Más de medio millar de personas aisladas y decenas desalojadas casi con lo puesto, carreteras cortadas, bajos, garajes y portales inundados hasta el ascensor, cultivos echados a perder... e incluso la pista de Foronda cercada por el agua. Vitoria se enfrenta a las peores ... inundaciones en casi dos décadas tras soportar 21 días seguidos, y este sábado se espera que sea el último, bajo una lluvia incesante que ha empujado al embalse de Ullibarri-Gamboa al límite y al Zadorra fuera de su cauce. Al cierre de esta edición, con el mayor pantano de Euskadi al 97% de su capacidad pese a haber cuadruplicado la velocidad de vertido desde el lunes, el alcalde y el diputado general -que comparecieron el viernes de urgencia- seguían la situación con «preocupación» tras pisar los terrenos afectados, desde Abetxuko a Gamarra y Asteguieta, la zona cero de la riada. La alerta por precipitaciones continuaba por la noche activa -hasta la mañana del sábado- aunque a última hora se recuperaba cierta tranquilidad en puntos castigados por el temporal como Arroiabe, Durana o Mendibil.
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Pero el complicado escenario que han generado las tres semanas, una tras otra, sin descanso, que el territorio suma ya pasadas por agua no se aliviará de inmediato aunque el tiempo devolverá la calma. Poco a poco. A partir de la tarde de este mismo sábado se asoma una tregua al preverse que «cesen» por fin las precipitaciones, al menos en Álava, donde el pronóstico «pinta bien a medio plazo», soleado por momentos, apunta Onintze Salazar, meteoróloga de Euskalmet. La experta mira las estadísticas desde el 21 de noviembre y habla de «cantidades inusuales, extraordinarias», sobre la provincia, con 563 litros por metro cuadrado acumulados, por ejemplo en Sarria en este tiempo. «Es una burrada», resume. El domingo 28 fue la jornada más lluviosa, con nevadas intermitentes añadidas, y en los dos días posteriores, indica la Agencia Vasca del Agua-URA, se «tensionó» el sistema del Zadorra. Víllodas, Trespuentes, Araia... pagan ahora los efectos de un temporal que suspendía el deporte escolar para el fin de semana, cerraba el parque de Gamarra y convertía en una odisea entrar o salir de Vitoria por la N-622. Hasta cuarenta minutos más se tardaba en llegar a Bilbao por el obligado rodeo para sortear el desbordamiento del Zadorra.
El río ha «duplicado» su cauce natural y la tierra, ahogada por las constantes lluvias y el deshielo tras dos episodios de nieve, el último esta misma semana, ya no puede tragar más. No da abasto. Ni siquiera las obras contra inundaciones ejecutadas en zonas como Abetxuko han logrado detener su furia, alimentada por «problemas en el alcantarillado», según los vecinos, y sobre todo por un desembalse que el viernes se aceleró (más de 90 metros cúbicos por segundo en Ullibarri y por encima de los 45 en Urrunaga) para evitar consecuencias dramáticas. El pantano ha absorbido en doce días tanta agua como la que Vitoria y Bilbao consumen en un año y, en algunos delicados instantes, se quedó a unos pocos metros de desbordarse. En 2003, con la ciudad anegada por otro intenso temporal, mayor que el actual, se situó a tres o cuatro centímetros. Al borde de la tragedia. Entonces los daños fueron aún mayores y la riada se adentró en los polígonos de Gamarra o Betoño, donde las actuaciones antirriadas realizadas 'a posteriori', en este caso sí, parecen haber funcionado. De hecho, la patronal alavesa, SEA, no tiene por ahora conocimiento de afecciones en empresas por la crecida del Zadorra.
Pero la entrada de agua en casas, las gigantes balsas generadas en decenas de carreteras y el miedo, mucho miedo, entre los vecinos a la orilla del río, que arrasaba con lo que se encontraba, han generado en las últimas horas «un aluvión de llamadas» a los bomberos. En Asteguieta se concentraron buena parte de las incidencias, con desalojos primero a pie y después en zodiac ante una riada que no paraba de crecer. El concejo se mantiene como uno de los puntos críticos en vista de que el vaciado de Ullibarri continuará -sin fecha para el cierre de sus compuertas- y hasta prevé incrementarse cuando baje el caudal de los ríos del entorno para dar salida a los más de 140 hectómetros cúbicos que contenía.
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Hace sólo un mes, el pantano se hallaba al 60% de su capacidad y el viernes ya se acercaba peligrosamente al 100%, la «mayor subida» que recordaba el director de planificación y obras de URA, José María Sanz de Galdeano. «Ha sido un episodio verdaderamente excepcional», aseguró. Tanto que el polideportivo de Zabalgana estaba preparado para acoger a desalojados si la situación se volvía aún más crítica. La calma, sin embargo, regresó en pequeñas dosis hacia el final de la tarde del viernes a los mismos puntos donde horas antes se encontraban con el agua por la rodilla. Y la meteorología ayudará a que los terrenos se sequen. El domingo, anuncia Euskalmet, «mejorará el tiempo y dejaremos las precipitaciones atrás», el mejor pronóstico en tres semanas.
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