Vitoria licita por fin la obra del Teatro Principal

La obra sacará de nuevo brillo al centenario escenario alavés, que reclama una intervención desde hace más de una década. El teatro mantendrá su estética italiana, pero habrá nuevos elementos que saltarán a la vista, como el aspecto del hall. El primer espacio de la entrada se renovará por completo, al adquirir tonos más claros. También se dará un giro al ambigú, con una nueva sala de prensa y eventos, mientras que en el que ocupaba el antiguo Banco Sabadell se ubicarán las oficinas. El equipamiento cultural ganará además una sala polivalente.

Otras novedades no serán tan visuales, pero se percibirán en la comodidad. Se trata, por ejemplo, de las butacas. Serán más espaciosas y habrá pasillos más amplios entre las filas, tanto para facilitar la evacuación (ahora existe cierto riesgo de embotellamiento) y para ganar en confort. La 'factura' de este cambio es la pérdida de unas 140 butacas de aforo. El Principal pasará a tener una capacidad máxima de 842 espectadores. También se adecuará la accesibilidad, con la mejora del acceso para personas con silla de ruedas y un mayor abanico para sus localidades. Mantendrán los palcos de la planta baja y tendrán nuevas butacas en la sala del escenario. Además, se modificarán aspectos técnicos, sobre todo en la maquinaria para controlar los elementos del teatro, incluido el foso. Esta novedad permitirá liberar espacio escénico que ahora se destina al mecanismo del peine.

«Tenemos un teatro de 1918 que ha vivido algunas renovaciones y, aunque su estado de conservación es aceptable, sufre algunas carencias en el ámbito funcional, como la escasa distancia entre filas, la climatización y la accesibilidad. El objetivo es que Vitoria cuente con un equipamiento más moderno, accesible y seguro», ha destacado este viernes la alcaldesa, Maider Etxebarria.

La salida a contratación de la obra, que se formalizará la próxima semana, termina de deshojar la eterna margarita del Principal, que tuvo numerosas alternativas sobre la mesa. La más destacada fue, sin duda, la opción de demoler el interior y ampliar el espacio con la adquisición del Edificio Ópera. Esta operación, la más costosa y compleja a nivel técnico, se desechó con cierta rapidez por la pérdida de patrimonio que supondría acabar con el teatro a la italiana. Finalmente, las instituciones optaron por la restauración del teatro casi en su totalidad, demás de una pequeña ampliación con el antiguo local del Sabadell y la renovación del hall.

La obra estará financiada por las instituciones que se reparten la titularidad del teatro; es decir, el Gobierno vasco (40%), y la Diputación de Álava y el Ayuntamiento (un 30% cada uno). No obstante, los 12 millones que han puesto sobre la mesa (incluida la dirección de obra) las diferentes administraciones no cubren toda la operación. A este montante se sumarán después la compra del local comercial (casi 1,1 millones de euros) y el equipamiento, que se queda fuera del contrato de obra.

La próxima decisión de calado que deberá tomar el Ayuntamiento se encuentra la reorganización de su programación cultural al perder su escenario de referencia durante cerca de tres años. Las prioridades son el teatro Félix Petite, en Ibaiondo, y el auditorio María de Maeztu, en el Palacio Europa, que ha habilitado unos nuevos camerinos. En un segundo plano se sitúa el Iradier Arena, cuyo aislamiento y calidad acústica limita sus opciones. El Consistorio no tiene prevista una intervención inmediata con el edificio de la Plaza del Renacimiento y, de hecho, la única inversión contemplada para el próximo presupuesto son 39.000 euros para un estudio «definitivo» de necesidad y búsqueda de alternativas para su adecuación.