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Los préstamos en las bibliotecas municipales de Vitoria han experimentado un notable ascenso del 36% en la última década. En 2024 se alcanzaron los 363. ... 394 títulos cedidos, frente a los 266.569 de 2014. Tan solo respecto a 2023, el incremento fue de 20.539 préstamos.
La primera conclusión parece evidente: se lee más. O, al menos, se prestan más ejemplares. «En cualquier caso, es positivo. Tras la pandemia, notamos un bajón preocupante, pero todas las bibliotecas hemos logrado recuperarnos», explican Naiara Rojas, del equipo de catalogación, y Eztizen Muñoz, técnica de la biblioteca de Ibaiondo. Ambas viven el pulso diario de esos espacios.
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EL CORREO radiografía este fenómeno que se explica en gran medida por el auge del manga y el cómic, sumado al público familiar. Esta tendencia se alinea con los datos del último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España, según el cual Euskadi ha recuperado la segunda posición en el ranking de comunidades lectoras. Casi el 70% de los vascos lee en su tiempo libre, cuatro puntos por encima de la media estatal. El informe destaca también que el cómic ha sido el género que más ha crecido en audiencia, con un 13,2% de mayores de 14 años que se declara lector de viñetas.
Otro síntoma del fervor literario en Vitoria es la irrupción de festivales especializados, como el Internacional de Cuento Ignacio Aldecoa o Zabaliburu, así como la programación multidisciplinar de Tartalo-Semana de lo Fantástico en las Artes, que se suma al veterano Poetas en Mayo.
80.457 Total de usuarios
80.457 usuarios están inscritos en la red de bibliotecas municipales, frente a 77.390 socios (2023), 73.972 (2022) y 70.832 (2021). En cuanto a títulos prestados en 2024 fueron 363.394 frente a los 266.569 (2014). Respecto al año 2023 (342.855), el incremento fue de 20.539. Las que sumaron más lectores en 2024 fueron Zabalgana, con 571 nuevos, de ellos 303 infantiles. Le siguió Salburua, con 499 y 230 infantiles; y Ibaiondo, con 395, y 156 infantiles.
Pero este crecimiento en los préstamos sobre todo se vincula a la apertura de las bibliotecas de Salburua, en 2015, y Zabalgana (2017), que ya suman 5.523 y 4.690 usuarios, respectivamente. En sus salas es habitual ver a niños con la atención puesta en cuentos y libros ilustrados. «Acude mucha más gente a las bibliotecas familiares y juveniles», confirman desde el servicio sobre este relevo generacional en torno a las letras. La red municipal la integran trece bibliotecas, con El Pilar (11.679 usuarios), Judimendi (9.246) e Ibaiondo (8.809) como las más concurridas.
- ¿Se quedan muchos libros sin devolver?
- E. Muñoz: (risas) No hay muchos libros que no regresen. La gente acaba devolviéndolos y es mínimo el porcentaje porque generalmente quieren volver a coger otro.
- N. Rojas: A veces aparece gente que dice que al cambiar de habitación lo ha encontrado detrás de la cama tras años y pide perdón. Pero lo más normal es que si alguien cogió un libro en 2014, no lo entregue físicamente. Lo deja en los buzones.
En el centro cívico Salburua, la sala de encuentro sirve como reflejo del despertar lector. Detrás de una cristalera que separa el espacio de estudio, se extienden pufs de colores que invitan a sentarse. Allí se puede ver a Estíbaliz Solas hojeando junto a sus hijos de tres y seis años las páginas de 'SuperPatata'. «Venimos una vez al mes a por un cuento y de paso les gusta curiosear otros libros o coger una película», explica la madre, quien subraya que las instalaciones están pensadas para disfrutarlas. Y de paso alejarse de las pantallas.
La recuperación tras el golpe de la pandemia ha venido acompañada de cambios en los hábitos lectores, perceptibles en la propia oferta de las estanterías. En Salburua, por ejemplo, se ha dedicado una sección exclusiva a la novela gráfica y el manga. «Hace dos años tuvimos que crear una sección independiente por la cantidad de títulos y la alta demanda», destaca Naiara Rojas, que lleva años trabajando en este servicio público y explica de manera cercana que el amor por la lectura traspasa generaciones.
En esos cambios de hábito, el manga ha llegado a desbancar a la novela en número de préstamos. ¿Ejemplos? 'Fairy Tail', de Hiro Mashima, acumuló 587 préstamos en 2024, frente a los 209 de 'El hijo olvidado', de Mikel Santiago, el título más solicitado el pasado año en narrativa. «Cada taller que organizamos sobre manga también recibe muy buena acogida», afirman las bibliotecarias. Los nombres japoneses se repiten entre los autores (Ken Wakui, con 'Tokyo Revengers', Riichiro Inagaki y su 'Dr.Stone'...) que encabezan el top 5 juvenil.
Esos encuentros en torno al manga son solo una pequeña parte de la agenda de actividades. Entre febrero y mayo se celebran 77 actos en las bibliotecas de los centros cívicos, a los que se suman las sesiones casi diarias en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, gestionada por la Diputación de Álava. Sus clubes de lectura se tienen muy en cuenta, al igual que los que se desarrollan en librerías como Mara-Mara o Caso 45.
13 Bibliotecas en centros cívicos
Por usuarios, El Pilar (11.679), Judimendi (9.246), Ibaiondo (8.809), Lakua (8.736), Iparralde (7.449), Hegoalde (7.229), Aldabe (5.418), Salburua (5.523), Arriaga (4.944), Ariznabarra (4.343), Zabalgana (4.690), Abetxuko (939), Arana (1.863). Las que sumaron más lectores en 2024. Zabalgana sumó 571 nuevos, de ellos 303 infantiles. Le sigue Salburua, con 499, 230 infantiles; Ibaiondo, con 395, y 156 infantiles.
Jon Gaviri, de 17 años, es uno de esos usuarios fieles a la 'biblio'. Pasa por la de Salburua dos o tres veces por semana. «Vengo a estudiar, pero siempre me llevo algo. Hace poco cogí 'Drácula' y '50 teorías filosóficas intelectualmente estimulantes'», relata. Este perfil de estudiante que combina apuntes y ficción es cada vez más habitual.
En narrativa, la novela negra sigue siendo el género predilecto. A 'El hijo olvidado' le siguen 'Las hijas de la criada', de Sonsóles Ónega; 'Todo vuelve', de Juan Gómez-Jurado; 'El infierno', de Carmen Mola; y 'El ángel de la ciudad', de la vitoriana Eva García Sáenz de Urturi. En euskera, otra paisana, Karmele Jaio, es la más leída con 'Maitasun kapitala' y 'Aitaren etxea'.
Ese papel prescriptor de las bibliotecarias resulta clave. Como curiosidad, las novedades no se eligen mediante un proceso automatizado de compra a editoriales. Cada centro tiene margen para decidir sus adquisiciones. «Cada mes salimos a comprar a librerías locales», explican Rojas y Muñoz. Visitan La Casa del Libro, Elkar, Saga, Zuloa y Mara-Mara, entre otras. «Nos permite comprobar formatos, valorar la calidad y ajustarnos a las necesidades de cada barrio», apuntan. Además, las sugerencias de los usuarios cuentan. «A través de la web se pueden proponer compras. Si un título es muy demandado, lo incorporamos».
A la pregunta de cómo ordenan sus libros en casa, no ocultan que esa labor hogareña no tiene tanto que ver con el orden estricto de las estanterías de las bibliotecas públicas. «Aunque suene mal, en casa no tengo muchos libros», confiesa Rojas. «Solo bibliografía de biblioteconomía y ediciones de autores que me importan. Me nutro de la red», remata como guiño al servicio. A su lado, Muñoz admite con los organiza por colores. «Salvo los libros de Historia e Historia del Arte, que los tengo aparte». Como cuentan, estas bibliotecas no solo son espacios de lectura, sino también de creación. Por allí pasan escritores como Iban Zaldua, Haizea López, Patxi Zubizarreta o Jon Arretxe, ya sea para documentarse, leer o escribir.
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