcada iniciativa pública», explica la edil.

El Ayuntamiento confía en que estas dos intervenciones, que tendrán que ratificarse con la aprobación definitiva del Plan General antes de febrero de 2025, desencadene la renovación y facilite su transición hacia una industria más 'limpia' en el resto del polígono, que cuenta con una superficie total de cerca de 400 hectáreas.