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Hay decenas de recetas que potencian su increíble sabor y formas variadas de servirlo que van desde el castizo bocata a esas rabas que quitan el hipo a la hora del aperitivo. Conocido en Galicia como lura, es uno de los manjares de la gastronomía ... española, tiene un sabor especial y protagoniza platos de altura arropando arroces o bañados en su propia tinta. En el Txolarre (Cuchillería, 19) son el plato estrella. Rabas de txipi casi en tempura, con un rebozado muy fino y sabrosos a más no poder. Los sirven en cazuelita con un trocito de limón, allá cada cual si quiere regarlos o no. En la carta de El Chispial (Teodoro Dublang, 9) los proponen a la plancha con vinagreta de lima y jengibre. Muy ricos. El lugar se caracteriza por el mimo con el que tratan los ingredientes, el cuidado de cada detalle y la pasión por lo sostenible, así que el jibión sabe como nunca después de ser tratado por el chef local. Y si salimos de Vitoria, el Atabaka de Murgia es una parada imprescindible para los amantes de este producto en tempura.
Vamos al Puerta Grande Berria (Plaza del Renacimiento, 1). Allí brillan unas rabitas de chipirón con un ali oli espectacular. ¡Pero, cuidado!, porque en el sabroso rincón también sugieren otro plato con el molusco como protagonista, los chipirones a la plancha con confitura de cebolla caramelizada, aceite verde y sal negra de Añana. El ambiente es extraordinario y degustar cualquiera de estas tentaciones ayuda a relacionarse aún mejor.
En Gure Txoko Taberna (Errekatxiki, 3) da gusto saborear una de sus raciones de calamares fritos. A la antigua usanza, sin zarandajas. Y no falta el clásico bocadillo de calamares con mayonesa, de esos que pringan y te acabas chupando los dedos.
La sepia del Ta-Than (Domingo Martínez de Aragón, 5) es una maravilla. Elaborada en su legendaria plancha y con ali-oli. La cervecería propone también gozarla en su homenaje de marisco, acompañadas de mejillones, gambas, gambones, navajas y almejas. Los fines de semana, eso sí. En pleno Casco Viejo, Bar El Gautxo (Cuchillería, 3) tiene una barra de pintxos que obnubila. Allí hay un bocatita de calamares sensacional, para comer de un bocado, y unos calamarcitos fritos, pequeñitos y sabrosones. Respeto máximo. En Don Producto (Avenida de Zabalgana, 1) tratan a los alimentos de usted. Lo suyo es una experiencia culinaria de mercado, saludable y sabrosa. Sus chipirones 'ibéricos' salteados cosechan piropos y el arroz a banda que cocinan con pescado de roca, calamares y gambas no tiene rival.
El Chigre (Avenida de Los Huetos, 13) es una casa de comida asturiana de categoría. Sus calamares de Candás son la elección perfecta para elevar la experiencia gastronómica. Y es que el téutido alcanza cotas excelsas de color, sabor y textura en la mar asturiana. Y de allí los traen bien frescos. El barrio de Lakua también saluda al calamar. En Café Manaos (Pamplona, 45) los sirven rebozados al punto y también hay chipirones en su tinta con huevo frito, para untar a gusto. Y en el Poteo de Sancho (Sancho el sabio, 14) es un auténtico placer picotear unos calamares a la andaluza entre amigos.
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