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Desde hace un año, los vecinos de Avenida de los Huetos conviven con un vallado. Jesús Andrade

Comunidad de vecinos de Sansomendi

«Estamos hartos de convivir con vallas de obra en la puerta de casa»

Tres comunidades de vecinos de Sansomendi aguardan el comienzo de unos trabajos que se dilatan debido al tapón que arrastra el gremio

Viernes, 24 de mayo 2024, 00:33

56 vecinos de Sansomendi conviven desde hace un año con un vallado frente a sus portales. Y por el momento no saben cuándo cambiará el paisaje. El pasado 18 de mayo, parte de la fachada y el tejado de los bloques 16 A y 16 B de la calle Avenida de los Huetos se vinieron abajo. Como medida de seguridad, los bomberos acordonaron la zona, afectando con ello también al portal número 1, para evitar accidentes por la caída de algún cascote. Desde entonces, el escenario no ha variado. Y la pregunta que se hacen los vecinos es: «¿Hasta cuándo?».

Ellos también se han visto afectados por la saturación que vive el sector de la construcción. La empresa que en noviembre contrataron –el Ayuntamiento concedió la licencia de obra en febrero, según apuntan fuentes municipales– para la realización de la obra asegura que los trabajo arrancarán «en breve», tan pronto como la agenda lo permita. «Tenemos que terminar primero otros proyectos anteriores». Estas declaraciones de la firma encargada del tajo reflejan ese tapón.

De manera que aún deberán aguardar, aunque desde la gestoría de la comunidad de vecinos arrojan algo de luz en el calendario. «En el contrato firmamos que arrancarían en primavera». Es decir, antes del 2 de junio. Y una vez coloquen el andamio, el tajo se prolongará «cuatro o cinco meses», avanza la empresa encargada de la obra. Un comienzo que los vecinos esperan impacientes. «Estamos ya hartos de convivir con un vallado de obras en la puerta de nuestras casas, queremos que esto se solucione ya», apuntan los vecinos de las comunidades afectadas.

El periplo ha sido costoso, también en lo económico. «Fuimos nosotros los que llamamos a los bomberos después de producirse el desprendimiento», recuerdan. Después de asegurar el edificio, los servicios de emergencia colocaron un vallado para acordonar la zona. Así permaneció tres meses, hasta que conocieron que debían abonar por ello. La factura les «asustó»: 4.875 euros. Era solo la primera derrama.

En noviembre las comunidades dieron luz verde a la contratación de las obras que ascendieron a más de 80.000 euros, alrededor de 2.000 por puerta y unos 630 por plaza de garaje. «Nos genera impotencia hacer frente a un gasto tan elevado y no saber cuándo arrancarán». Incluso la asociación de vecinos del barrio ha abordado el tema en la última reunión: «Nos sorprende que un año después siga así».

Mientras tanto, la maleza sigue creciendo entre los baldosines, porque el servicio de limpieza no puede acceder por riesgo. Ni siquiera la ambulancia. «Mi marido sufrió un infarto y no sabían cómo entrar», relata una vecina. «Y si alguien se salta el vallado y le pasa algo, ¿somos los responsables», se cuestioan.

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