Vitoria incumple los límites de contaminación del aire acordados por Europa para 2030

No sólo es algo que le ocurre a la capital alavesa. Ninguna de las 20 ciudades con más población de España respetaría en estos momentos esos nuevos umbrales «debido, sobre todo, al tráfico», explica Miguel Ángel Ceballos, portavoz de Calidad del Aire de Ecologistas en Acción. Realiza desde hace una década informes anuales de los datos obtenidos de las más de 700 estaciones que miden la contaminación atmosférica repartidas por todo el Estado. En Euskadi hay 57 que forman parte de la red de vigilancia del Gobierno vasco y de instalaciones industriales. Cuatro de ellas están en Vitoria, en la plaza 3 de Marzo, en la Avenida de Gasteiz, en Los Herrán y en la Facultad de Farmacia (para ozono).

Con la directiva vigente en la mano, indica Ceballos, Vitoria cumple, «aunque esté muy lejos de las recomendaciones de la OMS». Pero si se aplican los umbrales previstos en el acuerdo que Bruselas deberá ratificar antes de las elecciones europeas, la 'Green' pincha. Por lo menos en partículas finas, porque si se tienen en cuenta otras de mayor grosor como el dióxido de nitrógeno o NO2 (este contaminante es irritante y afecta mucosas, ojos, nariz, garganta...) Vitoria incluso sale bien parada en esta traspolación. «Es una de las únicas cuatro ciudades junto a Las Palmas, Alicante y Elche» que tendrá controladas las emisiones de NO2 cuando el umbral baje a los 20 microgramos por metro cúbico.

El portavoz de Ecologistas en Acción detalla que los mayores problemas de polución se concentran en el entorno de la estación de la plaza del 3 de Marzo, en Zaramaga, y cree que sobre todo están ocasionados por el tráfico que soporta a diario toda la zona norte de la capital alavesa. «Entre el 70% y 80% de la contaminación urbana que respiramos sale de los tubos de escape», critica.

«Vitoria junto con Pontevedra es ejemplo de buenas prácticas en materia de movilidad, con lo que tienen mucho trabajo hecho», apunta Ceballos a la hora de detallar cuáles son, a su juicio, las medidas que deberá adoptar la ciudad para intentar reducir las emisiones de partículas finas. Aunque es un reto complejo, porque su concentración también depende de las condiciones atmosféricas, la organización ecologista apuesta por implantar ya las zonas de bajas emisiones, la electrificación de todo el transporte público y fomentar «la movilidad activa de peatones y ciclistas».

A eso suman la progresiva desaparición de los motores de combustión del parque automovilístico local, con prioridad en furgonetas de reparto y autobuses. «Otras medidas son la implantación de energías renovables en los edificios públicos y la rehabilitación energética de viviendas», agrega Ceballos. Estas dos últimas servirán para reducir la contaminación que sale por las chimeneas por el uso de calefacción.

Si se pone el ojo en los nuevos objetivos, que deberán alcanzarse antes de 2030, el 8 % de la población de España respira hoy aire tóxico. En 2021, la OMS publicó unas directrices nuevas en base a la evidencia científica sobre contaminación y salud, que establecen umbrales mucho más bajos que los vigentes, de hasta la cuarta parte, para garantizar que el aire que se respira sea saludable. La UE se quedará en la mitad. Según la propia Agencia Europea de Medio Ambiente, cada año 25.500 españoles fallecen de manera prematura por exposición a estas partículas finas. Y son cifras que han mejorado en los últimos años.